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Exministro de Economía ruso condenado por soborno tras un turbio proceso judicial

  • 15 diciembre 2017 /

El exministro permanecerá entre rejas durante siete años, ya que lleva unos doce meses en arresto domiciliario.

Moscú, Rusia.

La Justicia rusa condenó hoy a ocho años de cárcel por soborno a Alexéi Uliukáyev, el primer ministro ruso que es condenado desde 1991, tras un turbio proceso judicial en el que el denunciante fue Ígor Sechin, presidente de la mayor petrolera del país, Rosneft.

'Es injusto, pero voy a continuar luchando', dijo Uliukáyev tras escuchar el fallo y ser esposado en la misma sala del tribunal Zamoskvoretski de Moscú.

Uliukáyev, de 61 años, pudo haber recibido una condena aún mayor -el punto 6 del artículo 290 del Código Penal contempla hasta 15 años de prisión por soborno-, pero el juez tuvo en cuenta como atenuante la edad, el estado de salud y los méritos profesionales del acusado.

El exministro permanecerá entre rejas durante siete años, ya que lleva unos doce meses en arresto domiciliario, en los que ha perdido quince kilos de peso y presenta un aspecto muy desmejorado.

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'Como dijo en una situación similar Sócrates, ha llegado la hora de irse. Yo para morirme, ustedes para vivir. Diez años en una cárcel de máxima seguridad para un hombre de 61 años es lo mismo que la pena de muerte', dijo Uliukáyev en su última intervención ante el tribunal.

Además, el tribunal impuso al acusado una multa de 130 millones de rublos (unos dos millones de dólares), suma equivalente al soborno recibido el 14 de noviembre de 2016.

Según la acusación, Uliukáyev 'expresó su intención de aceptar un soborno' durante una conversación telefónica con Sechin -estrecho colaborador del presidente ruso, Vladímir Putin-, en la que incluso 'accedió a acercarse a las oficinas de Rosneft' con ese fin.

Una vez en el lugar, Uliukáyev recibió de manos del propio Sechin un maletín con la suma acordada y fue detenido por agentes del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB), que supervisaron toda la operación.

Durante las anteriores semanas Uliukáyev se había opuesto terminantemente a que Rosneft, una corporación estatal, participara en la privatización de la petrolera Bashneft.

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Desde un principio, la prensa local no dio crédito a la versión oficial, ya que Uliukáyev, un funcionario que llevaba vinculado al Gobierno ruso desde la caída de la URSS, habría picado el anzuelo con demasiado facilidad.

De hecho, el extitular de Economía no dudó en acusar a Sechin de haber orquestado el pago, aunque nunca acertó a explicar los oscuros motivos del presidente de Rosneft.

'Fue una provocación y el responsable es conocido', dijo hoy el exministro al llegar al tribunal.

Las autoridades vendieron este juicio como un proceso ejemplarizante contra la corrupción, pero son pocos los analistas que ven la condena del ministro de Economía como un acto de justicia.

'Terrible. Es un fallo infundado. Está claro que con tales injusticias se topan muchos hoy en día', dijo Alexéi Kudrin, exministro de Finanzas hasta 2011.

El líder liberal y candidato a la Presidencia rusa, Grigori Yavlinski, no dudó en calificar el fallo de acto de 'intimidación', un claro aviso a navegantes tanto para los que están dentro como fuera del sistema.

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'Uno puede ser como (el asesinado opositor Boris) Nemtsov o como Uliukáyev. El desenlace es el mismo. El sistema es así. Es incompatible con el sentido común. Y esto es solo el comienzo', aseguró.

En cambio, el portavoz de Rosneft, Mijaíl Leóntiev, consideró que el tribunal no tenía que aportar grandes pruebas contra el acusado, ya que le pillaron 'con las manos en la masa'.

Ministro de Economía entre junio de 2013 y noviembre de 2016, Uliukáyev considera que ha sido víctima de las luchas intestinas que libran desde hace años los liberales y los 'silovikí', los funcionarios procedentes de los órganos de seguridad del Estado.

Uno de estos últimos, Sechin, el principal testigo de cargo en este caso y quien cursó de hecho la denuncia contra el exministro, no compareció a declarar en el juicio pese a recibir hasta cuatro citaciones judiciales.

Durante su conferencia de prensa anual, el presidente ruso, Vladímir Putin, se hizo eco ayer de la opinión de muchos analistas al asegurar que, aunque por ley no estaba obligado a testificar, no estaría de más que lo hubiera hecho.

El rapapolvo público a Sechin no pasó desapercibido a nadie, más aún cuando el líder ruso negó que existieran dos baremos en la Justicia, según se trate de casos de corrupción o de procesos contra políticos opositores. EFE