Washington, Estados Unidos.
El prestigioso diario The Wall Street Journal destacó este lunes la crisis electoral en Honduras, resaltando el caos generado por presuntos seguidores de la Alianza de la Oposición en las grandes ciudades del país, en violentas manifestaciones ante un supuesto fraude electoral.
Bajo el título de 'la Izquierda enciende a Honduras', el medio estadounidense afirma que el país centroamericano favorito de Hillary Clinton volvió a ser noticia luego de que debiera realizarse un escrutinio especial de las actas, frente a observadores internacionales, para definir el ganador de las elecciones presidenciales del pasado 26 de noviembre.
'En medio de la tensión, el candidato de la Izquierda, Salvador Nasralla, proclamó un fraude y llamó a un levantamiento. Pronto, como un mal centavo, apareció el ex presidente hondureño y chavista, Manuel Zelaya, en medio de una multitud enfurecida', resalta el diario estadounidense.
El artículo repasa la expulsión de Zelaya del país en 2009, ejecutada con el apoyo de miembros de su propio partido, por promover una cuarta urna. 'Hillary Clinton, que en ese entonces era la secretaria de Estado de EUA, intentó obligar al Gobierno hondureño que aceptara el regreso de Zelaya, pero falló en el intento', destaca el Wall Street.
'La semana pasada se le volvió a ver con su distintivo sombrero de vaquero y liderando un grupo de manifestantes que intentaron forzar la entrada al almacén del Tribunal Supremo Electoral, donde las autoridades habían guardado las maletas electorales. Su intento falló, pero el incidente captó el espiritu de las políticas de Zelaya-Nasralla', agrega el diario.
'Nasralla, un presentador deportivo, despotricó contra el presidente centroderechista, Juan Orlando Hernández. El viernes pasado, todo apuntaba a que Hernández había ganado por poca diferencia. Nasralla parecía estar seguro de ello. Fue entonces, cuandoanunció que sus seguidores se quedarían en las calles por varios años a menos que el fuera declarado ganador.
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Nasralla insiste en que fue robado. No importa que estas elecciones tuvieran el mayor escrutinio de observadores internacionales que cualquier otros comicios de la región en los últimos años, o que la Alianza de la Oposición haya tenido un acceso igualitario al proceso de conteo. El movimiento Zelaya-Nasralla está usando sus falsas trampas para justificar un torrente de violencia.
Bienvenidos a América Central, donde incluso después de que Venezuela haya sucumbido a la hambruna, la izquierda sigue comprometido con las tácticas que llevaron al país a la miseria.
El proceso es simple: ganan una elección, luego se consolidan en el poder y nunca se marchan. La estrategia ha sido exitosa en Nicaragua, donde el sandinista Daniel Ortega ha estado en el poder desde 2007. El es tan corrupto como cualquier caudillo y ha practicamente puesto un final al pluralismo político, las elecciones competitivas, la transparencia y la independencia institucional', recuerda el medio estadounidense.
'Las encuestas anticiparon ampliamente que el presidente Hernández ganaría la reelección, tal como resaltó El Economista el pasado 25 de Noviembre. Sin embargo, las primeras tendencias, reveladas el 27 de Noviembre, mostraron que Nasralla aventajaba el conteo. Los oficialistas precavieron que con menos del 60% de los votos escrutados era muy pronto para declarar al ganador.
Cuando el Tribunal Electoral no dio la victoria a Nasralla inmediatamente, el llamó a la rebelión. Sus seguidores bloquearon autopistas, destruyeron autos, saquearon tiendas, e incendiaron edificios, incluso destrozaron partes de residenciales donde viven las autoridades electorales. El viernes, se impuso un toque de queda por 10 días. Los seguidores de Nasralla lo burlaron.
La violencia muy bien organizada ha levantado sospechas de tener apoyo del exterior. El exiliado profesor venezolano de ciencias, José Vicente Carrasquero, advirtió en un video que 'elementos' venezolanos buscan socavar la integridad de las instituciones hondureñas.
Que Hernández haya estado detrás en el conteo inicial fue sorprendente pero explicable. En la capital hubo informes de que matones “instruyeron” a los vecinos a no votar. La mayor parte de su respaldo vino desde fuera de las grandes ciudades.
Ambas partes acordaron antes de las elecciones que el recuento físico de las actas, tenía que ser revisado en Tegucigalpa. Tomó más tiempo que llegaran las de las zonas rurales.
Otra acusación es que Hernández es un aliado de los Estados Unidos, y eso le ha permitido robar la reelección. Pero eso tampoco es cierto.
Los equipos de observadores de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE) jugaron un rol clave de supervisión. El martes, la misión europea criticó el fracaso del tribunal en comunicar a intervalos regulares el escrutinio. Sin embargo, también señaló que todas las partes tenían representantes a la mano para monitorear el proceso.
A mitad de semana, los dos candidatos se unieron para firmar un documento que prometía que cada uno respetaría el resultado final. En cuestión de horas, Nasralla dio marcha atrás, alegando que había sido burlado. Los hondureños especulan que la reversión se produjo porque Zelaya no acepta los resultados. En otras palabras, el viejo amigo de Hillary es el que está llamando a la violencia'. Para leer el artículo original en inglés, haga click aquí.
