Barcelona, Cataluña.
La tensión continúa en aumento en Cataluña. El presidente catalán, Carles Puigdemont, ignoró el ultimátum de Madrid para aclarar si declaró o no la independencia de la región a lo que el Ejecutivo de Mariano Rajoy respondió con una última oportunidad. Madrid le dio un plazo de tres días más a Puigdemont para evitar una posible suspensión de la autonomía de Cataluña, en una jornada que culminó con noticias de los tribunales, adonde también se libra la batalla.
Ayer, dos influyentes líderes independentistas fueron enviados a prisión por sedición, lo que lleva al límite la crisis entre los separatistas de Cataluña y el Gobierno central.
Una jueza de la Audiencia Nacional decretó prisión preventiva para los reconocidos independentistas Jordi Sánchez y Jordi Cuixart.
El auto los señala como los “principales promotores y directores” de una multitudinaria concentración ante un edificio del Gobierno catalán en el que la Policía española efectuaba registros para impedir el referéndum del 1 de octubre. Los manifestantes dañaron vehículos policiales y dificultaron la salida de los agentes. Esa noche, Sánchez, presidente de la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), y Cuixart, de Òmnium Cultural, se subieron sobre un vehículo de la Guardia Civil española y llamaron a “la movilización permanente”. “Que nadie se vaya a casa, será una noche larga e intensa”, clamó Sánchez, según el auto.
Mientras los líderes fueron enviados a prisión provisional tras declarar ante la Audiencia Nacional, otros dos encausados por los hechos, el jefe de la Policía catalana, Josep Lluis Trapero, y una subalterna quedaron en libertad provisional. La medida contra Sánchez y Cuixart provocó una cacerolada de protesta que resonó por extensos minutos por varios barrios de Barcelona y otros lugares de Cataluña. En la plaza Sant Jaume, de la capital catalana, se concentraban unas 200 personas que gritaban “Independencia”.
Provocación
El portavoz del Gobierno regional, Jordi Turull, dijo que el encarcelamiento de los dos dirigentes es “un escarmiento al independentismo y una venganza” por el referéndum.
Turull se refirió a ambos dirigentes catalanes como “presos políticos” y agregó que “el Estado está jugando no solo a reprimir, sino a provocar”.
Con anterioridad, el presidente catalán, Carles Puigdemont, denunció que con el envío a prisión de Sánchez y Cuixart “pretenden encarcelar ideas, pero nos hace más fuerte la necesidad de libertad”.
La tensión continúa en aumento en Cataluña. El presidente catalán, Carles Puigdemont, ignoró el ultimátum de Madrid para aclarar si declaró o no la independencia de la región a lo que el Ejecutivo de Mariano Rajoy respondió con una última oportunidad. Madrid le dio un plazo de tres días más a Puigdemont para evitar una posible suspensión de la autonomía de Cataluña, en una jornada que culminó con noticias de los tribunales, adonde también se libra la batalla.
Ayer, dos influyentes líderes independentistas fueron enviados a prisión por sedición, lo que lleva al límite la crisis entre los separatistas de Cataluña y el Gobierno central.
Una jueza de la Audiencia Nacional decretó prisión preventiva para los reconocidos independentistas Jordi Sánchez y Jordi Cuixart.
El auto los señala como los “principales promotores y directores” de una multitudinaria concentración ante un edificio del Gobierno catalán en el que la Policía española efectuaba registros para impedir el referéndum del 1 de octubre. Los manifestantes dañaron vehículos policiales y dificultaron la salida de los agentes. Esa noche, Sánchez, presidente de la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), y Cuixart, de Òmnium Cultural, se subieron sobre un vehículo de la Guardia Civil española y llamaron a “la movilización permanente”. “Que nadie se vaya a casa, será una noche larga e intensa”, clamó Sánchez, según el auto.
Mientras los líderes fueron enviados a prisión provisional tras declarar ante la Audiencia Nacional, otros dos encausados por los hechos, el jefe de la Policía catalana, Josep Lluis Trapero, y una subalterna quedaron en libertad provisional. La medida contra Sánchez y Cuixart provocó una cacerolada de protesta que resonó por extensos minutos por varios barrios de Barcelona y otros lugares de Cataluña. En la plaza Sant Jaume, de la capital catalana, se concentraban unas 200 personas que gritaban “Independencia”.
Provocación
El portavoz del Gobierno regional, Jordi Turull, dijo que el encarcelamiento de los dos dirigentes es “un escarmiento al independentismo y una venganza” por el referéndum.
Turull se refirió a ambos dirigentes catalanes como “presos políticos” y agregó que “el Estado está jugando no solo a reprimir, sino a provocar”.
Con anterioridad, el presidente catalán, Carles Puigdemont, denunció que con el envío a prisión de Sánchez y Cuixart “pretenden encarcelar ideas, pero nos hace más fuerte la necesidad de libertad”.
