El centrista proeuropeo Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen se lanzaron este lunes a la batalla final por la presidencia francesa, un duelo entre dos visiones antagónicas sobre el futuro de Francia, Europa y la globalización.
Macron, un exbanquero con escasa experiencia política, parte como el gran favorito para el balotaje del 7 de mayo, después de haber encabezado la primera vuelta de las presidenciales el domingo con el 23.75% de los votos delante de la líder del Frente Nacional (FN) que obtuvo el 21.53%, según los resultados definitivos.
Este desenlace evidencia un deseo de cambio en un país profundamente dividido, con la eliminación de la carrera al Elíseo de los dos grandes partidos tradicionales, el Partido Socialista y Los Republicanos, que se han alternado en el poder en el último medio siglo.
Macron, que llamó a una unión de los 'progresistas' frente a la 'amenaza de los nacionalistas', empezó el lunes una jornada de 'negociaciones políticas' con el objetivo de conseguir una mayoría parlamentaria en las legislativas de junio, indispensable para poder gobernar.
Emmanuel Macron parte como el gran favorito y de ser electo, sería el presidente más joven de la Francia moderna.
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Mientras recorría un mercado de la localidad de Rouvray, la ultraderechista criticó a los responsables de izquierda y derecha que han llamado casi con una voz unánime a votar por Macron en la segunda ronda.
'El viejo frente republicano podrido, que ya nadie quiere, que los franceses rechazaron, intenta reunirse detrás de Macron', denunció Le Pen, en referencia a una estrategia que hasta ahora ha funcionado en las elecciones en Francia para impedir una victoria de la extrema derecha.
La presidenta del Frente Nacional aseguró que no siente ninguna 'decepción' por haber terminado en segundo lugar el domingo. Enfrentaremos la segunda vuelta 'llenos de esperanza y dinamismo', declaró.
Según dos sondeos realizados después de conocerse los nombres de los finalistas, Macron derrotaría ampliamente a Le Pen en la segunda vuelta y se convertiría en el presidente más joven de la historia moderna de Francia, y eso sin haberse sometido nunca antes al veredicto de las urnas.
Marine Le Pen representa a una extrema derecha en auge en Europa.
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Macron y Le Pen disponen de dos semanas para convencer a los 47 millones de electores.