California, Estados Unidos.
Clarita estuvo unos cinco minutos con el agente de inmigración antes de que este le ordenara que se vistiera y la regresase a la celda.
'Minutos después, el mismo oficial se llevó a mi hermana menor, que solo tenía 17, al mismo cuarto. Mi hermana salió de ahí igual que yo; llorando y aterrorizada. Ella es una niña, jamás pensé que le haría lo que me hizo a mí. Me siento tan culpable', se lee en la declaración de la joven.
Finalmente las jóvenes lograron reunirse con su madre en Fresno (California), donde han comenzado una nueva vida, recibiendo terapia para superar la traumática experiencia que pasaron y a la espera de que sus abogados arreglen su estatus migratorio en el país.
Dos adolescentes guatemaltecas fueron agredidas sexualmente por un oficial de inmigración estadounidense luego de que ambas cruzaran ilegalmente la frontera entre Texas y Chihuahua, según una demanda de la Unión Americana de Libertades Civiles del Norte de California (ACLU).
La agresión ocurrió en julio 2016, cuando las hermanas, de 19 y 17 años de edad, se perdieron tras ingresar a Texas y fueron encontradas por dos oficiales de CBP. Las jóvenes indocumentadas les pidieron ayuda y fueron llevadas a una oficina de CBP en Presidio, Texas.
Ahí, un oficial federal llevó a las hermanas, una a la vez, a un armario y les dijo que se quitaran la ropa. 'Nos pusieron en una celda de detención. Nos dejaron ahí con solo un oficial de CBP. El agente me llevó a un armario y me pidió que me quitara mi ropa. Dijo que era para asegurarse que no llevaba conmigo nada ilegal', dijo Clarita, una de las afectadas.
'El me levantó el sostén y me acarició los senos. Me exigió que me quitara los pantalones. Traté de calmarlo y le aseguré que no tenía nada que esconder, pero comenzó a bajarme la ropa interior a la fuerza. Me tocó inapropiadamente, pasando su mano por mi vagina. Claramente no era necesario por razones de seguridad', agregó la joven.
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'Minutos después, el mismo oficial se llevó a mi hermana menor, que solo tenía 17, al mismo cuarto. Mi hermana salió de ahí igual que yo; llorando y aterrorizada. Ella es una niña, jamás pensé que le haría lo que me hizo a mí. Me siento tan culpable', se lee en la declaración de la joven.
Las hermanas afirmaron que el oficial trató de calmarlas ofreciéndoles chocolates y papitas. En total, pasaron tres días detenidas. Sin embargo, las jóvenes decidieron no quedarse calladas y denunciaron al oficial que las agredió con sus compañeros.
Según la declaración de ACLU, la patrulla fronteriza emprendió una investigación interna, sin embargo no presentaron cargos contra el agresor.
Finalmente las jóvenes lograron reunirse con su madre en Fresno (California), donde han comenzado una nueva vida, recibiendo terapia para superar la traumática experiencia que pasaron y a la espera de que sus abogados arreglen su estatus migratorio en el país.
'La vergüenza y dolor que sentimos en ese cuarto son indescriptibles. La idea de que un oficial de inmigración toque las partes más íntimas de mi cuerpo sin mi consentimiento me mata. He sufrido todos los días por esta experiencia, al punto tal que se me hace extremadamente difícil dormir por las noches. Incluso, ha habido días en los que siento que no debería estar viva', afirmó Clarita.
La abogada de Aclu en San Diego, Mitra Ebadolahi, relató a The Guardian que esta clase de abusos en la frontera son muy comunes, afirmando que en 2014 la ACLU presentó una demanda similar con 116 casos de menores migrantes que denunciaban abusos de los agentes de la patrulla fronteriza.
