La antigua Spice Girl, emprendedora y madre de cuatro, rompió con su formato tradicional para dar paso a lo que llamó “una discreta celebración de lo que hemos alcanzado”.
La colección presentó una estructura por capas dirigida a la mujer trabajadora para la temporada otoño-invierno, con atuendos estilo trajes de safari, cuellos abotonados, grandes cinturones y enormes bolsos, llevados al hombro y colgando medio abiertos.
También mostró bufandas con dobladillos y algunas piezas con animal print para romper el patrón de colores oliva, arena, marrón, gris y negro. Los zapatos eran bajos, con tiras que caían de ellos, para una colección con un claro aire londinense, más bien austera y ligeramente andrógina.
Predominan los colores oliva, arena, marrón, gris y negro. Estampado predilecto, el 'animal print'
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