La comodidad es primordial, por lo que las prendas son trabajadas con materiales como licra y tactel, para así ofrecer resistencia y flexibilidad sin perder la estética. Se trata de dejar que la personalidad de cada pequeño brille, más que intentar disfrazarlos como réplicas en miniatura de los papás.
Rayas. Horizontales, verticales, diagonales o hasta en zigzag, en tonalidades casi estridentes, las franjas de diferentes grosores decoran todo tipo de piezas, desde t-shirts y suéteres hasta pantalones anchos y accesorios.
Influencia deportiva. Prendas ligeras en algodón inspiradas en la ropa para el gimnasio. Camisetas, sudaderas con capuchas se suman a mallas y leggings de líneas o motivos geométricos. También se ven acentos de neón.
Colores vivos. Predominan el amarillo, el verde, el azul, el rosa, el turquesa y el morado, solos o combinados entre sí para lograr un gran mosaico cromático que enciende la pupila.
Camisetas estampadas. En una apuesta por la alegría abundan los diseños con personajes infantiles o del manga japonés, así como con frases divertidas y hasta sociales. Se presentan en blanco, gris, negro y en matices muy joviales. Todo para una generación de chicos que ama vestirse bien.
 Esta nueva generación de niños se atreve a brillar sin ningún reparo, mostrando más individualismo.
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