17/04/2024
09:20 AM

Winnipeg, la ciudad de muchos hondureños en Canadá

La ciudad, con algo más de 700.000 habitantes, es el hogar de miles de colombianos, argentinos, salvadoreños, mexicanos y hondureños, entre otras nacionalidades.

La ciudad de Winnipeg, que fue la plataforma de lanzamiento para la conquista del oeste de Canadá, se prepara ahora para convertirse en un centro mundial con la próxima apertura del Museo Canadiense de Derechos Humanos.

Miles de años antes de la llegada de europeos a lo que hoy es Canadá, las tierras donde se asienta Winnipeg eran un transitado pasaje para algunas de las principales tribus indígenas norteamericanas.

Cree, lakota, sioux y ojibway, entre otras naciones indias, utilizaron los ríos Assiniboine y Red como vías de transporte y comercio. Precisamente el nombre de Winnipeg, que se encuentra en la confluencia de los dos ríos, proviene de cómo los cree denominaban el lugar: 'Win-nipee' o aguas turbias.

Tras la llegada de franceses e ingleses a Norteamérica, en el siglo XVIII el área se convirtió en un punto clave para el comercio de pieles, una lucrativa industria que generó poderosas riquezas entre los colonizadores.

Fue la búsqueda de nuevos territorios al oeste de lo que hoy es Ontario como fuente de suministro de pieles para los europeos y la rivalidad de dos compañías que explotaban esa riqueza (North West Company y Hudson Bay Company) lo que abrió la colonización de lo que hoy constituye más de un tercio de Canadá.

Los primeros en llegar a lo que hoy es Winnipeg fueron los tramperos franceses, en 1738. Los ingleses no lo hicieron hasta 30 años después. Prácticamente, se asentaron unos en frente de los otros, en las márgenes opuestas del río Assiniboia.

Esa división se mantiene hasta hoy. En la margen este del Assiniboia está el barrio de Saint Boniface, donde se establecieron los colonos franceses y que es la comunidad francesa más antigua de Canadá fuera de Québec.

Hoy en día Saint Boniface mantiene su espíritu francófono con una significante población que sigue manteniendo el francés como su lengua materna. Edificios como la Catedral de Saint Boniface también mantienen vivo el pasado francés de la región.

Precisamente las autoridades canadienses han erigido el nuevo Museo de los Derechos Humanos en el centro histórico de Winnipeg, conocido como The Forks.

El museo está frente Saint Boniface, a escasos metros de la confluencia de los ríos Assiniboine y Red, el lugar donde se situó uno de los primeros asentamientos europeos de la región, Fort Gibraltar, posteriormente renombrado como Fort Garry.

Durante el proceso de construcción del edificio del más reciente museo canadiense, los arqueólogos recuperaron más de 400.000 artefactos que demuestran que el lugar fue un importante centro de actividad indígena centenares de años antes de la llegada de los europeos.

El museo, que quiere ser un 'un destino nacional e internacional de aprendizaje donde canadienses y gentes de todo el mundo puedan entablar conversaciones y comprometerse para actuar contra el odio y la opresión', está previsto que abra sus puertas al público en 2014.

El diseño del edificio, del arquitecto estadounidense Antoine Predock, está pensado para crear un recorrido que llevará a los visitantes de la oscuridad del subsuelo de la tierra a la luz a través de un camino con puentes que termina en la Torre de la Esperanza, un estructura de vidrio de 23 pisos de altura.

El espectacular diseño del Museo Canadiense de los Derechos Humanos destaca de forma distintiva en el perfil de Winnipeg y refleja el espíritu revitalizado de una ciudad que sigue atrayendo miles de emigrantes.

Una prueba es el Folklorama, el mayor y más antiguo evento multicultural del mundo, que se celebra cada agosto en Winnipeg y que este año, como ha sido tradición desde hace más de tres décadas, contó con un pabellón español además de pabellones de varios países latinoamericanos.

La ciudad, con algo más de 700.000 habitantes, es el hogar de miles de colombianos, argentinos, salvadoreños, mexicanos y hondureños, entre otras nacionalidades.

La ciudad tiene otro ángulo multicultural al ser la sede de la Casa de la Moneda de Canadá, el lugar donde no sólo se acuñan las monedas de circulación legal en el país sino que también ha producido monedas para 75 países de todo el mundo, entre ellos España y la mayoría de los Estados latinoamericanos.