Veracruz, México.
Milton, hondureño de 33 años, es el rostro de la estadística de un problema que creció como espuma en el último año: es una víctima del cobro de cuota, de extorción y de secuestro en la ruta migratoria que pasa por Veracruz.
El lunes 9 de diciembre un grupo de criminales lo arrojó del tren cerca de Tierra Blanca por no tener los 100 dólares que le exigieron para continuar el viaje.
Su esposa, Karla de 33 años, se quedó en el tren y no pudo saltar con su esposo porque uno de los miembros de la banda de extorsionadores la sujetó. Milton teme que esté secuestrada, aunque hasta ahora nadie ha hablado con su familia en Tegucigalpa para pedir un rescate.
“Habían pasado como 20 minutos de que salimos de Tierra Blanca cuando vimos que empezaron a cobrar la cuota, yo no sé si tiraron a más pero a mí me empujaron porque no tenía el dinero y mi esposa se quedó arriba, vi que uno de ellos la estaba agarrando”, relató Milton.
Lastimado de las costillas y la rodilla, el hondureño caminó siguiendo la ruta del tren hasta que encontró una población donde le ofrecieron agua y comida.
Una familia le recomendó que viajara al municipio de Amatlán de los Reyes, donde podría encontrar a “Las Patronas” quienes seguramente podrían ayudarle. “Yo estoy desesperado porque quiero dar con mi esposa, tengo miedo de que le hayan hecho algo y no puedo estar tranquilo, pero tampoco quiero poner una denuncia porque tengo miedo que eso la pueda afectar”, expuso el viajero.
Fray Tomás González, defensor de los derechos de los migrantes, dijo que el fenómeno del cobro de cuota vino creciendo en el último año y actualmente existen varios puntos de cobro en el estado de Veracruz sin que las autoridades hagan algo.
“Empezó el cobro de cuota en Coatzacoalcos hace poco más de un año, cada vez se han vuelto más agresivos.
“Son 100 dólares en Tenosique, 100 en Palenque, 100 en Coatzacoalcos, las más caras son Tierra Blanca y Orizaba, les llegan a cobrar hasta 400 dólares”, expuso.
La violencia en la ruta ha provocado que los migrantes se alejen de ella, esto impide que las organizaciones que velan por ellos puedan apoyarlos, un ejemplo claro es el comedor de “Las Patronas” por donde están pasando cada vez menos viajeros.
“Es posible que por eso ya no se estén subiendo al tren, yo he visto en Tenosique que por esto están tomando otras alternativas para seguir el viaje”, detalló el clérigo.
