La Secretaría de Seguridad de Veracruz capturó ayer a dos traficantes de personas que se hacían pasar por falsos periodistas mientras ayudaban a cruzar la frontera mexicana a migrantes de El Salvador y Honduras.
Los falsos periodistas mexicanos fueron identificados como Fidencio Cisneros Perea y Alejandro Cisneros Moreno y fueron puestos a disposición de las autoridades en Coatzacoalcos en Veracruz. Según las autoridades al ser obligados a hacer un alto en un retén intentaron darse a la fuga, y luego de la persecución se descubrió que en un camión transportaban a los indocumentados publicó el diario digital Plumas Libres.
Los 20 migrantes, once hombres y nueve mujeres, habían pagado ya, dos mil quinientos dólares cada uno, para ser llevados hasta la frontera donde continuarían su travesía hacia Estados Unidos, en busca del “sueño americano”. De los veinte migrantes que transportaban “los polleros”, diecinueve son salvadoreños y uno hondureño.
El traficante de personas Perea se hizo pasar por periodista y hasta presentó una credencial de “Confirmación Nacional de Periodistas y Medios masivos”.
La delegación sur de la Secretaría de Seguridad Pública del estado dio a conocer que a las dos de la mañana de este miércoles, en la carretera Nuevo Teapa, un vehículo y razón social “Servicio de Cargas Transportes AVE”, del estado de México fue inspeccionado cuando el chófer intentó darse a la fuga al marcarle un alto.
Las veinte personas que eran transportadas en el vehículo detenido, revelaron que contactaron a los polleros cerca de la frontera sur mexicana para ser trasladados al estado de México, y de ahí abordar otro vehículo rumbo a la frontera norte.
Asimismo, los dos sujetos que conducían la camioneta dijeron haber burlado un retén militar y otro de la policía federal, al hacerse pasar por periodistas y siendo discretos en su traslado. Ambos quedaron a disposición de las autoridades.
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el flujo de indocumentados que pasan por México es de unos 400.000 al año, la mayoría procedentes de Centroamérica.
Cerca de 70.000 de ellos son detenidos en el camino y sometidos a vejaciones y extorsiones por parte de autoridades corruptas y miembros de los carteles del crimen organizado, que muchas veces los secuestran para exigir rescate a sus familiares o para integrarlos a sus filas.
