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Juntos pero no revueltos: 'dreamers' y activistas

  • 04 marzo 2013 /

A nivel operativo, los jóvenes se organizan más rápido y usan las redes sociales con más efectividad.

Los inmigrantes detenidos en un edificio federal del centro de Los Ángeles observan al grupo de jóvenes apostados en la azotea de un estacionamiento vecino. Dos cartelones llaman la atención: 'Estamos con ustedes, no pierdan la esperanza', 'Obama, detén todas las deportaciones. Legalización humana, ¡ahora!'.

Los carteles fueron puestos por jóvenes sin papeles al día siguiente de que el presidente Barack Obama reiterara en Las Vegas su apoyo a los principios que regirían una reforma migratoria, elaborados por un grupo de senadores de ambos partidos. Quienes están tras las rejas podría ser los padres, hermanos o parejas de los primeros y lo más probable es que sean inmigrantes que no han podido suspender su deportación.

La escena ilustra la confianza que los 'dreamers' han ganado al venir regularizando su situación migratoria. Ya no quieren ser tan cuidadosos, ni tan políticos. Se sienten envalentonados, se sienten y comportan como estadounidenses, y aunque han trabajado de cerca con los activistas de los inmigrantes irregulares, a quienes han considerado sus aliados naturales y han seguido por su liderazgo, su relación con ellos está cambiando porque las estrategias que van a emplear van a ser más avezadas y menos conciliadoras.

Tampoco quieren seguir siendo sólo la imagen de este proceso en pos de una reforma sino actores activos, a la altura de sus colegas, en beneficio de todos pues su objetivo sigue siendo un cambio completo y radical a las leyes de inmigración del país.

Así lo dijeron a The Associated Press miembros de tres prominentes organizaciones de soñadores capaces de movilizar a cientos, quizás miles de jóvenes y quienes están de acuerdo en seguir su propia agenda y no seguir la estrategia de nadie, sea un legislador aliado o activistas afines.

'Esta vez vamos a ser más osados y atrevidos que antes', dijo César Vargas, graduado de derecho y fundador una organización nacional de 'dreamers' de cabildeo político llamada DMR Capitol. 'La diplomacia es chévere (está bien), pero no es lo que el voto latino pidió en la última elección. Sólo porque los latinos estuvieron alineados con los demócratas al votar por Obama no quiere decir que no los vamos a estar vigilando'.

Esa nueva actitud también quedó patente tras el discurso de Obama en Las Vegas: los activistas de los inmigrantes irregulares recibieron con esperanza las promesas y aunque muchos no quedaron enteramente satisfechos, muy pocos criticaron lo que no les gustaba porque no querían poner en riesgo lo que habían logrado con tanto esfuerzo: los principios acordados por el grupo de senadores y que podrían regir un proyecto que regularizaría el estatus migratorio de unos 11 millones de inmigrantes.

En contraste, los jóvenes de la coalición nacional United We Dream colgaron los cartelones y convocaron a una rueda de prensa afuera del edificio federal para reafirmar su independencia de promover un cambio en las leyes migratorias en sus términos y de acuerdo con su filosofía progresista.

'Queríamos dejar bien claro cuáles son los puntos por los que estamos luchando', dijo Cristina Jiménez, directora administrativa de la coalición.

La abierta participación en favor de una reforma convirtió a los jóvenes en el rostro pujante y positivo de los inmigrantes irregulares que algunos estadounidenses ven con recelo porque creen que vienen al país a quitarle el trabajo a los ciudadanos y residentes legales, porque su mano de obra barata reduce los salarios de los trabajadores, porque creen que no pagan lo suficiente en impuestos, se aprovechan de los programas de bienestar social y no aprenden la lengua o acogen los valores del país.

Su arrojo ayudó a sensibilizar al pueblo estadounidense al mostrarle el lado humano de un sistema migratorio que no acepta ni a los 'dreamers' ni a los irregulares. Los jóvenes han sido interlocutores naturales del movimiento inmigrante con la sociedad en general, habilidad que desarrollaron desde niños cuando, por ejemplo, ayudaban a sus padres a traducir documentos o comprender el sistema.

'Ellos son buenos al explicar las cosas a la gente y lo hacen de manera natural', dijo Josh Bernstein, director de estrategias y políticas de inmigración del Sindicato Internacional de Empleados de Servicio y también cofundador de la coalición.

Tanto la coalición, el grupo de cabildeo como la Alianza Nacional de Jóvenes Inmigrantes, que desde sus inicios ha tenido una postura más independiente y combativa, no van a ser parte de la campaña nacional que promueven los activistas de los inmigrantes irregulares, según Carlos Amador, supervisor del Dream Resource Center, programa de la Universidad de California en Los Ángeles y miembro de la junta directiva de la coalición.

Si no hacen parte de la campaña nacional en pos de la reforma, ¿cómo, entonces, van a promoverla?

'Tal como lo hicimos con el Dream Act y acción diferida (suspensión temporal de la deportación)', dijo Amador. 'La Alianza por una Ciudadanía (la campaña nacional de los activistas de los inmigrantes irregulares) no va a estar necesariamente hablando por United We Dream, ni nosotros vamos a necesariamente respaldar todo lo que diga la Alianza'.

Su seguridad política es el resultado de sus luchas en favor del proyecto de ley conocido como Dream Act y la directiva presidencial del año pasado, que permite que los 1,7 millones soliciten la suspensión de su deportación y pidan permisos de trabajo.

'Tenemos bien claro el camino que tenemos que tomar para hacer lo que tenemos que hacer y no vamos a seguir las reglas de nadie que dice que no podemos hacer actos de desobediencia civil cuando nosotros pensamos lo contrario', dijo Juan Escalante, venezolano graduado en asuntos internacionales y líder de la Alianza Nacional de Jóvenes Inmigrantes en Miami.

De seguir esta línea, los 'dreamers' activistas en general que hacen parte de esta alianza se ubicarían al extremo liberal de la movilización por una reforma migratoria. No sólo se manifestarán sino que también realizarán actos de desobediencia civil como la toma de oficinas de funcionarios electos en claro desafío de las normas de deportación pues ellos no son considerados como alta prioridad para ser expulsados del país.

'Creo que sus aliados reconocen que ellos han tenido éxito con sus estrategias, aunque éstas han sido diferentes a las suyas', dijo el profesor de educación Will Pérez de Claremont University y autor de tres libros sobre los jóvenes sin papeles.

Aunque la colaboración parezca confusa lo cierto es que los jóvenes siguen trabajando a nivel operativo con sus aliados y lo seguirán haciendo, aunque no siempre estén de acuerdo.

Algunos han sido contratados como pasantes por la organización pro-inmigrante CHIRLA en Los Ángeles. Otros trabajan como asistentes que ayudan en la organización de eventos, o en casos de suspensión de la deportación o contratados por el Resource Center de UCLA en proyectos de investigación. Lo mismo sucede en Florida y en Nueva York con las coaliciones de inmigrantes.

A nivel operativo, los jóvenes se organizan más rápido y usan las redes sociales con más efectividad. A sus aliados les ha tomado más tiempo ponerse de acuerdo por la cantidad de grupos, y la variedad y diversidad de intereses que representan.

La Alianza por una Ciudadanía hizo su primer anuncio oficial a fines de enero pero todavía está organizándose internamente. La coalición comenzó a prepararse en diciembre, cuando reunió a cientos de 'dreamers' de varios estados en una convención anual, en Kansas City, donde hablaron sobre el contenido de la reforma migratoria cuando aún no existía la alianza bipartidista del senado.

A principios de febrero, la coalición de dreamers anunció los principios que deberían regir una legislación futura: que se pueda pedir la residencia dos años después de aprobarse la ley y la nacionalización en cinco; alto inmediato a las deportaciones; permitir la salida y regreso al país de los inmigrantes con la regularización; la eliminación de los polémicos programas Comunidades Seguras y 287(g), y que homosexuales, lesbianas y transgénero puedan aplicar para la reunificación familiar.

Lo que no ha cambiado para estos soñadores es que la reforma migratoria toca fibras íntimas pues está en juego no sólo su futuro sino también el de sus padres, hermanos y parejas, lo que no necesariamente ocurre con sus aliados activistas.

Por eso, los 'dreamers' nunca han sido muy amigos de las concesiones políticas, parte natural de todo proceso legislativo, pues padecen en carne propia cualquier concesión que se haga y las negociaciones resultan difíciles de digerir. Esa es también la razón por la que la unidad o reunificación familiar es la piedra angular de su esfuerzo y en lo que se están enfocando ahora.

'Ahora lo que me importa es que ya nos estamos enfocando más en la familia ', dijo Diego Sánchez, próximo a graduarse en filosofía y psicología en una universidad privada del sur de la Florida. 'Hay que pelear por la familia. Después que salió (la orden ejecutiva) pensamos: 'si conseguimos esto para los dreamers, ¿por qué no podemos conseguir algo para los padres?'''.