1. Un impredecible Donald Trump asumió el poder de la primera potencia mundial en enero pasado, y desde entonces, ha sacudido al mundo con decisiones desafiantes del multilateralismo, dejando activadas varias bombas de tiempo. En su primer año de Gobierno, el magnate ha dejado la puerta abierta a un conflicto nuclear con Corea del Norte y ha hecho arder Oriente Medio al reconocer a Jerusalén como capital israelí.
Con su lema de “Estados Unidos primero”, Trump ha agitado en los últimos 11 meses la bandera proteccionista reforzando la seguridad en las fronteras para evitar el ingreso de los “inmigrantes y terroristas” que amenazan su territorio y retirándose de importantes tratados internacionales, como el Acuerdo de París sobre el clima y de la Asociación Transpacífico (TPP, el tratado de libre comercio Asia-Pacífico).
“El mundo entero ha escuchado el mensaje”: “Estados Unidos ha regresado con fuerza”, se jactó el presidente al presentar su “Estrategia de Seguridad Nacional”.
Trump ha cumplido su advertencia de poner “mano dura” en materia migratoria. En septiembre pasado, anunció el fin del programa Daca, que ha protegido de la deportación a más de 800,000 jóvenes indocumentados que llegaron al país de niños, y también eliminó las protecciones temporales (TPS) para haitianos y nicaragüenses, dejando en vilo a los hondureños y salvadoreños. Además, emitió un veto migratorio para prohibir la entrada a EUA de los ciudadanos de seis naciones de mayoría musulmana. Sin embargo, el magnate aún tiene pendiente cumplir con su promesa estrella de campaña, la construcción de un gigantesco muro en la frontera con México, que de momento, han logrado frenar los demócratas.
La diplomacia estadounidense tampoco ha tenido éxito. De hecho, cunde el desconcierto entre los aliados de EUA por el estilo de Trump, que es capaz de arremeter contra China en un tuit para luego ensalzarla en el siguiente, o amenazar en la ONU con “destruir totalmente” a Corea del Norte, e incluso desairar públicamente a su secretario de Estado, Rex Tillerson.
El caos y las tensiones en la Casa Blanca han sido la norma en 2017, aunque hay más estabilidad desde que el general John Kelly asumió como jefe de gabinete en agosto. La mayor preocupación del clan Trump es la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones de 2016.