18/04/2024
12:14 AM

Honduras reducirá en 50% la pobreza después de 2035

Honduras necesita crecer 6% para acortar el tiempo

    San Pedro Sula, Honduras.

    Unos días antes, a escondidas de su esposo e hijos, Lesly Sofía Urbina armó la maleta. Metió en un pequeño bolso un jean, una camiseta, un suéter y un pedazo de nailon para protegerse de las lluvias; también pastillas Vicks (contra la tos) y unas Alka-Seltzer por si acaso.

    Y así como armó su modesta maleta, con un nudo en la garganta se sentó a la mesa a escribir una carta de despedida dirigida a su esposo Óscar David Perdomo y a sus seis hijos.

    “Cuando leas esta carta estaré lejos. Solo te pido que no me odies ni me cuestiones. No estoy huyendo, solo quiero ayudarte más porque trabajamos y trabajamos y no salimos adelante. Perdóname por favor. No te dejo porque no te ame, tampoco porque no me duelan mis hijos, solo entiéndeme, no podemos seguir así. Me siento hundida. Cada día es peor. Estamos más endeudados y no veo la luz”, escribió.

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    Alrededor de la 1:00 de la madrugada del 15 de enero, Urbina se levantó sigilosamente, se vistió en silencio y tomó el bolso que la acompañaría en la travesía de 4,350 kilómetros, entre San Pedro Sula y Tijuana, México.

    Cuando abría la puerta ella cavilaba en que llegaría a tiempo a la Gran Central Metropolitana para sumarse al segundo grupo que alcanzaría a la caravana que había partido unas cuatro horas antes (la noche del 14).

    Dato
    La tasa de pobreza extrema pasó del 9.9% de la población en 2016
    al 10.2% en 2017, equivalente a 62 millones de latinoamericanos.

    Pero “en el momento que estaba abriendo la puerta, mi hijo mayor se levantó, y cuando él iba al baño me miró y me preguntó qué estaba haciendo despierta tan temprano y qué hacía con el bolso. Le dije que viajaría a Estados Unidos en la caravana porque quería ayudarle a él a que siguiera estudiando”, relata Urbina.

    Pero su hijo Franklin (de 17 años) la increpó. “No tenés que abandonarnos, siempre has sido guerrera y has enfrentado los problemas. No huyas porque los problemas siempre te van a seguir”, le dijo.

    Al escuchar a su hijo, quien sueña con estudiar ingeniería en sistemas y telecomunicaciones, Urbina, con la maleta en mano, rompió en llanto y renunció a la aventura del sueño americano.

    Urbina, pese a que su marido logró conseguir un trabajo de vendedor, siente que en los últimos dos años en vez de mejorar económicamente se sumergió en la pobreza.

    La suma del salario que devenga su esposo, el dinero que le genera la venta de tamales y sopas y las pocas ganancias de una pequeña pulpería no cubren los gastos del hogar y la cuota de unos L25,000 que deben pagar por una deuda que adquirieron para terminar de educar a sus hijos y pagar las quimioterapias de su suegra, quien tenía cáncer.

    “Nuestros hijos estudiaban en escuelas bilingües porque teníamos cómo pagar, pero mi esposo y yo perdimos el empleo. Eso nos obligó a matricular a nuestros hijos en colegios públicos y tuvimos que endeudarnos para poder cubrir los gastos de la casa”, dice.

    Urbina y su esposo lograron con deuda paliar las necesidades en los últimos dos años, pero ahora tienen menos poder adquisitivo, pues están altamente endeudados.

    Esta mujer, por tener más de 35 años y ser madre de seis hijos (de dos matrimonios), está condenada a no encontrar un empleo.

    “Yo trabajé en una empresa, pero al salir embarazada renuncié porque tuve a mi bebé a los seis meses. Ahora he intentado conseguir trabajo y me dicen que tengo muchos hijos. En otras empresas que tengo 36 años y en otros lugares, por haber trabajado como supervisora de caja y gerente de tiendas, me dicen que tengo un perfil muy alto para el puesto”, explica.

    Para esquivar todos esos pretextos ha tenido que modificar varias veces el currículum y ajustarlo a la plaza a la cual se postula; sin embargo, ha tenido mala suerte.

    “Hace una semana me puse a pensar si nosotros caímos en la extrema pobreza. Yo dije que, aunque no tengo casa propia, no estoy viviendo en un bordo, pero hemos dejado de comprar agua y otras cosas básicas. Comemos pollo quizás cada 15 días, carne de res no comemos porque es cara. Si compramos de vez en cuando carne molida”, dice.

    Honduras cuenta con desafíos importantes en materia del combate a la pobreza.

    Urbina es una de los 4.7 millones de hondureños (53% de la población) que, por estar en condición de pobreza, debe lidiar cotidianamente con los problemas económicos y tomar decisiones radicales como emigrar.

    Estimaciones de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), publicadas esta semana, indican que el 53.2% vive en condiciones de pobreza y el 18.8% en pobreza extrema, es decir, solo el 28% está en mejores circunstancias económicas.

    Con esas tasas, Honduras es la sociedad más golpeada por la pobreza y pobreza extrema en América Latina entre 15 países analizados (excluyendo a Nicaragua y Haítí) por la Cepal.

    Futuro. Con el gasto social más bajo de América Latina, Honduras será el país que tardará más años en reducir la pobreza a la mitad y la pobreza extrema al 3%, mientras Costa Rica, El Salvador y Panamá alcanzarán la meta mucho antes.

    El informe Panorama Social de América Latina 2018 de Cepal advierte que Honduras, México y Colombia no lograrán la meta de erradicar la pobreza extrema para todas las personas (como Urbina y su familia) en 2030. Demorarán por lo menos cinco años más que otras naciones.

    Uruguay ya cumplió la meta en ambos casos, Chile la alcanzó el año anterior y Costa Rica en 2020 disminuirá la extrema pobreza a 3% y en 2029 la pobreza a la mitad.

    La reducción de la pobreza en 2030 es la meta principal de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), llamados también Objetivos Mundiales, de las Naciones Unidas y asumidos por 170 países desde 2016.

    Para la Cepal esto “constituye un llamado de alerta para reforzar los sistemas de protección social, tanto porque algunos países de la región no alcanzarían las metas planteadas (...)”. Chile y Uruguay, los países que han logrado ese objetivo, son los que destinan más recursos para políticas sociales en términos per cápita ($2,387 y $2,251, respectivamente), seguidos de Brasil ($1,631), Argentina ($1,469) y Costa Rica ($1,176). Mientras Guatemala, Nicaragua y Honduras $220 por persona.

    Según Cepal, desde mediados de la década pasada los ingresos laborales, las pensiones y las transferencias monetarias a los hogares más pobres han desempeñado un rol clave en la reducción de la pobreza y la desigualdad de ingresos.

    No obstante, a partir de 2015 aumentaron las tasas de desocupación y el proceso de formalización del empleo tropezó con una interrupción.

    Para reducir la pobreza a la mitad y al 3% la pobreza extrema, Honduras, cuyo producto interno bruto (PIB) creció 3.7% en 2018, necesita que su economía logre un 6% sostenido, estima la Cepal.

    Para ese organismo de la ONU, la pobreza extrema es sufrida por personas que residen en hogares cuyos ingresos no alcanzan para adquirir una canasta básica de alimentos.

    La pobreza se presenta en hogares, como el de Urbina, que perciben una cantidad determinada de dinero, pero no logran comprar una canasta básica completa, que incluye pollo.

    Para que su esposo no se deprimiera, Lesly Urbina rompió la carta de despedida que le había escrito y, esta semana, con una actitud positiva, relató su testimonio en una comunidad virtual de más de 10,000 mujeres en Facebook.

    Muchas de estas mujeres, conmovidas por su caso, le prometieron comprarle los tamales y sopas para que ella salga de la pobreza.