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El ébola

  • 20 octubre 2014 /

    No hay que asustarse, pero tampoco creerse inmunes puesto que por aire, mar y por tierra se va extendiendo el ébola que ha superado fronteras y protocolos, improvisados en el primer momento, para llegar a países de la Unión Europea y a los Estados Unidos donde se ha convertido, además de enemigo de la vida y de la salud de las personas en tema de la campaña electoral. Espacios y tiempo en los medios de comunicación, aunque traten de suavizar el mensaje, no pueden ni deben eludir la responsabilidad de presentar los hechos y proporcionar orientación con personas del campo sanitario.

    El temor no sólo se evidencia en los aeropuertos, puesto fronterizos terrestres o en las terminales marítimas, hasta el mercado financiero ha sido sacudido por el ébola al caer las empresas relacionadas con la industria del turismo, agencias de viaje y cadenas hoteleras principalmente, pues de incrementarse los casos ahuyentaría a los viajeros.

    Nuestro país ha sido tocado, esperemos que solamente como noticia, por la presencia de una empleada del laboratorio, donde supuestamente fueron tratadas las muestras de una persona proveniente de Africa que poco días después falleció. Las autoridades han sido notificadas que la persona no presenta síntomas, que suelen iniciarse con algunos grados de fiebre por lo que se le da seguimiento a estas personas y de ser necesario son controladas en cuarentena.

    El riesgo es real, el peligro permanente por lo que el personal en los puntos de ingreso al país han de desarrollar una actividad planificada y ensayada para que al menor indicio la reacción sea inmediata. Ya no sólo será pensar en pasajeros que lleguen de Guinea, Sierra Leona y Liberia en el Africa Occidental, en Texas o en España hay víctimas mortales y pacientes que va recuperando su poder inmunológico al vencer el virus del Ebola.

    En Honduras necesitamos más preparación. Sin temor ni pánico, pero personal de Salud debiera ser entrenado a marchas forzadas y al detalle para dar tratamiento si se llegase a producir algún caso, ¡Dios nos libre!, pues caería desgracia sobre desgracia y con mínimas posibilidades de enfrentar exitosamente para evitar una epidemia que pudiera llegar a pandemia.

    “Para cualquier país es complicado garantizar que evitará el ingreso de personas con ébola debido a que alguien con la enfermedad puede estar tres semans sin presentar síntomas”, explica la epidemióloga Luisa María Pineda. La profesional de salud advierte del alto riesgo en la atención al paciente, “pues es un mal muy contagioso; es un peligro mortal”.

    En la Unión Americana el asunto ha llegado al más alto nivel y en la Casa Blanca se ha tratado el tema que ha sido dejado de lado desde el punto de vista médico para adentrase en lo político con el nombramiento del “zar”, exjefe de gabinete de dos exvicepresidentes y abogadodo, calificado como portador de “credenciales de gestión necesarias para el trabajo”.