18/04/2024
09:13 PM

'Más del 90% de los que suben a la ‘Bestia’ son hondureños”

Claudia Perea, directora de Atención al Migrante en Veracruz, aseguró que apoyan los albergues que funcionan sin fines lucro

Veracruz, México.

A diario miles de centroamericanos suben a la “Bestia”, con el fin de acercarse al sueño americano. La mayoría de ellos son hondureños.

Autoridades de la Dirección de Atención al Migrante del estado de Veracruz aseguran que más del 90% de los que viajan en los trenes de la muerte llegan de Honduras.

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En Veracruz hay varias estaciones férreas abarrotadas de familias hondureñas y para ayudar a los viajeros se han mejorado algunos albergues que por la enorme demanda no se dan abasto, dijo Claudia Ramón Perea, directora general de Atención al Migrante, que tiene entre sus principales funciones apoyar los albergues más frecuentados.

Al albergue de Medias Aguas, Veracruz, llegan cientos de migrantes de la estación de Ixtepec. “Cuando llegan activamos una alerta, convocamos a Protección Civil, Seguridad y brigadas de salud”, contó la funcionaria.

Las familias y los niños no acompañados tienen preferencias de atención dentro de los módulos, porque son los más vulnerables por los largos viajes.

Los albergues en la ruta del migrante son lugares de paso, por lo que en la mayoría solo les dan estadías de 48 horas a las personas.

Algunos ciudadanos prefieren retornar a sus países de origen por el pesado y peligroso viaje, por lo que tienen disponibles camionetas que los llevan a las estaciones migratorias. “La ruta del tren es la más larga para movilizarse de una estación a otra, son hasta 11 o más horas y en autobús los trayectos son de tres a cuatro horas”, explicó la directora.

En el albergue de la estación Tierra Blanca, Veracruz, han ampliado los módulos y baños. “Siempre damos el apoyo a los albergues que sus encargados no tengan intenciones con fines de lucro, porque los fondos que utilizamos son los impuestos de los veracruzanos”, aseguró.

El Gobierno de México construyó en Medias Agua un edificio de Unidad Mixta, liderado por autoridades policiales, quienes están asignadas a la zona de forma permanente, por ser considerada una región propensa a los actos delictivos en contra de los migrantes.

Los migrantes son amenazados por las bandas criminales en los mismos albergues, adonde miembros de los grupos antisociales llegan para reclutar centroamericanos. En la ciudad de Veracruz funcionaba un albergue que tuvo que ser cerrado porque se había convertido en blanco perfecto para las bandas que llegaban en busca de hombres y mujeres. Las autoridades de la región decidieron cerrar el centro de atención para los migrantes; pero por ser una zona de afluencia de centroamericanos indocumentados , la Iglesia Católica decidió habilitar una pequeña casa donde se albergan muchas personas que en su mayoría son hondureños.

Moisés Bonilla, encargado del albergue Casa de la Caridad, dijo que tienen muchas limitaciones porque las ayudas son pocas. “Esta es una solución que puso la parroquia ante la falta de una casa del migrante en la ciudad de Veracruz, pero que por presiones internas tuvo que cerrar y nosotros no podríamos dejar desamparados a los migrantes”, agregó Bonilla.

Testimonio de hondureñas

Bessy Aguilar, originaria de Choloma, Cortés, quien emigró con su hijo de dos años, manifestó que la vida en Honduras es muy difícil y no pudo encontrar un empleo digno que le diera el sustento necesario para sacar adelante a su familia. “Hasta el momento no he sufrido en la ruta, pero voy empezando el camino, sé que será complicado y arriesgado, pero es la única forma que encontramos para ganar más dinero”, expresó. La joven madre -quien dejó el país con su hermana y sobrinos menores de edad- manifestó que tienen que pedir en las calles, más que todo por los niños que son los que más sufren al no tener alimentos.

Wendy Rosales, otra migrante, relató que hace unos meses murió el padre de sus hijos en Honduras. “ él era el sustento de mi familia, todo se ha complicado y en alguna ocasión hablamos que viajaríamos a los Estados Unidos, porque allá hay más oportunidades”. Las hondureñas aseguraron que no viajarán en tren porque saben de los riesgos que se pasan al subirse a la “Bestia”.