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Hondureña se reencuentra con su madre al cruzar frontera de EUA

  • 19 julio 2014 /

Una madre hondureña se lanzó a la carrera sobre una joven que se le acercaba por un pasillo del Aeropuerto Internacional de Miami (MIA) cargando en brazos a una niña pequeña.

Miami, Estados Unidos

Tomado de elnuevoherald.com

Una madre hondureña se lanzó a la carrera sobre una joven que se le acercaba por un pasillo del Aeropuerto Internacional de Miami (MIA) cargando en brazos a una niña pequeña.

Ambas se encontraron con lágrimas en los ojos y amplias sonrisas. Se abrazaron fuertemente cerca de un carrusel de reclamo de equipaje. Una era Denia Zelaya, de 31 años, madre de Ana Vanessa, de 16, y abuela de Emily Yailin, de 3 años.

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La emotiva reunión en la Terminal H de MIA marcó el reencuentro de Zelaya con la hija que no había visto desde hace nueve años y la nieta que solo conoció el viernes en el aeropuerto.

Ana Vanessa y su hija, Emily Yailín, son parte de los más de 50,000 menores que han cruzado la frontera con México desde el primero de octubre –una oleada sin precedentes de niños y adolescentes que afirman venir huyendo de la violencia de las pandillas que se ha extendido por tres países centroamericanos: El Salvador, Guatemala y Honduras.

Otros niños podrían haber llegado el viernes al Sur de Florida, aunque esto se desconoce a ciencia cierta.

El Departamento de Salud de la Florida dijo que había recibido “informes no confirmados” de que las autoridades federales planeaban transportar a menores no acompañados desde la frontera a la Florida el viernes. Pero la versión no fue confirmada por el Departamento Federal de Salud y Servicios Humanos (HHS), que se encarga de lidiar con el éxodo de menores en la frontera.

Datos: 200 niños por día cruzan la frontera mexicana hacia EUA

“El [jueves] recibimos información no confirmada de que decenas de niños estaban siendo traídos en avión a Miami el viernes”, dijo el Departamento de Salud de Florida en una carta a HHS que dio a conocer públicamente. “Esta información se requiere urgentemente para proteger la salud y la seguridad de las comunidades de la Florida a través de todo nuestro estado y es vital para el bienestar de los niños de la frontera que pueden haber llegado debido al defectuoso sistema federal”.

En una detallada respuesta, un funcionario de HHS dijo que su agencia ausculta a los niños y que las autoridades médicas federales hasta el momento creen que los pocos menores enfermos “probablemente no representan ningún riesgo para el público en general”.

Ana Vanessa dijo el viernes que huyó de Honduras a causa de la violencia de las pandillas, pero reconoció que también hizo el peligroso viaje porque deseaba reunirse con su madre y otros hermanos que llegaron a Miami con anterioridad.

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Después de cruzar la frontera desde México hace semanas, Ana Vanessa y su hija fueron detenidas por agentes de la Patrulla Fronteriza en celdas de detención heladas donde pasaron 20 días. Luego fueron trasladadas a un albergue para familias en Nueva York, donde las condiciones eran mejores. Fueron retenidas allí por 16 días y luego fueron puestas en libertad, abordaron un avión y volaron a MIA donde Denia las recogió la mañana del viernes.

“Me siento muy emocionada de estar aquí con mi hija, a la que no había visto desde hace nueve años”, dijo a los periodistas Denia Zelaya en MIA. “Para mí esto es un gran sueño hecho realidad”.

Cuando se le preguntó cómo se sentía, Ana Vanessa contestó: “Me siento feliz de estar con mi madre porque hacía tantos años que no la veía”.

Ana Vanessa entonces proporcionó detalles de su viaje a la frontera y su tiempo bajo la custodia de autoridades de inmigración.

Dijo que el viaje fue desesperante porque a menudo no tenía alimentos, y hacia el final los traficantes de inmigrantes que guiaban al grupo de menores los abandonaron cerca de la frontera con Estados Unidos del lado mexicano.

Ana Vanessa también se quejó de que mientras estuvo bajo la custodia de inmigración, los funcionarios migratorios la trataron de forma despectiva e insultante, al menos en el centro de detención fronterizo donde llegó inicialmente.

“El viaje fue difícil y feo porque no era lo que esperábamos”, dijo Ana Vanessa. “Los guías que nos acompañaban nos botaron y los funcionarios de inmigración no nos trataron bien”.

También dijo que la molestia principal fue que la celda de detención donde estuvo inicialmente por 20 días era extremadamente fría. El aire acondicionado de esas celdas esta por lo general trabajando a todo lo alto todo el tiempo, según los detenidos, tanto así que son conocidas como hieleras.

Ana Vanessa y otros menores detenidos en las hieleras se vieron obligados a dormir en el suelo, cubriéndose con mantas de papel, dijo. También no tuvieron acceso a una ducha durante varios días. Después de 20 días en las hieleras, Ana Vanessa y Emily Yailín fueron trasladadas al albergue familiar en Nueva York.

Tomado de elnuevoherald.com