20/04/2024
01:38 AM

Entre lágrimas y protestas suspenden búsqueda de mineros

Una enorme roca de 7 toneladas impidió el paso para llegar a los ocho obreros hondureños soterrados en San Juan Arriba.

El Corpus, Choluteca, Honduras.

En medio de dramáticas muestras de dolor e impotencia de las familias, rostros desencajados por la tristeza y las protestas de un grupo de compañeros que se negaban a abandonar las labores de rescate, los mineros suspendieron ayer en forma definitiva la búsqueda de los ocho obreros soterrados el pasado 2 de julio en el yacimiento de San Juan Arriba, El Corpus, Choluteca.

De inmediato, la zona fue acordonada por efectivos de la 101 brigada de caballería blindada de la zona sur y de la Policía Nacional para evitar que más personas suban al lugar de la tragedia, mientras dura la veda de un mes en la explotación y procesamiento de oro decretada por la Municipalidad de El Corpus.

El viernes a las 2:00 de la tarde se cumplieron exactamente 10 días, es decir, un total de 240 horas de maratónicas y agotadoras jornadas de trabajo en búsqueda de los ocho infortunados mineros sepultados por un desprendimiento de tierra y piedras.

El cansancio, las intensas horas de búsqueda, el desvelo y los días sin poder ir a casa a ver a sus hijos y mujeres, comenzaron a hacer mella en las decenas de trabajadores que durante estos 10 días se mantuvieron firmes en el rescate de sus compañeros, familiares y amigos aterrados en la mina.

A pesar de eso, la esperanza y la convicción de sacar los cuerpos del fondo de la mina se mantuvo inalterable hasta el final de la jornada.

Ejemplo de solidaridad

Los mineros dieron un ejemplo al mundo y a Honduras de solidaridad en medio de la adversidad, entereza, valentía, amistad y fe en Dios hasta el último momento.

Se mantuvieron con estoicismo a pesar de que habían quedado solos en la monumental y titánica labor de encontrar a sus colegas sepultados, luego que el Gobierno resolvió suspender el lunes pasado las labores de rescate y retirar a los organismos de socorro que colaboraban en la búsqueda.

En el lugar de la tragedia solo quedaron asistiéndoles los militares que daban seguridad al perímetro del yacimiento y los socorristas de la Cruz Verde y la Cruz Roja de Choluteca que prestaron servicios médicos a los voluntarios que entraban y salían de la mina en turnos de una y dos horas.

La decisión de retirarse de la búsqueda la tomaron los líderes el pasado jueves a eso de las nueve de la noche cuando se encontraron con una enorme piedra de siete toneladas que impedía avanzar hacia donde se supone se encontraban los cuerpos.

En las horas previas, las labores se habían complicado debido a pequeños desprendimientos de tierra dentro de la bocamina, lo que había obligado a los mineros a buscar rutas alternas para llegar hasta los cadáveres.

En los últimos días el optimismo de los rescatistas y las familias había incrementado puesto que se encontraron herramientas y “puchos” de material que los ocho mineros habían recogido el día de la tragedia.

Sin embargo, cuando todo era esperanzador los buscadores se encontraron con una masa de roca fina de unas siete toneladas que impedía el paso hacia donde se encontraban los cuerpos. Moverla significaba comprometer los túneles y provocar un derrumbe con mortíferas consecuencias para los trabajadores. Un rescatista que integró el último turno que entró a la mina la noche del jueves, comentó a LA PRENSA que los ocho mineros estaban cerca de lograr su cometido porque se sentía el hedor de los cuerpos en descomposición y pudieron observar “los puchos” de material que estos habían recogido ese día.

Sin embargo indicó que se toparon con una enorme piedra que sostenía la galería y se corría el riesgo que al tratar de removerlo el piso cediera o el techo se viniera encima de los trabajadores.

Comentó que la decisión de retirarse y sacar a los obreros de los túneles se tomó a eso de las 8:00 y 9:00 de la noche del jueves cuando se presentaron algunos desprendimientos de material, que hizo temer otra tragedia.

Culto en honor a las víctimas

Desde muy tempranas horas de ayer comenzó a verse un movimiento inusual en la entrada del yacimiento, personas que ingresaban y bajaban con equipo, colchonetas, compresores y generadores de luz, lo que despertó la curiosidad de los medios de comunicación presentes.

A eso de las 8:30 de la mañana cuatro socorristas de la Cruz Verde de Choluteca bajaron con sus equipos e informaron a los medios que se retiraban de las labores porque la noche anterior se había dado la orden de suspender la búsqueda.

Minutos después ingresaron al sitio del derrumbe el párroco de la iglesia católica de El Corpus y un grupo de feligreses de la iglesia evangélica Nueva Jerusalén de la comunidad de Linda Vista.

Luego se informó que en el sitio de la bocamina se ofreció un servicio religioso en memoria de los ocho mineros fallecidos, en presencia de líderes, voluntarios y algunos parientes de los occisos.

Lágrimas y reclamos

A las 10:00 de la mañana los líderes de la búsqueda bajaron de lo alto de la montaña con el jefe militar que resguarda el área y ofrecieron declaraciones a los medios de comunicación anunciando la decisión y los motivos que llevaron a ello.

Durante la conferencia de prensa hubo momentos de quebrantamiento de algunos de los dirigentes de los mineros que rompieron en llanto.

También hubo manifestaciones de indignación de otro grupo de trabajadores que se negaban a retirarse, aduciendo que no estaban cansados y que todavía era posible lograr el milagro.

Algunos de estos acusaron a los dirigentes de haberse vendido y de haber recibido dinero del Gobierno para suspender la búsqueda.

Con voz entrecortada y con evidencias de cansancio, Esteban Estrada, uno de los coordinadores de la búsqueda, confirmó a los periodistas que la decisión de suspender el rescate de sus amigos obedeció al inminente peligro que representaba para los voluntarios que ingresaban a los túneles.

“Ya no se pudo continuar por muchas dificultades de peligro y estamos aquí con el dolor como compañeros porque no pudimos hacer nada más, pero solo Dios sabe. Necesitamos ahora tranquilizarnos para pensar en la respuesta que podamos tener del señor Presidente de la República”, acotó.

Confirmó que decidieron suspender las labores a las 8:00 de la noche del jueves “por el peligro que estaba cayendo un poco de tierra, entonces temimos que peligraban muchas personas más”.

Otro de los dirigentes explicó que se trató de llegar a los mineros soterrados por tres diferentes áreas con un alto nivel de peligro, pero al momento de querer sacarlos se consideró que era muy peligroso para los rescatistas y ahí optaron por retirarse.

“Fue una piedra de aproximadamente cinco o siete toneladas de peso que nos impidió poder llegar a ellos. El obstáculo fue esa roca que se encontró y el problema es que quedamos en un lugar comprometido en donde si nos parábamos ahí no hundimos y si movemos lo de arriba se nos viene abajo todo”, dijo Fredy Erazo.

El dirigente puntualizó que las labores de rescate quedaron suspendidas de forma definitiva y en los días que vienen se dedicarán a organizarse y esperar la ayuda que el Gobierno les ha prometido para seguir explotando el yacimiento, pero con mejores medidas de seguridad.

Por lo pronto el sitio se convertirá en un campo santo en el que las familias de los mineros desaparecidos puedan llegar a depositarles flores y recordarlos. En el futuro se demarcará el perímetro para continuar con la explotación de la mina.

Darlin Javier Laínez, otro de los coordinadores de la búsqueda, dijo que los familiares de los ocho compañeros se mostraron comprensivos por la decisión de suspender el rescate y algunos de ellos les agradecieron por su apoyo en todos estos días.

“La reacción de las familias fue bastante positiva al ver el cansancio que se refleja en cada uno de nuestros rostros y al ver el esmero, el amor que le pusimos a cada una de las actividades que desempeñamos; es más, algunos nos dijeron que estaban agradecidos por esta acción y comprendieron que no podíamos seguir arriesgando nuestras vidas”, dijo.

Osman Maradiaga reconoció que no se logró el objetivo, pero “nos sentimos orgullosos, hemos luchado hasta donde hemos podido y nos vamos con la frente en alto porque luchamos y demostramos que tenemos una parte de humanidad y compañerismo”.

Dijo que el Gobierno ha prometido organizarlos en cooperativas y construirles un parque industrial minero, pero admitió que eso va a depender de la organización que tengan como personal obrero de la minería.

Los dirigentes confirmaron que existe un acuerdo con la Municipalidad de construir en el lugar un monumento en honor a los ocho mineros desaparecidos.

Advirtieron al Gobierno que darán un plazo de 30 días para que comiencen a concretar las propuestas de apoyo, caso contrario retornarán a trabajar porque la mina es el único medio de sustento para sus familias.

“Nosotros nos hemos puesto en la disponibilidad de lo que ellos nos plantearon, ahora esperamos una respuesta, vamos a esperar este mes la alternativa que nos van a dar”, advirtió Maradiaga.

Se pudo hacer más

Varios de los familiares de los mineros soterrados aceptaron con resignación la decisión de los dirigentes, pero consideraron que se pudo hacer más para llegar hasta los cuerpos.

Uno de ellos es Oscar Fúnez, padre del joven obrero Oscar Fúnez Gúnera, quien lamentó que se hubiesen suspendido las labores de rescate y apeló a la conciencia de los dirigentes por esa decisión.

“Yo les dije: que sea su conciencia la que les dicte que hacer, si ustedes están ahí y ven que es un peligro y que no pueden continuar arriesgando sus vidas está bien, pero si ustedes ven que alguien se los ha impedido la conciencia les queda cargada”, lamentó.

Dijo que como padre no estuvo de acuerdo en la decisión porque si hubiese tenido el poder para hacerlo hace tiempo que a ese cerro “le hubiera dado vuelta para sacar a mi hijo, pero desafortunadamente debemos tener la esperanza en Dios porque un día cada quien recibe su premio por lo bueno o malo que haya hecho”.

Otros parientes de las víctimas se negaron a aceptar que sus seres queridos queden enterrados en la mina y rompieron en llanto por la impotencia de no poder hacer nada para sacarlos.