18/04/2024
01:47 PM

Cuatro meses

    Sin prisas, pero sin pausas es el consejo de la sabiduría popular que debiera adoptarse como guía, de obligatorio cumplimiento, en la administración pública, en los entes y empresas autónomos y descentralizados núcleo del cáncer del país, la corrupción y la impunidad.

    Cuatro meses han transcurrido desde que la comisión interventora comenzó a hurgar en el Instituto Hondureño de Seguridad Social y lo encontrado escapa con mucho a la más alocada imaginación, lo cual en un principio pudo asustar, por su magnitud, no porque no hubiese suspicacias del saqueo durante cuatro años. Se ha rendido un primer informe y se ha prometido un segundo, pero mientras tanto la exigencia de alivio para los derechohabientes no termina de cuajar, como tampoco se ven acciones reales, no interpretaciones escénicas, con los responsables.

    Recientemente nos referíamos a la necesidad de suavizar el peso del costo derivado de los exámenes clínicos y patológicos en la economía personal y familiar de miles de pacientes remitidos a laboratorios particulares. No es grande el gasto en reactivos como para llevarse las manos a la cabeza y adoptar una actitud de escándalo por el gasto que es ínfimo en comparación a compras arregladas, contratos entre amigos y obras sobre obras recién terminadas.

    Seguro que los comisionados tienen conciencia de que han de apuntalar y detallar bien el informe, por ello se aferran a la primera parte del adagio popular, a fin de evitar errores que exigirían rectificaciones a los pocos días, pero también es necesario y justo proporcionar luz al final del túnel, por largo que sea, no ocurra que las reformas de las que se habla, pero de las que nada se dice, recaigan solo sobre los cotizantes, trabajadores y empresarios, y los empleados de la institución no sobre saqueadores impunes de las arcas del Seguro.

    Los vacíos más visibles van siendo identificados, pero se ha abierto otro frente con grave riesgo para los pacientes, puesto que especialidades, como cardiología, desaparecieron. “Han dejado turno sin especialistas, área descubiertas y eso conlleva la sobrecarga de trabajo porque algunos hacen turno adicionales”, denuncia Carlos Espinoza, presidente regional del Colegio Médico. Sin prisa, pero sin pausa, porque el deterioro va en acelerado crecimiento en detrimento de la salud de los derechohabientes, pues la disminución de personal por vacaciones o incapacidad se traduce en el deterioro de la atención, pese al esfuerzo y la entrega del personal médico, de enfermería y paramédico.

    Quizás el segundo informe de los interventores contenga las consecuencias de la crisis en los pacientes, puesto que a la deducción mensual así como a la cuota patronal, hay que sumar la compra de medicinas y materiales, los gastos en laboratorios privados, los traslados para llegar a la farmacia y recibir el “no hay”. El costo humano no se podrá cuantificar, pero si cualificar para constancia de lo que no se debe repetir.