24/04/2024
06:52 AM

¿Cómo inicia usted cada día?

Tengo en mi oficina colgado frente a mí, un cuadro con unas hermosas palabras: “Mira este día. El ayer es solamente un sueño, y el mañana solamente una visión. Pero el hoy, bien vivido, hace de todo ayer un sueño de felicidad y de todo mañana una visión de esperanza”.

Yo sé que alguno de mis lectores podrá fruncir el seño y pensar que todas estas cosas son palabrería si la situación que nos rodea invita al desaliento. Déjeme entonces contarle acerca de un hombre llamado Max Cleland. Era un joven lleno de vida y entusiasmo. Hasta que una trágica mañana de 1968 una granada le arrancara ambas piernas y el brazo izquierdo.

En el lejano Vietnam, en una guerra que él no buscó, quedó convertido en una ruina humana. Sobrevivió y regresó a casa. Fueron horas de reajuste y desesperación. Pero reaccionó. Siempre había sido un hombre de recia y firme fe. Comprendió que el martillo rompe el vidrio, pero forja el acero, y que los días malos se pensarán buenos, debido a la actitud con que los enfrentemos.

Max Cleland fue dos veces senador por el Estado de Georgia. A pesar de que sólo podía moverse en una silla de ruedas, hizo una carrera notable. Su sinceridad persuasiva lo hizo un formidable orador que cautivó a grandes auditorios. El Dr. Norman V. Peale dijo de él: “Si se me pidiera nombrar a las diez personas más felices que he conocido, Max Cleland figuraría en la lista”.

Por otro lado conozca usted el caso de un granjero que vivió en forma miserable hasta que murió. Las autoridades construyeron una carretera de acceso a través de su granja. Al excavar encontraron una gran cantidad de latas enterradas, llenas de billetes por un total de 200,000 dólares. Se averiguó que aquel “pobre” había sido un propietario de acciones... que había vendido para enterrar su fortuna en el patio de su casa. ¿Era acaso un hombre tonto, patético? Seguramente. Pero no más tonto ni más patético que los que entierran diariamente sus oportunidades bajo el montón de sus pensamientos negativos.

LO NEGATIVO: Permitir que nuestro negativismo ensombrezca nuestros “días de hoy”.

LO POSITIVO: Lograr, a pesar de las situaciones adversas, que nuestros pensamientos positivos iluminen “el día de hoy” de forma que “cada ayer sea un sueño de felicidad y cada mañana, una visión de esperanza”.