24/04/2024
09:43 PM

La cruz de cada día

    En el mensaje de Semana Santa a la feligresía católica, el obispo de San Pedro Sula, Ángel Garachana, reflexiona sobre el Viernes Santo: “Debe crecer en nosotros el propósito sincero de ser constructores de paz y promotores de reconciliación. Honduras en este Viernes Santos y todos los días mira la cruz del Señor de donde brota la paz”.

    La cruz de la violencia, de la discriminación, de la exclusión, de la corrupción y de la violación de los derechos fundamentales de las personas, relegando su mísero existir a la supervivencia como desafío diario, marca con tragedia, dolor y luto a muchas familias, cuya desesperación es el tributo a la escasa calidad de vida.

    Por eso, no es nada extraño que, hoy y ayer, la celebración de la muerte del Maestro, antecedida por la tortura y el escarnio, sea una de las liturgias más concurridas con vivencias y expresiones de fe y culturales con mayor sentir teológico y de mayor acercamiento al sentimiento y tragedia de cada persona.

    Esa mira a la cruz, a la que se refiere el prelado, es parte de la andadura en el camino, pero no es el final, no es meta: “He venido para que tengan vida y vida abundante”. Vana e ilusoria sería la fe, comunicaba el apóstol Pablo a los primeros cristianos, si el final fuese la cruz, aquella tarde del viernes cuando, en el ocaso, es dejado el Maestro muerto en la tumba.

    Las escenificaciones de este día, desde las primeras horas de la mañana cuando el viacrucis, con escenas vivas de los acontecimientos camino del Calvario, recorre las calles, las siete Palabras al mediodía, el profundo silencio a las tres de la tarde y el Santo Entierro, con las últimas luces del atardecer, completan la liturgia de la jornada, la más extensa e intensa del año para la feligresía católica, aunque es la Pascua, la clave teológica de la misión salvífica.

    A veces es difícil comprender cómo, después de veinte siglos, la comunidad cristiana sigue desgarrada, dividida, sobresaliendo el lado mundano y relegando los principios y valores en nombre de una verdad más cercana a la estructura o sistema humano que el mensaje y a la vida de quien vino a unir y expresó uno de sus últimos deseos: “Que sean uno, como Tú, Padre, y yo somos uno”.

    Viene el recuerdo del humanista, pacifista y visionario líder Mahatma Gandhi quien, en contacto con personas autodenominadas cristianas, señaló: “Yo sería cristianos, si no fuera por los propios cristianos”. La significación y las consecuencias de la diplomática y suave bofetada fueron ignoradas y lo seguirán siendo por todos los que limitan su fe a la oración, al templo y a los hermanos, con predicación evasiva, somnolienta y tranquilizadora.

    “Honduras en este Viernes Santo y todos los días mira a la cruz del Señor de donde brota la paz”. Pero no sólo es la mirada, el pueblo hondureño carga con la cruz de muchas formas de violencia que nos limitan al Calvario, aunque no olvidan los hondureños la resurrección y de la vida.