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La hija del rey Juan Carlos niega responsabilidad en el caso de presunta corrupción

  • 08 febrero 2014 /

La infanta Cristina se desvinculó en su declaración sabatina ante el juez de los negocios de Iñaki Urdangarin.

Palma de Mallorca, España.

La infanta Cristina, hija del rey Juan Carlos de España, declaró hoy ante un juez que no participó en la gestión de la empresa Aizoon que tenía al 50 % con su marido, Iñaki Urdangarin, según dijeron a Efe fuentes jurídicas.

Cristina de Borbón continuará declarando hoy tras el receso de casi dos horas fijado por el juez instructor del caso Nóos, José Castro, como imputada de supuestos delitos de fraude fiscal y blanqueo de capitales a través de Aizoon.

Aizoon es la empresa a la que Urdangarin habría presuntamente desviado fondos del Instituto Nóos, que el marido de la infanta dirigía junto con un socio.

Según un abogado presente en la sala que durante el primer receso de diez minutos ha hecho declaraciones a los medios de comunicación, el letrado del Frente Cívico 'Somos Mayoría', Manuel Delgado, la infanta ha explicado que montó una empresa con Urdangarin 'porque tenía mucha confianza en su marido'.

Delgado dijo que la infanta 'no está contestando prácticamente a nada', que responde al juez con evasivas 'en un 95 %', con lo que consideró que 'está ejerciendo su derecho a no decir una verdad que la comprometa, ese derecho lo está ejerciendo plenamente'.

Uno de los abogados de la infanta, Jesús Silva, ha expresado su confianza en que el juez del caso Nóos 'acabe sobreseyendo las actuaciones' contra la hija menor del Rey.

Fuentes consultadas por EFE dijeron que la infanta está respondiendo a todas las preguntas del magistrado con una actitud tranquila.

La infanta llegó en automóvil al juzgado de Palma de Mallorca, en las Islas Baleares, y recorrió a pie, sonriendo, los últimos metros hasta la puerta del edificio judicial, donde la esperaba un numeroso grupo de informadores que han podido captar su imagen.

La comparecencia de la infanta en el tribunal ha despertado el interés de muchos medios de comunicación, tanto españoles como extranjeros, y numerosos efectivos de la policía han sido desplegados en el perímetro del tribunal para asegurar que no se produjeran incidentes e instalar un fuerte cordón policial para controlar a los grupos de manifestantes.

Ante el edificio, se llegaron a concentrar unas 300 personas, algunas portaban banderas republicanas, otras eran empleados de la empresa Cola-Cola, que quisieron aprovechar la concentración de medios para protestar contra los planes de la empresa de recortar empleos, y también había curiosos.

Los cerca de doscientos efectivos que las fuerzas de seguridad desplegaron en las inmediaciones del edificio de los tribunales de Palma mantuvieron a los manifestantes alejados de la infanta y de la puerta trasera por la que entró para declarar.

Infanta Cristina abandona juzgados tras larga declaración

La infanta Cristina salió del tribunal de Palma de Mallorca, en las Islas Baleares, España, tras finalizar su declaración ante el juez como imputada por supuestos delitos de fraude fiscal y blanqueo.

La declaración de la hija menor del rey de España ante el juez instructor de un caso de corrupción duró más de seis horas.

La infanta Cristina, hija menor del rey de España, tomó distancias, según un abogado, con las actividades fraudulentas atribuidas a su marido, Iñaki Urdangarin, ante el juez que la interrogaba este sábado en el marco de un escándalo que sacudió a la monarquía.

Cristina, de 48 años, había llegado en un automóvil negro poco antes de las diez de la mañana al tribunal de Palma de Mallorca, en las islas Baleares, donde el juez José Castro instruye desde julio de 2010 el conocido como 'caso Nóos'.

Sobriamente vestida con pantalón oscuro, camisa blanca y chaqueta negra, se apeó del vehículo aparentemente tranquila y saludó sonriente a fotógrafos y cámaras de televisión de todo el mundo antes de entrar en el juzgado para una cita histórica: el interrogatorio del primer miembro de la familia real jamás imputado por la justicia.

El juez Castro busca determinar si Cristina, séptima en la sucesión al trono de España, cooperó en las presuntas actividades delictivas de Urdangarin, sospechoso junto a un exsocio de malversar 6,1 millones de euros (8,3 millones de dólares) entre 2004 y 2006 mediante una sociedad sin ánimo de lucro denominada Instituto Nóos.

Sentada en un sillón de terciopelo rojo, en una sala presidida por el retrato del jefe del Estado, su padre, la infanta respondió ante él durante horas.

'El 95% de las respuestas que da son evasivas', declaró a los periodistas, a la puerta del tribunal, Manuel Delgado, abogado de la asociación de izquierdas Frente Cívico 'Somos Mayoría', durante un receso.

Castro está 'haciendo preguntas muy rigurosas' a la infanta, imputada por presuntos delitos fiscales y de blanqueo de capitales, pero 'ella está serena y tranquila y bien preparada', agregó.

La infanta 'intenta no reconocer hechos que la comprometan', subrayó. 'Está ejerciendo su derecho a no decir una verdad que la comprometa', alegando simplemente que 'tenía mucha confianza en su marido', precisó.

Alejados del tribunal por un cordón policial, un grupo de manifestantes, que enarbolaban la bandera republicana roja, amarilla y morada, se había congregado con pancartas en las que podía leerse 'Sangre real = justicia irreal' o 'La ley es igual para todos'.

'Para nosotros el juez Castro es uno de los grandes de España. Es el único que está haciendo justicia para los españoles', decía Andrés Rodríguez, un conductor de autobús de 35 años.

Un golpe a la imagen de la Corona

Tras meses de trabajo, Castro imputó a la infanta el 7 de enero en un detallado auto de 227 páginas que cayó como una bomba: protegida durante mucho tiempo pero ahora cercada por los escándalos, la monarquía española descubrió que ya no es intocable.

A sus 76 años, y 38 de reinado, Juan Carlos da la imagen de un rey cansado, necesitado de muletas tras varias operaciones de cadera.

El deterioro de su imagen se inició con la imputación de Urdangarin en 2011 y se agravó con una costosa escapada a Botsuana para cazar elefantes en 2012, que indignó a una España golpeada por la crisis.

Hasta el punto de que actualmente ya no es tabú hablar de una eventual abdicación en favor del príncipe Felipe, que a sus 46 años encarna la esperanza de la Corona.

'El caso Nóos ha sido un problema enorme para la monarquía desde el principio. Lo que ocurre es que, al centrarse en la figura de la infanta, el daño se incrementa', explicaba Ana Romero, periodista del diario El Mundo.

En mayo el fiscal anticorrupción, Pedro Horrach, había logrado anular una primera imputación de la infanta por tráfico de influencias.

Fue entonces cuando el juez se orientó hacia las sospechas de delito fiscal y blanqueo, que Cristina habría cometido a través de Aizóon, una sociedad que detenta al 50% con Urdangarin, y cuya caja supuestamente habría ingresado alrededor de un millón de euros del dinero público desviado.

La contabilidad de Aizóon puso al descubierto gastos para la renovación de la lujosa residencia familiar en Barcelona por valor de 436.703,87 euros, o gastos privados por 262.120,87 euros, que Castro recogió en un auto lleno de referencias a facturas sospechosas.

Tras la comparecencia de este sábado, debería cerrar rápidamente la instrucción y decidir si se abre juicio y contra quiénes. EFE