23/04/2024
04:16 PM

Filipinas: Miles buscan agua en medio de los cadáveres y el desastre

Los cuerpos se descomponen en las calles y las autoridades temen que se declare una epidemia.

Tacloban, Filipinas.

El número de muertos por el tifón Haiyan, que arrasó el centro de Filipinas, supera ya los 1.700, según fuentes oficiales, mientras aumenta la desesperación entre los supervivientes, para quienes la ONU pidió hoy a la comunidad internacional ayuda por valor de 224 millones de euros.

Cuatro días después del paso del tifón, escasea el agua potable, la comida y los supervivientes no encuentran cobijo, en especial en la ciudad de Tacloban, en la isla de Leyte.

Las provisiones llegan con cuentagotas a las provincias centrales de Samar, Leyte y el norte de Cebú, las más afectadas por Haiyán (bautizado como 'Yolanda' por las autoridades locales), aunque las agencias nacionales e internacionales han empezado a desplegarse en la zona.

Según pudo observar Efe, prácticamente nada de la ayuda internacional ha llegado a Tacloban, donde los cadáveres se descomponen en las calles y las autoridades temen que se declare una epidemia.

Video: El milagro en Filipinas

En Tacloban apenas queda en pie un 30 % de los edificios, la mayoría en situación deplorable, y hay toneladas de desperdicios por las calles después de que el tifón arrasara la localidad, con ráfagas de hasta 300 kilómetros por hora.

Para velar por la seguridad, hay desplegados 500 soldados y agentes y cuatro vehículos blindados Simba patrullan la ciudad.

Ante esta situación, se espera la llegada de ayuda internacional a la zona, adonde se dirigen el portaaviones USS George Washington, flanqueado por otros barcos de la Armada estadounidense, y el buque de guerra británico HMS Daring, mientras que Médico Sin Fronteras tiene un equipo en la región desde el sábado.

Por su parte, Naciones Unidas instó hoy a la comunidad internacional a enviar ayuda por valor de 224 millones de euros a Filipinas, cantidad que las agencias de la ONU llamaron a conseguir para la respuesta de emergencia durante seis meses.

En concreto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) pidió 24 millones de dólares para aliviar los graves daños causados en la agricultura y la pesca.

Y es que, según la representante especial de la ONU para la reducción del riesgo por desastres, Margareta Wahlström, lo ocurrido en Filipinas 'es una tragedia comparable al tsunami de 2004, que cambió la aproximación hacia la prevención del riesgo de desastres', y equiparó la gravedad y el nivel de devastación de ambos fenómenos.

De momento, la comunidad internacional ha ofrecido a Filipinas unos 40 millones de euros en asistencia de emergencia, que incluye dinero, equipos médicos y de rescate y material de primeros auxilios, según el Departamento de Asuntos Exteriores filipino.

Las aportaciones proceden de una treintena de países, organizaciones internacionales y la Unión Europea (UE), que hoy anunció una ayuda adicional de 10 millones de euros para rehabilitar las zonas afectadas por el paso de Haiyan.

La nueva ayuda se suma a los 3 millones de euros ya previstos por la UE, los 8 millones destinados a la recuperación socioeconómica del área de Mindanao y los dispositivos de emergencias y rescate desplegados por los países comunitarios, según Bruselas, que prevé un incremento 'significativo' de la asistencia humanitaria cuando la información sobre las necesidades sea 'más clara'.

También el papa Francisco ha dispuesto una primera donación de 150.000 euros, que distribuirá a las iglesias católicas locales.

Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se comprometió a enviar un cargamento de medicinas para cubrir las necesidades básicas de 120.000 personas durante un mes y suministros para 400 intervenciones quirúrgicas.

La aerolínea comercial filipina Cebú Pacific, por su parte, canceló hoy algunas rutas comerciales para que sus aviones ayuden en la evacuación de los damnificados, que se agolpan en las proximidades del aeropuerto de Tacloban.

El Gobierno de China -país donde Haiyan ha dejado al menos siete muertos y daños superiores a los 700 millones de dólares- está dispuesto a considerar un aumento de la ayuda prometida a Filipinas, pese a las tensas relaciones entre ambos Estados.

Mientras tanto, el número de víctimas no deja de aumentar y el Gobierno filipino ha cifrado en 1.744 los muertos hasta ahora, aunque datos extraoficiales e informes de campo hablan de decenas de miles de fallecidos.

Naciones Unidas estimó en más de 10.000 el número de víctimas mortales provocadas por el fenómeno meteorológico.

En cuanto a los heridos, el Consejo para la Gestión y Reducción de Desastres filipino habla de 2.487.

Cerca de 10 millones de filipinos se han visto afectados por los estragos causados por el tifón, de los que al menos 660.000 son desplazados, según el recuento oficial. EFE

'¿Cómo es posible que haya pasado esto?

El hedor de descomposición de los cadáveres ahoga hoy la ciudad filipina de Tacloban, donde decenas de miles de supervivientes sufren la carencia de alimentos y agua tras el paso del tifón 'Haiyan' el pasado viernes.

Las provisiones están llegando con cuentagotas a las provincias centrales de Samar, Leyte y el norte de Cebú, las más afectadas por el desastre natural, aunque las agencias nacionales e internacionales han empezado a desplegarse en la región.

Según pudo observar Efe, prácticamente nada de la ayuda internacional ha llegado a Tacloban, en la isla de Leyte, donde apenas queda en pie un 30 por ciento de los edificios, la mayoría en situación deplorable, y toneladas de desperdicios.

Sólo en el centro permanecen en pie los edificios de ladrillo y hormigón, aunque el tifón se llevó los techos de chapa y reventó las ventanas, con ráfagas de hasta 300 kilómetros por hora que arrancaron como paja las chabolas de las barriadas.

Un responsable local, que no quiso revelar su nombre, explicó que el Gobierno está preocupado porque los cadáveres, que permanecen en las calles hinchados, puedan desatar una epidemia, ya que se encuentran por todas partes.

La tensión es palpable en las filas de personas desesperadas que forcejean para conseguir el poco arroz que el Ejército reparte en las calles inundadas por las últimas lluvias en Tacloban, situada unos 852 kilómetros al suroeste de Manila.

Via Mabag, una enfermera filipina de 24 años, vive en la vecina isla de Cebú y, tras enterarse del desastre, decidió ir hasta Leyte para comprobar si sus familiares habían sobrevivido al tifón.

'Normalmente el viaje se realiza en unas 5 horas, pero con el mal estado de las carreteras, tardamos 23 horas', relató a Efe la joven, aún visiblemente conmovida por los cadáveres de mujeres y niños y la destrucción que observó durante su viaje.

'¿Cómo es posible que haya pasado esto? Gracias a Dios, mi familia esta bien, pero muchos amigos y conocidos están desaparecidos. Me siento culpable por no haber estado aquí', afirmó entre lágrimas.

'En el Hospital nos enseñan a controlar las emociones, pero aquí ha sido imposible. Lo he pasado muy mal', agregó la enfermera.

La mayoría de los supervivientes no puede ocultar su conmoción por la pesadilla que vivieron con el paso de 'Haiyan', que además de vientos furibundos creó una ola gigante que arrasó todo lo que encontró a su paso.

Una vecina de Tacloban rememoró cómo ella y sus tres hijas menores de edad tuvieron que agarrarse a una viga del techo y pensó que no iban a sobrevivir hasta que el nivel del agua empezó a remitir.

Ahora viven hacinadas en la casa de un vecino junto con otras 30 personas, que lo han perdido todo.

'Aquí no hemos visto a ningún equipo de rescate. Nadie nos ha ayudado', lamentó la superviviente.

Ya queda poco que saquear en las escasas tiendas y colegios que quedaron en pie, al tiempo que las fuerzas de seguridad han desplegado 500 soldados y agentes para velar por la seguridad y evitar crímenes o actos de desesperación.

El secretario del Interior, Mar Roxas, señaló que cuatro vehículos blindados Simba patrullan la ciudad para evitar desórdenes.

'Circulan por la ciudad para mostrar a la gente, sobre todo a los que tienen malas intenciones, que las autoridades han vuelto', indicó a una emisora local Roxas, quien agregó que han desplegado controles policiales para evitar que la muchedumbre asedie los camiones con ayuda.

Los soldados se esfuerzan en controlar a muchos desesperados que tratan de asaltar las gasolineras, que reservan gran parte del combustible para los vehículos oficiales o de emergencia.

De camino se encuentran el portaaviones USS George Washington, flanqueado por otros barcos de la Armada de Estados Unidos, y el buque de guerra británico HMS Daring, mientras que Médico Sin Fronteras ya tiene un equipo en la región desde el sábado.

Cortes, contusiones, gripe, el cólera y traumas psicológicos son algunos de los desafíos sanitarios que tienen que afrontar los servicios de emergencia, que aguardan impacientes la ayuda de la ONU y las agencias internacionales de cooperación.

Cuatro días después del paso del tifón, el Gobierno filipino cifró en 1.744 el balance de muertos hasta el momento, aunque datos extraoficiales e informes de campo hablan de decenas de miles de fallecidos.

Cerca de 10 millones de filipinos se han visto afectados por los estragos creados por el tifón, bautizado como 'Yolanda' por las autoridades locales, de los cuales al menos 660.000 son desplazados, según el recuento oficial. EFE