Las imágenes de los hondureños que partieron desde San Pedro Sula, Honduras, han cambiado. Ocho días después, ahora los vemos en balsas decididos a alcanzar su sueño americano, lanzarse desde un río o romper cercas en la frontera con el único afán de llegar a su objetivo: Estados Unidos.
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Con mochila en mano, algunos con colchas, agua y alimentos para llevar para el camino, así llegaron el pasado 12 de octubre más de 300 personas a la terminal de buses. Ellos llevaban una misión llegar a EEUU no importando los riesgos a los que se enfrentaran.
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Allí descansaron un buen tiempo y esperaron al amanecer para comenzar la caravana de migrantes. Eran las 5:00 de la mañana cuando todos comenzaron su recorrido a pie, buscando la carretera hacia la frontera con Guatemala.
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Ellos sabían que el camino no sería fácil porque se podrían enfrentar a bandas criminales, cruce de desiertos, serpientes, además de las adversidades del tiempo, lluvia o sol.
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Con sus hijos en hombros, no desistieron. Hicieron algunas paradas como en Cofradía, mientras en Santa Rosa de Copán los recibieron con comida.
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Portando la bandera de Honduras, la caravana seguía y más personas se sumaban a ellos. Buses, rastras y vehículos particulares les daban 'jalón', sobre todo a las mujeres con niños en sus brazos. En todo el camino encontraron quienes les tendiera la mano.
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'Vamos con la fe en Dios buscando algo bueno. Aquí no hay ninguna esperanza', dijo a la AFP Sergio Cáceres, un integrante del grupo de 40 años que se moviliza en silla de ruedas por un accidente sufrido a los 19.
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Luego de varios días, la primera caravana llegó hasta Agua Caliente frontera de Honduras con Guatemala. Allá los aguardaba un grupo de policías que los dejaron pasar sin problemas. Ya estaban en tierras guatemaltecas.
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El primer grupo que partió en la caravana corrió con suerte. Los hermanos guatemaltecos los atendieron bien, les dieron comida y les habilitaron albergues.
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Cansados de tanto caminar, los migrantes hondureños se acomodaban donde podían. Niños, adultos, ancianos, todos no desistían de su objetivo, llegar a EEUU.
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Avanzaban, para muchos llegar a la Ciudad de Tecún Umán, frontera de Guatemala con México representaba una luz de esperanza, aunque sabía que faltaba mucho por recorrer.
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Tensos, cansados pero con el anhelo de que México les abra la frontera, los migrantes aguardan en el puente internacional que conecta Tecún Umán en Guatemala y Ciudad Hidalgo, Chiapas, México.
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No importando el riesgo, los hondureños se atrevieron a cruzar el río Suchiate entre Guatemala y México. En esta fotografías se observa como hasta niños son arriesgados en esta travesía.
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A muchos hondureños les ha ganado la impaciencia y han decidido lanzarse al río Suchiate en la frontera con México, no importando perder sus vidas.
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Otros prefieron cruzar en balsas pues llevan a sus hijos en brazos.
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La caravana permanece en el puente sobre el río Suchiate. Las mujeres y los niños han tenido la preferencia y han sido llevados a un albergue en Tapachula, México, mientras otros esperan del lado guatemalteco. Hasta el momento se conoce que unos 5,000 permanecen en la caravana y 2,000 se han regresado a Honduras sin haber cumplido su sueño de tocar suela americano.