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Vecinos del centro penal no quieren un mercado

  • 19 septiembre 2017 /

Esperan que después de octubre, una vez vaciado el presidio, las propiedades, castigadas durante 40 años, suban de precio.

San Pedro Sula, Honduras.

María de Almendárez intentó vender la casa muchas veces, pero jamás encontró un comprador con poca aversión al riesgo. Nadie se atrevió a desembolsar tan solo un centavo por este inmueble ubicado a un costado del presidio y, para colmo, a unos 10 metros del módulo que ocuparon los integrantes de la mara 18.

Cuando alguien tocaba el portón para preguntar por la casa, María se entusiasmaba, mas, a los pocos minutos, su alegría se extinguía porque los potenciales compradores se marchaban asustados.

“Por desesperación hemos querido vender esta casa y no hemos tenido suerte. Nadie ha querido comprarla”, dijo a periodistas de LA PRENSA.

En junio de 2009, los integrantes de esta familia, que han habitado esta casa desde hace 40 años, se llevaron el peor susto de su vida: vieron cuando hombres tatuados ( reos de la 18) salían por un hoyo que apareció repentinamente en el patio del inmueble.

Vecinos del centro penal no quieren un mercado

A causa de la existencia de este presidio, todas las propiedades perdieron valor, dijeron.
“A toda la familia nos encerraron en un cuarto para que no los viéramos. Todos estábamos nerviosos; mi papá, que estaba enfermo temblaba y mi mamá no podía hablar. Ellos no nos hicieron daño porque seguimos las instrucciones”, recordó su hijo Edgardo Almendárez.

A los pocos días, a causa del impacto emocional experimentado el día que los mareros se fugaron, falleció de un paro cardíaco Edgardo Almendárez, esposo de María.

Ahora, cuando el Gobierno ha comenzado a vaciar el presidio, María, a los 80 años, se siente “feliz” y espera “por fin descansar y vivir en paz”.

“Ahora ya no vamos a vender la casa. Aguantamos bastante. Esperamos que estas casas suban de precio”, dijo.

Su hijo, Edgardo, desea que, una vez que demuelan el inmueble, “construyan algo relacionado con la cultura y no un mercado, porque eso traerá basura y desorden al barrio”.

Vecinos del centro penal no quieren un mercado

Los habitantes de este populoso barrio instan al Gobierno a construir “algo moderno”.
Reacciones

Al igual que Edgardo, Irma Flores, quien vive desde hace 36 años en la casa vecina, no quiere un mercado porque “habrá desorden y ese barrio seguirá en la pobreza”.

Los habitantes del barrio Cabañas le proponen al Gobierno la construcción de un centro comercial moderno o un centro cultural “para que las propiedades suban de precio”.

“Nos merecemos que traigan algo relacionado con la cultura, un museo o biblioteca, no un mercado”, dijo Javier Zacapa, quien ha vivido 40 años a un costado del presidio sampedrano.

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