San Pedro Sula, Honduras.
El exsubcomisionado José Carlos Zavala, quien fue extraditado a Estados Unidos por cargos de narcotráfico y posteriormente vinculado al cartel de Los Cachiros, tuvo control de las investigaciones desde que el periodista Aníbal Barrow fue privado de su libertad hasta que fue encontrado muerto el 9 de julio de 2013.
Según el expediente de investigación, Zavala era en ese tiempo el jefe de la Dirección Nacional de Servicios de Investigación (DNSI) en San Pedro Sula y encargado de coordinar las diligencias y seguridad del equipo de la Dirección Nacional de Investigación Criminal ( DNIC) que trabajaba en el caso.
El exoficial fue grabado y mencionado por Devis Leonel Rivera Maradiaga en una corte de Estados Unidos como uno de los oficiales que les proporcionaban seguridad para el tráfico de drogas. Asimismo, confesó haber matado a 78 personas, entre ellas a Aníbal Barrow.
La muerte de Barrow se vinculaba desde un inicio a grupos del crimen organizado, pero nunca fueron revelados los nexos hasta la declaración de Rivera. Zavala tuvo acceso a las diligencias de búsqueda y de investigación del cadáver de Barrow y las capturas de los autores materiales. Algunas de las acciones de los oficiales, entre ellos las de Zavala, resultaron sospechosas para los investigadores, ya que con mucha frecuencia les solicitaban información que solo los detectives manejaban, por lo que estos les indicaban que mandaran por escrito la solicitud, pero no lo hicieron.
Hechos
El periodista Aníbal Barrow fue interceptado por tres sujetos la tarde del 24 de junio de 2013 en las cercanías del estadio Olímpico, donde fue citado por un conocido personaje del departamento de Colón, el que posteriormente fue vinculado a Los Cachiros.
En el lugar, varios criminales llegaron en un carro Kia Spectra color gris y se llevaron al periodista junto a tres personas que lo acompañaban, a quienes minutos después liberaron en la carretera a La Lima.
Los individuos ultimaron a Barrow de dos balazos dentro de su camioneta.
En horas de la noche del 24 de junio de 2013, la camioneta fue encontrada en una calle de una cañera de Búfalo, Villanueva. En ese carro encontraron rastros de sangre, dos chips de los celulares de la víctima y restos de su placa dental.
Los delincuentes sacaron el cuerpo de la camioneta y lo subieron a un turismo para llevarlo a una laguna cercana a la colonia Siboney, de Villanueva, adonde intentaron desaparecer el cadáver, como lo habían ordenado Los Cachiros.
Según las constancias y diligencias del expediente de unos seis tomos, el subcomisionado Carlos José Zavala acompañó al equipo de investigadores a Colón a citar al personaje que tendió la trampa a Barrow para que fuera secuestrado por los sicarios.
La citación era para que en calidad de testigo rindiera declaración del porqué había citado al periodista con tanta insistencia.
Escena. El equipo de investigadores ubicó a un ciudadano que rindió declaración como testigo protegido; pero para lograr ese objetivo tuvieron que esconder los avances de la investigación.
Los agentes le tomaron la declaración al testigo que fue protegido a petición de la Fiscalía que sabía de los hechos.
La identidad del testigo fue asegurada desde el momento que entró en comunicación con los investigadores, porque ya sospechaban que había fuga de información a través de oficiales de la Policía.
El 9 de julio de 2013, tras varias capturas, los agentes dieron con el lugar exacto donde estaban los restos del periodista.
Se impone
Ese día, el subcomisionado Carlos José Zavala ingresó con su personal en la escena del hallazgo y relegó al equipo de agentes de investigación que estaban asignados al caso de Aníbal Barrow.
Zavala junto a sus hombres comenzaron a buscar en la laguna, pero los detectives que debían hacer las diligencias permanecían fuera del perímetro acordonado, por instrucciones de Zavala.
Horas después, un fiscal llegó al lugar y ordenó a los policías que la escena debía ser manejada por lo investigadores, acción que obligó a Zavala a replegarse.
En el perímetro, los agentes junto a policías que los apoyaban encontraron las tarjetas de crédito y la billetera del periodista Aníbal Barrow.
Luego, en medio de la laguna fueron encontrados los restos del comunicador. Mediante pruebas de ADN, Medicina Forense confirmó científicamente que era el cuerpo del periodista.
Pierden actas
Los fiscales y agentes de la DNIC levantaron actas de la violación de la escena y del desplazamiento de los investigadores ordenados por Zavala; pero misteriosamente esos documentos desaparecieron y nunca fueron adjuntados al expediente que llegó a los tribunales de justicia. Como evidencia de estas violaciones solamente quedaron algunas fotografías que los medios de comunicación tomaron en el lugar.
Con el cadáver encontrado, la Fiscalía pudo ampliar las acusaciones para los sospechosos por el asesinato, por lo que el 17 de noviembre de 2013 capturan a Héctor Noé Vaquedano Galindo, alias el Gordo, quien según el expediente fue contratado por un narcotraficante de Colón para matar al periodista.
El Gordo a través de otros intermediarios recibió el pago de L400,000 con la orden de desaparecer al comunicador.
Junto con Vaquedano Galindo fueron condenados Gustavo Arnaldo Durán Banegas, José Hernán Díaz Mejía, Delmer Donaldo Durán, Gabriel Armando Castellanos e Ibis Laurent Pereira.
La Fiscalía presentó acusación en contra de casi todos los miembros de la banda del Gordo, que tuvieron participación en el asesinato del periodista.
Pero la investigación terminó con los autores materiales del crimen del periodista Aníbal Barrow, pues el equipo de investigación envió a la Fiscalía el informe de otros sospechosos de los que presuntamente tenían pruebas, como llamadas telefónicas, pero el requerimiento fiscal no fue aprobado.
Según el expediente, los agentes solo tuvieron conocimiento de que un narcotráficante de Colón era el autor intelectual del asesinato del periodista, pero no pudieron saber quién era porque las diligencias de investigación no pasaron de la banda del Gordo contratada para ejecutar el plan.
Una de las diligencias que consta en el expediente para saber quién le había dado los 400,000 lempiras a Héctor Vaquedado, alias el Gordo, fue solicitar la intervención de los teléfonos de cuatro hombres que aparecieron asesinados dentro de una camioneta en la colonia Jardines del Valle.
Supuestamente ellos eran los contactos de Los Cachiros, pero cuando los peritos analizaron los números telefónicos constataron que recién los habían adquirido.
El exsubcomisionado José Carlos Zavala, quien fue extraditado a Estados Unidos por cargos de narcotráfico y posteriormente vinculado al cartel de Los Cachiros, tuvo control de las investigaciones desde que el periodista Aníbal Barrow fue privado de su libertad hasta que fue encontrado muerto el 9 de julio de 2013.
Según el expediente de investigación, Zavala era en ese tiempo el jefe de la Dirección Nacional de Servicios de Investigación (DNSI) en San Pedro Sula y encargado de coordinar las diligencias y seguridad del equipo de la Dirección Nacional de Investigación Criminal ( DNIC) que trabajaba en el caso.
El exoficial fue grabado y mencionado por Devis Leonel Rivera Maradiaga en una corte de Estados Unidos como uno de los oficiales que les proporcionaban seguridad para el tráfico de drogas. Asimismo, confesó haber matado a 78 personas, entre ellas a Aníbal Barrow.
La muerte de Barrow se vinculaba desde un inicio a grupos del crimen organizado, pero nunca fueron revelados los nexos hasta la declaración de Rivera. Zavala tuvo acceso a las diligencias de búsqueda y de investigación del cadáver de Barrow y las capturas de los autores materiales. Algunas de las acciones de los oficiales, entre ellos las de Zavala, resultaron sospechosas para los investigadores, ya que con mucha frecuencia les solicitaban información que solo los detectives manejaban, por lo que estos les indicaban que mandaran por escrito la solicitud, pero no lo hicieron.
El subcomisionado Carlos Zavala, quien fue extraditado a Estados Unidos, estuvo en las investigaciones del caso de Aníbal Barrow, incluso tomó el control de la escena el día que encontraron el cuerpo.
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El periodista Aníbal Barrow fue interceptado por tres sujetos la tarde del 24 de junio de 2013 en las cercanías del estadio Olímpico, donde fue citado por un conocido personaje del departamento de Colón, el que posteriormente fue vinculado a Los Cachiros.
En el lugar, varios criminales llegaron en un carro Kia Spectra color gris y se llevaron al periodista junto a tres personas que lo acompañaban, a quienes minutos después liberaron en la carretera a La Lima.
Los individuos ultimaron a Barrow de dos balazos dentro de su camioneta.
En horas de la noche del 24 de junio de 2013, la camioneta fue encontrada en una calle de una cañera de Búfalo, Villanueva. En ese carro encontraron rastros de sangre, dos chips de los celulares de la víctima y restos de su placa dental.
Los delincuentes sacaron el cuerpo de la camioneta y lo subieron a un turismo para llevarlo a una laguna cercana a la colonia Siboney, de Villanueva, adonde intentaron desaparecer el cadáver, como lo habían ordenado Los Cachiros.
Con las averiguaciones fue capturado Héctor Vaquedano, alias el Gordo, quien recibió el pago para asesinar al comunicador.
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La citación era para que en calidad de testigo rindiera declaración del porqué había citado al periodista con tanta insistencia.
Escena. El equipo de investigadores ubicó a un ciudadano que rindió declaración como testigo protegido; pero para lograr ese objetivo tuvieron que esconder los avances de la investigación.
Los agentes le tomaron la declaración al testigo que fue protegido a petición de la Fiscalía que sabía de los hechos.
La identidad del testigo fue asegurada desde el momento que entró en comunicación con los investigadores, porque ya sospechaban que había fuga de información a través de oficiales de la Policía.
El 9 de julio de 2013, tras varias capturas, los agentes dieron con el lugar exacto donde estaban los restos del periodista.
En el expediente judicial en poder de LAPRENSA se especifican las diligencias, pero no continuaron para llegar a los autores intelectuales.
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Ese día, el subcomisionado Carlos José Zavala ingresó con su personal en la escena del hallazgo y relegó al equipo de agentes de investigación que estaban asignados al caso de Aníbal Barrow.
Zavala junto a sus hombres comenzaron a buscar en la laguna, pero los detectives que debían hacer las diligencias permanecían fuera del perímetro acordonado, por instrucciones de Zavala.
Fechas claves
24 JUNIO 2013
Interceptado
Aníbal Barrow venía de Tegucigalpa y fue citado por un hombre en las cercanías del estadio Olímpico, adonde lo privaron de su libertad
9 JUNIO 2013
Hallazgo
En una laguna cerca de la colonia Siboney fueron encontrados los restos del comunicador sampedrano.
17 NOVIEMBRE 2013
Sospechoso
Capturan a Héctor Vaquedano, quien recibió el pago de 400,000 lempiras para asesinar al periodista por orden de Los Cachiros
14 OCTUBRE 2015
Condena
Fueron condenados cuatro hombres y una mujer por el asesinato de Aníbal Barrow, con lo que cerraron el caso, sin conocerse los autores intelectuales
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En el perímetro, los agentes junto a policías que los apoyaban encontraron las tarjetas de crédito y la billetera del periodista Aníbal Barrow.
Luego, en medio de la laguna fueron encontrados los restos del comunicador. Mediante pruebas de ADN, Medicina Forense confirmó científicamente que era el cuerpo del periodista.
Pierden actas
Los fiscales y agentes de la DNIC levantaron actas de la violación de la escena y del desplazamiento de los investigadores ordenados por Zavala; pero misteriosamente esos documentos desaparecieron y nunca fueron adjuntados al expediente que llegó a los tribunales de justicia. Como evidencia de estas violaciones solamente quedaron algunas fotografías que los medios de comunicación tomaron en el lugar.
Con el cadáver encontrado, la Fiscalía pudo ampliar las acusaciones para los sospechosos por el asesinato, por lo que el 17 de noviembre de 2013 capturan a Héctor Noé Vaquedano Galindo, alias el Gordo, quien según el expediente fue contratado por un narcotraficante de Colón para matar al periodista.
El Gordo a través de otros intermediarios recibió el pago de L400,000 con la orden de desaparecer al comunicador.
Junto con Vaquedano Galindo fueron condenados Gustavo Arnaldo Durán Banegas, José Hernán Díaz Mejía, Delmer Donaldo Durán, Gabriel Armando Castellanos e Ibis Laurent Pereira.
La Fiscalía presentó acusación en contra de casi todos los miembros de la banda del Gordo, que tuvieron participación en el asesinato del periodista.
Pero la investigación terminó con los autores materiales del crimen del periodista Aníbal Barrow, pues el equipo de investigación envió a la Fiscalía el informe de otros sospechosos de los que presuntamente tenían pruebas, como llamadas telefónicas, pero el requerimiento fiscal no fue aprobado.
Según el expediente, los agentes solo tuvieron conocimiento de que un narcotráficante de Colón era el autor intelectual del asesinato del periodista, pero no pudieron saber quién era porque las diligencias de investigación no pasaron de la banda del Gordo contratada para ejecutar el plan.
Una de las diligencias que consta en el expediente para saber quién le había dado los 400,000 lempiras a Héctor Vaquedado, alias el Gordo, fue solicitar la intervención de los teléfonos de cuatro hombres que aparecieron asesinados dentro de una camioneta en la colonia Jardines del Valle.
Supuestamente ellos eran los contactos de Los Cachiros, pero cuando los peritos analizaron los números telefónicos constataron que recién los habían adquirido.