Caracas, Venezuela.
La huelga contra el presidente venezolano Nicolás Maduro se cumplió a medias: Daniel, opositor de muerte, no la acató porque vive de su trabajo; Elizabeth, chavista incondicional, desafió el llamado a vaciar las calles para respaldar la revolución.
Como en otras ciudades, en las calles de la agitada Caracas hubo menos gente este viernes; pero el transporte público y el comercio funcionaban casi con normalidad. Los bancos abrieron y en varios colegios hubo clases.
Más de mil empresas fueron inspeccionadas por parte de los ministros y la Fuerza Armada, cuyo alto mando declaró esta semana “lealtad incondicional” al Presidente.
“La situación está muy difícil como para no trabajar. La gente no compra juguetes, todo se va en comida”, dijo Alicia de Garcés (de 74 años), dueña de una juguetería del este de Caracas.
Pero algunos desafiaron la amenaza. “Cerrado por ausencia del personal”, rezaba un letrero en una ferretería de Caracas. El excandidato presidencial Henrique Capriles destacó la “soledad de las calles”.
“Se observa como una jornada de sábado, no a pleno funcionamiento, pero tampoco totalmente paralizado”, afirmó el vicepresidente de la patronal Fedecámaras, Carlos Larrazábal.
Durante su concentración, Maduro firmó el decreto de aumento del 40% en el ingreso mínimo, llegando a unos 140 dólares a la tasa de cambio oficial.
Pese a ser el cuarto aumento que decreta en 2016, los venezolanos se quejan de que los salarios no alcanzan para nada, ante una inflación que el FMI calcula en 475% para este año, la más alta del mundo.
Según la firma Venebarómetro, Maduro enfrenta una impopularidad de 76.4% y un 67.8% revocaría su mandato, que concluye en enero de 2019. La crisis económica, agravada por la caída de los precios del petróleo, pulverizó la popularidad de Maduro y exacerbó las tensiones políticas, con una oposición empeñada en sacarlo del poder con un referendo revocatorio.
Pero suspendido el referendo la semana pasada por el poder electoral, la oposición escaló el conflicto con esta huelga general de 12 horas y el llamado a una marcha el próximo jueves al palacio presidencial de Miraflores.
Nueva amenaza de Maduro
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aseguró ayer haber “derrotado” un intento de golpe de Estado al “fracasar” la huelga general convocada por la oposición, a cuyos líderes amenazó con encarcelar si le hacen un juicio político.
Ante miles de seguidores frente al palacio presidencial de Miraflores, Maduro anunció que demandará ante la justicia a la mayoría opositora en la Asamblea Nacional por abrirle un proceso que “no existe en la Constitución”.
“Yo no me voy a quedar cruzado de brazos ante ese golpe de Estado, más temprano que tarde les llegará la justicia, que les quede claro a los golpistas”, advirtió.
Maduro fue citado a comparecer el próximo martes ante el Parlamento para que escuche las acusaciones de “abandono del cargo”, como parte de lo que los opositores consideran un “juicio político” de responsabilidad por el agravamiento de la crisis política y económica.
“Dicen que abandoné mi cargo de presidente, si yo estoy dedicado las 24 horas del día (...) a gobernar”, aseguró.
La acusación parlamentaria, una huelga que se cumplió parcialmente y una marcha a Miraflores convocada para el próximo jueves son partes de una nueva ofensiva de la alianza Mesa de la Unidad Democrática (MUD) contra el Gobierno, tras la suspensión hace una semana del referendo revocatorio contra Maduro.
La huelga contra el presidente venezolano Nicolás Maduro se cumplió a medias: Daniel, opositor de muerte, no la acató porque vive de su trabajo; Elizabeth, chavista incondicional, desafió el llamado a vaciar las calles para respaldar la revolución.
Como en otras ciudades, en las calles de la agitada Caracas hubo menos gente este viernes; pero el transporte público y el comercio funcionaban casi con normalidad. Los bancos abrieron y en varios colegios hubo clases.
Más de mil empresas fueron inspeccionadas por parte de los ministros y la Fuerza Armada, cuyo alto mando declaró esta semana “lealtad incondicional” al Presidente.
“La situación está muy difícil como para no trabajar. La gente no compra juguetes, todo se va en comida”, dijo Alicia de Garcés (de 74 años), dueña de una juguetería del este de Caracas.
Pero algunos desafiaron la amenaza. “Cerrado por ausencia del personal”, rezaba un letrero en una ferretería de Caracas. El excandidato presidencial Henrique Capriles destacó la “soledad de las calles”.
Seguidores de Maduro lo acompañaron en un mitín donde condenó las intenciones de sacarlo del poder que lidera el Parlamento venezolano y la oposición.
|
Durante su concentración, Maduro firmó el decreto de aumento del 40% en el ingreso mínimo, llegando a unos 140 dólares a la tasa de cambio oficial.
Pese a ser el cuarto aumento que decreta en 2016, los venezolanos se quejan de que los salarios no alcanzan para nada, ante una inflación que el FMI calcula en 475% para este año, la más alta del mundo.
Según la firma Venebarómetro, Maduro enfrenta una impopularidad de 76.4% y un 67.8% revocaría su mandato, que concluye en enero de 2019. La crisis económica, agravada por la caída de los precios del petróleo, pulverizó la popularidad de Maduro y exacerbó las tensiones políticas, con una oposición empeñada en sacarlo del poder con un referendo revocatorio.
Pero suspendido el referendo la semana pasada por el poder electoral, la oposición escaló el conflicto con esta huelga general de 12 horas y el llamado a una marcha el próximo jueves al palacio presidencial de Miraflores.
Contrarios a Maduro se apostaron afuera de la Corte para abuchear fallo que descarta que tenga doble nacionalidad.
|
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aseguró ayer haber “derrotado” un intento de golpe de Estado al “fracasar” la huelga general convocada por la oposición, a cuyos líderes amenazó con encarcelar si le hacen un juicio político.
Ante miles de seguidores frente al palacio presidencial de Miraflores, Maduro anunció que demandará ante la justicia a la mayoría opositora en la Asamblea Nacional por abrirle un proceso que “no existe en la Constitución”.
“Yo no me voy a quedar cruzado de brazos ante ese golpe de Estado, más temprano que tarde les llegará la justicia, que les quede claro a los golpistas”, advirtió.
Algunos negocios sí cerraron por la gran huelga.
|
“Dicen que abandoné mi cargo de presidente, si yo estoy dedicado las 24 horas del día (...) a gobernar”, aseguró.
La acusación parlamentaria, una huelga que se cumplió parcialmente y una marcha a Miraflores convocada para el próximo jueves son partes de una nueva ofensiva de la alianza Mesa de la Unidad Democrática (MUD) contra el Gobierno, tras la suspensión hace una semana del referendo revocatorio contra Maduro.