15/04/2024
12:48 AM

Obama, el máximo turista de la Casa Blanca

Un repaso a su lista de deseos muestra que ha sido el presidente más viajero de la historia.

California, Estados Unidos

Practicar el snorkel en las cristalinas aguas azules del Pacífico. Hecho. Pasear por las enigmáticas columnas de Stonehenge. Hecho. Visitar el Museo de Bob Marley en Jamaica, las pirámides en Egipto y la Gran Muralla china. Hecho. Resulta que viajar por el mundo en el Air Force One puede hacer maravillas por tu lista de deseos.

El presidente Barack Obama ha pasado la mayor parte de su tiempo de viajes en los últimos ocho años en misiones oficiales: incontables eventos de recaudación de fondos, visitas estatales a capitales extranjeras y cumbres en todo el mundo.

Pero quizá más que cualquiera de sus predecesores, Obama también ha aprovechado la oportunidad para convertirse en el máximo turista, apartando tiempo para maravillarse con las vistas más espectaculares del mundo, absorbiendo cada experiencia. “Es un impulso ‘jeffersoniano’. Es un hombre intelectualmente curioso”, dijo Jon Meacham, historiador presidencial, quien comparó la inclinación por hacer turismo de Obama con los viajes de Thomas Jefferson a través de Francia de 1784 a 1789.

Foto: La Prensa

También recorrió la Muralla China
“Está tratando de reabastecer su capital intelectual en un puesto que demanda el gasto de ese recurso”.

No todos los presidentes son turistas entusiastas. El exmandatario George W. Bush era impaciente cuando se trataba de apreciar las vistas. En 2002, Bush pasó solo 30 minutos en la Gran Muralla china.

Los colaboradores de Obama dicen que él ha sido firme en instarlos a programar escalas en lugares que le den la oportunidad de hacer un poco de turismo. En Roma para conocer al nuevo papa en 2014, Obama también realizó un recorrido guiado privado por el Coliseo. Después de cuatro días de negociaciones de paz en Medio Oriente en 2013, el presidente fue como turista a Petra en Jordania, visitando las ruinas de 2,000 años de antigüedad talladas en los acantilados de arenisca. Y, en 2014, al final de una reunión de la OTAN en Gales, Obama se trepó a una caravana para un breve recorrido hasta los monolitos en Stonehenge, donde realizó un paseo recreativo. Declaró al sitio “espectacular” y “un lugar especial” antes de decir a los reporteros: “¡Tachado en la lista de deseos!”

Foto: La Prensa

El mandatario en las ruinas de Petra.
Críticas

Los viajes de Obama -junto con sus frecuentes salidas a jugar golf y visitas de verano a Martha’s Vineyard- han generado algunas críticas, especialmente de parte de republicanos que cuestionan el costo de los viajes para los contribuyentes. Judicial Watch, un grupo conservador, ha usado solicitudes y demandas bajo la Ley de Libertad de Información para tratar de conseguir información sobre el costo de los viajes del presidente.

El grupo afirma que los viajes de Obama han costado a los contribuyentes unos 80 millones de dólares.

Los colaboradores del presidente insisten en que la mayor parte del turismo personal de Obama sirve también a propósitos diplomáticos importantes. Comer en un local de fideos en Vietnam con Anthony Bourdain para su programa de CNN, dicen, ayudó a transmitir la esperanza del presidente de una relación más profunda entre las dos naciones. Y la cita para cenar de los Obama en un restaurante en Cuba ayudó a cimentar la imagen de un nuevo tipo de relación entre Washington y La Habana, dos viejos adversarios.

No hay duda de que la presidencia ha dado a Obama acceso extraordinario a personas, lugares y experiencias que la mayoría de los demás.


Tomado de The New York Times

Foto: La Prensa

En Alaska abogó por el cambio climático.