Tegucigalpa, Honduras
El asesinato de un conductor de un microbús de la ruta Tegucigalpa-Valle de Ángeles, provocó la paralización de al menos 100 unidades que cubren la ruta Carrizal-Unah-La Sosa al igual que de Cerro Grande, Anillo Periférico y barrio San Felipe.
Por un espacio de cinco horas, los operadores y algunos propietarios suspendieron el servicio y manifestaron que ya no soportan la inseguridad y el imparable flagelo de la extorsión en el rubro.
Centenares de personas no recibieron el servicio de transporte ejecutivo la mañana de ayer, por lo que debieron hacer uso de otros medios alternativos para llegar a su destinos.
Los afectados dicen que los extorsionadores les cobran hasta 600 lempiras semanales por unidad, lo que representa alrededor de 100 mil lempiras por ruta, una cifra impagable para el gremio.
En el Distrito Central circulan unas 1,500 unidades de transporte y cuando determinan paralizar las labores en señal de protesta, provocan un caos vehicular en Tegucigalpa y Comayagüela.
Los dirigentes del transporte urbano de la capital aseguran que de los 8,000 operadores que laboran en el rubro, al menos el 40 por ciento ha abandonado sus labores, sobre todo personas mayores que tenían hasta 30 años de trabajar.
Este porcentaje representa a 3,200 familias que se han quedado sin su principal fuente de sustento debido a la ola de inseguridad que azota sin piedad este municipio.
Según los dirigentes, los problemas que enfrenta el rubro son ya conocidos por las autoridades, como ser la extorsión, asaltos y asesinatos.
“No estamos dispuestos a seguir poniendo los muertos, o se toman las decisiones para proteger al sector o la gente no tendrá cómo movilizarse”, sentenciaron.
