Tegucigalpa, Honduras.
Como inoportuna, susceptible a la habilidad del crimen y probable “generadora de un caos” fue considerada ayer por las autoridades del Registro Nacional de las Personas (RNP) la iniciativa de un diputado orientada a conceder derechos de cambiarse el nombre.
El proyecto fue presentado el miércoles por el diputado Liberato Madrid, del Partido Anticorrupción (PAC).
El proyecto, denominado “Ley de cambio de nombres”, prohíbe inscribir a personas naturales con nombres de pila degradantes, peyorativos y curiosos.
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Esta parte ya la incluye la Ley del RNP en su artículo 51, numeral 1, que prohíbe a los registradores civiles inscribir nombres de personas que “sean contrarios a la moral y las buenas costumbres”.
Caos
El proyectista del PAC, según el secretario general del RNP, Fernando Anduray, no se percató de que el Reglamento de la Ley del Registro Nacional de las Personas, en su artículo 30, numeral 4, prohíbe “realizar cambios de nombre en la inscripción original de nacimiento, salvo que corresponda a rectificaciones o adiciones de letras, nombres y sexo cuando resultare evidente de la información registral o cuando derive de un error imputable al Registro Civil y así lo demostrare con los documentos de mérito”.
“No se puede generar caos y anarquía en el país”, advirtió el secretario general del RNP. “Cuando usted se obliga con una persona en un préstamo en un banco, una tarjeta de crédito o cuando hacen su expediente en un hospital -o en la escuela-, usted responde con su nombre por los derechos y obligaciones que surjan de esa relación”.
Pero “si se sustituye el nombre por otros, entonces aparece otro sujeto responsable de cumplimiento y obligaciones y ese nuevo nombre no puede ser citado por los órganos de justicia”. Añadió: “Y si se trata de un delito, es peor el asunto; si alguien comete un delito y se cambia de nombre, la Policía andará buscando a otra persona”.
En los mismos términos se pronunció el subdirector técnico del RNP, Gerardo Martínez, quien expresó su preocupación por lo que pueda ocurrir si los demás diputados respaldan la idea.
Los nombres raros o “feos” con que fueron identificados muchos hondureños se inscribieron antes de 1980, cuando las alcaldías hacían esa labor. Más antes, en el siglo XIX, la hacían las iglesias.
