19/04/2024
06:52 PM

Romeo Vásquez, cambió su fatiga por la pañoleta de político

De niño vendía nacatamales en las calles de Siguatepeque para ayudar a sostener a su familia. Su padre era labriego y su madre trabajaba lavando y planchando.

San Pedro Sula, Honduras

Se siente orgulloso de su origen humilde, de haber vendido nacatamales en las calles de Siguatepeque, adonde nació, para ayudar a sostener a su familia. Pese a la pobreza en que creció, Romeo Vásquez Velásquez coronó una carrera militar gracias a una beca y llegó a ser jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.

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Es uno de los siete hijos de Luis Alonso Vásquez Flores (ya fallecido) y María Alicia Velásquez de Vásquez. El jefe de la casa era un labriego que trabajaba de sol a sol detrás de una yunta de bueyes y su compañera vivía entregada a las labores de la casa, lavando y planchando.

“Vengo de la clase más pobre; éramos siete hermanos y todos cumplimos el sueño de salir adelante. Mi padre, a pesar de ser labrador, siempre nos inculcó que lucháramos por lo que queríamos. Mi madre se dedicaba a los oficios domésticos, pero también nos enseñó a que saliéramos adelante”.

Ahora que Romeo Vásquez Velásquez colgó su uniforme militar aspira a ser presidente de la República por el partido Alianza Patriótica Hondureña, fundado el año pasado con el fin específico de insertarlo en el proceso electoral que culminará con las elecciones de mañana. él se define como un patriota respetuoso de las leyes, firme en sus decisiones y dispuesto a ayudar al prójimo, como le enseñaron sus padres. De allí que su propuesta sea actuar con “mano firme, cabeza y corazón”, si se convierte en presidente de los hondureños.

Las características de su personalidad se reflejan en su carácter, a veces serio como cuando estaba al frente de la tropa, y otras sonriente, como cuando le preguntan quién manda en casa. “Tengo que ser sincero. Ella es la que manda, pero lo que pasa es que me aburro de mandar”, dijo en una ocasión.

El militar (r) de 56 años de edad está casado con la olanchana Lícida Zelaya Lobo, con quien procreó cinco hijos. Irónicamente, los padres de ella son familiares de los dos últimos presidentes que ha tenido Honduras, Manuel Zelaya Rosales y Porfirio Lobo Sosa.

Su esposa lo describe como un hombre de familia, con gran sensibilidad social.

Como militar siempre fue un elemento disciplinado, solidario y servicial con sus semejantes, dice la mujer con la que ha compartido sus momentos gloriosos y tristes, como cuando se despidió de sus compañeros de armas.

Estuvo 37 años en el Ejército, adonde alcanzó el grado de general y obtuvo un sinnúmero de condecoraciones.

Familiares y amigos lo califican como una persona de fe cristiana y católico de religión.

Sus detractores lo critican por haber participado en los sucesos del 28 de junio de 2009, cuando fue derrocado el entonces presidente Manuel Zelaya Rosales, quien lo había destituido de su cargo; pero la Corte Suprema de Justicia falló a favor del jefe del Estado Mayor, rehabilitándolo en su cargo antes del mediodía del día después de su destitución declarada inconstitucional.

Dice que no le molesta que lo tilden de “golpista”, pues a su juicio “solo soy un patriota que ama a su país. Solo cumplí mi deber. Estaba en una posición de liderazgo y solo tuve que cumplir una orden emanada por un juzgado”.