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Hondureños oran por la paz en la alborada a la Virgen de Suyapa

  • 03 febrero 2013 /

Honduras
registra el índice de homicidios de 92 por cada cada 100 mil habitantes.

Los mariachis tocaron, los artistas cantaron y los hondureños, fieles devotos de la Virgen de Suyapa, se rindieron a sus pies. Oraron, pidieron y hasta suplicaron por un país con menos problemas y con más oportunidades.

Millones de feligreses acompañaron a la Morenita durante la celebración del aniversario número 266 del hallazgo de su milagrosa imagen.

El santuario, con capacidad para albergar a 10 mil personas, fue insuficiente para cobijar a los cerca de 2.5 millones de devotos que se congregaron bajo el manto sagrado de la Patrona.
En cada mirada cargada de fervor de los fieles se esconde una historia de encuentro con el poder milagroso de la Virgen.

Enfermos que proclaman su sanidad, hombres y mujeres que recuperaron la fortaleza para luchar en medio de las tempestades y emigrantes que retornaron a su hogar por obra divina son algunos de los encuentros personales con la madre de Jesús.

Entre la multitud sobresalían muestras de fe y agradecimiento desmedido, personas que de rodillas se abrían paso en medio del mar de gente.

Hermosos ramos de flores y velas fueron llevados al altar de la patrona nacional como ofrendas. Otros creyentes decidieron llevarse un “pedacito” del corazón de la Morena con la bendición de cuadros, escapularios, rosarios y réplicas de la imagen de la Patrona, objetos que se trasformaron en signos de fe alzados al cielo en señal de veneración.

Solo Santa María de Suyapa tiene ese poder de convocatoria para postrar de rodillas a toda una nación en un mismo sentimiento de comunión con Dios.

Ese poder se reflejó en el lleno total en las cinco eucaristías que se celebraron en el Santuario y el desplazamiento constante de millones de peregrinos en los alrededores de la aldea Suyapa.

Frente a frente con la Virgen

Sin duda, el mayor regalo para quienes cruzaron largas distancias para venerar a la virgencita fue el encuentro personal frente a frente con la madre celestial.

Las enormes filas no fueron un obstáculo para que un mar de peregrinos se vieran reflejados en los piadosos ojos de la amada Suyapita.

Hasta por cinco horas soportaron los inclementes rayos del sol que llenaron el Santuario para entregarle sus plegarias a la reina de corazones.

Rostros empapados en llanto, manos temblorosas al tocar el cristal que resguarda la imagen de la Virgen y besos cargados de amor fueron algunas de las reacciones que arrancó la diminuta imagen.

“Cómo no voy a amarla y venerarla si ella rescató de la muerte a mi madre, ayudó a mi hijo a cruzar la frontera sin ninguna novedad y me mantiene sano, aunque tengo 85 años”, proclamó German Alemán, un devoto que se desplazó a la capital desde La Esperanza, Intibucá.

Como German, miles llegaron para agradecer los favores recibidos y solicitar la mediación de la Virgen en situaciones que sobrepasan las capacidades humanas y solo pueden lograrse por medio de un milagro. Con esa pena de la impotencia se postró ante la Virgen Mabel Raudales junto a su hija de siete años Mabel Raudales, que padece leucemia.

“Sé que ella como madre comprende mi dolor porque ella como yo vio a su hijo padecer. Confío en su poder y a ella le entrego la vida de mi princesa”, manifestó con la voz quebrantada por el llanto.

De madre a madre, también Ada Meléndez le solicitó protección a la Morenita para su hija Ana Gabriela Ramos, quien viajó a Estados Unidos y está detenida en el país del norte, de donde será deportada en los próximos días.

“Le ruego a la Virgen que me la traiga con bien y que aquí se le presente una oportunidad de trabajo para que no se vuelva a arriesgar. Porque le tengo fe vine desde Cofradía, Cortés, para decirle mi súplica de frente”, dijo entre lágrimas.
No le fallaron

Los miles de peregrinos que acamparon durante días en los jardines del Santuario retornaron a su hogar luego de tener un nuevo encuentro con la Virgen.

Cargados con sus maletas y con una renovada fe y esperanza por haber recibido al bendición de su Madre celestial, regresaron a sus lugares de origen.

Desde las primeras horas de la madrugada se despidieron de su intercesora, “ya la acompañamos un año más, así que retornamos a Marcala, La Paz, con el corazón y la fe renovada”, dijo Julián Orellana.

La Virgen de Suyapa también amaneció rodeada de sus hijos más humildes.

Vestidos con ropa campesina de llamativos colores, los peregrinos de la etnia lenca mostraron ayer la humildad y la fe que destacan a los hijos de la Patrona de Honduras. La fe que han depositado en su Madre Santísima los movió sin pensarlo dos veces de sus lejanas comunidades.

Fueron horas de camino desde el municipio de Guajiquiro, La Paz, y de La Esperanza, pero el objetivo de unos 150 indígenas de venerar a la Virgen fue más fuerte que el agotador viaje. Con sus autóctonas costumbres y tradiciones, los lencas celebraron el aniversario número 266 del milagroso hallazgo.

Los lencas acamparon en el santuario para agradecer favores recibidos de la Morena.

“Vengo de Intibucá a agradecerle a la virgencita por el milagro de curar a mi hijo que tenía cáncer”, afirmó Matilde López.

Las formas de mostrarle amor y reverencia a la Patrona son múltiples.

Los afrodescendientes, al ritmo de tambores y con coros en su lengua garífuna, le cantaron el viernes anterior a la madre del cielo.