Jorge Rivera Avilés, presidente de la CSJ (Corte Suprema de Justicia), inauguró ayer oficialmente las mejoras en la Corte de Apelaciones de los tribunales de justicia.
Las obras valoradas en más de dos millones de lempiras permiten que estén más cómodos los empleados de la Sala de Apelaciones y las personas que llegan al sitio.
Con la construcción del estacionamiento se logra tener sitios más seguros para los que llegan a los juzgados y estacionan sus autos, pues en el pasado se produjeron muchos accidentes debido a que los vehículos eran dejados en la orilla de la calle y causaban problemas y aglomeraciones en la entrada del palacio judicial.
“Se ha procedido a inaugurar esta importante obra. Desde el principio, cuando vimos los problemas en este sector en la parte estética y de salud, con acumulaciones de agua donde se daban criaderos de zancudos, destinamos fondos para hacer el estacionamiento, que ha quedado en buenas condiciones”, dijo el titular del Poder Judicial.
Las protestas
Durante su visita a la ciudad, de donde es originario, Jorge Avilés, sostuvo que las recientes protestas de grupos campesinos frente a los tribunales de justicia de esta ciudad y en la capital se debieron a que en resoluciones que aún no están en firme y debían ser notificadas se citó a los dirigentes campesinos y a las otras partes involucradas, lo cual no agradó a los manifestantes.
“Se ordenó que las personas que causaron destrozos en el edificio fueran detenidas. Eso es algo que no se va a permitir.
Estamos en un país donde se deben respetar las determinaciones”.
Añadió que con actos vandálicos y presiones no se lograrán los objetivos de los sectores que reclaman.
La detención
Otro aspecto al que se refirió el funcionario fue la detención del juez con jurisdicción nacional; eso se debió a que este no acató las determinaciones dadas para el Bajo Aguán, donde hay desarme general.
“Él es una persona como los demás y si fue requerido es porque nadie debe andar armado y él no está encima de la ley”, aseguró después de analizar el caso como algo muy normal en un sitio considerado conflictivo.