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En Punta Castilla se abren a idea de ciudades modelos

  • 20 septiembre 2012 /

Con más rezago que Trujillo, los pobladores del cabo viven sumidos en la pobreza.

En el mapa de Honduras, Punta Castilla es un lugar de referencia. Su cabo sobresale al final de una curva pronunciada que aloja la mejor bahía natural de Honduras. A pocos kilómetros de allí está Trujillo.

Es una ciudad clave en la historia del país. No solo es el primer lugar en tierra firme que pisó el genovés Cristóbal Colón; posee enorme riqueza turística y hermosas playas de arena lisa y blanca y aguas traslúcidas donde rara vez se ven oleajes arrolladores.

Ambos lugares de nuevo se vuelven atractivos para grandes y ambiciosas inversiones.

Hace una década se habló de erigir en la bahía trujillana una ciudad flotante, una especie de megacrucero que no pasó de ser una fabulosa idea que se quedó en la imaginación de quienes la idearon. Actualmente es escenario de la construcción del primer muelle de cruceros en tierra firme y varias inversiones ecoturísticas que generan fuentes de empleo, pocas para la necesidad real.

Le dan la bienvenida

Sumida en la pobreza y marcada por el abandono gubernamental, los pobladores de la comunidad de Castilla ven con grandes expectativas y ciertos temores la idea de las ciudades modelos, que solo se conocen por lo que dicen los medios de comunicación.

Los habitantes de esta comunidad coinciden en que será bienvenida toda propuesta que llegue a su región, genere fuentes de empleo y cambie la realidad de su comunidad.

“Hasta ahorita no conocemos nada de este proyecto, solo lo que se dice en los periódicos, la radio y la televisión.

Es muy alentador que se mencione a la comunidad de Castilla para este tipo de proyectos, pues aquí hay mucha pobreza y las fuentes de empleos son escasas.

La gente ya no aguanta vivir en estas condiciones”, dijo Hernán Ramírez, presidente del patronato de esta comunidad.

“Esperamos que esto sea bueno para nuestra comunidad y para el departamento y que, si se está hablando de esta localidad, sea para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. Eso es lo que queremos”.

En esta comunidad, el hacinamiento, la pobreza y el desempleo cada día azotan a sus pobladores.

“Ojalá esto sea bueno y nos traiga fuente de empleo, porque aquí ya no se puede vivir Solo eso queremos, que nos den oportunidades de trabajar y vivir dignamente”, pidió Luis Rigoberto Hernández, pescador artesanal que ya no ve rentable su oficio.

Los escépticos

Pero no todos ven con buenos ojos lo que se dice de este megaproyecto.

“Solo sabemos de la noticia, pero desconocemos lo demás. Hay que ver si lo que se ofrece es bueno, porque, si es así, lo vamos a recibir, pero si nos trae perjuicios y daños a nuestros intereses, no lo vamos apoyar”, advirtió Rosa Bermúdez, comerciante y dirigente de esta comunidad.

En esta comunidad de casas aglomeradas, la gente habla de las regiones especiales de desarrollo.

Los optimistas dicen que es una buena oportunidad para esta zona; los escépticos afirman que no permitirán que sus playas y tierras pasen a manos extrañas.

“No sé dónde vamos a vivir si la tierra que tenemos para ampliar la comunidad se la dan a esta gente.

Eso no lo vamos a permitir, pues las playas son nuestras”, resumió Rosa con actitud defensiva.