El frente frío número seis llegó acompañado de ráfagas de vientos que afectaron gran parte del territorio hondureño, dejando viviendas sin techo, semáforos en mal estado, postes de tendido eléctrico e innumerables árboles caídos.
Alex Estévez, subcomisionado en la zona norte de Copeco, dijo que en las partes altas de San Pedro Sula tuvieron el reporte de al menos siete árboles caídos.
En Choloma, dos viviendas perdieron sus techos y en Cofradía, un árbol cayó sobre una iglesia, causándole bastantes daños. “En la iglesia de Cofradía, tres personas sufrieron lesiones, pero ya están estables”, contó.
Los vientos huracanados se producen cuando las masas de aire frío se enfrentan con las de aire caliente, explicaron los expertos. El Cuerpo de Bomberos y varios equipos de Copeco recorrieron ayer las zonas afectadas para recoger los escombros y ver si algunos árboles y postes quedaron con riesgo de caer.
El fenómeno provocó un descenso brusco de la temperatura en la mayor parte de Honduras, que en los días previos fue afectado por una sofocante ola de calor, principalmente en el norte y el sur, las regiones más cálidas.
En San Pedro Sula, donde el martes el termómetro marcó 40 grados centígrados, ayer amaneció a 26 grados, mientras que en Tegucigalpa bajó de un día para otro de 30 a 22 grados.
Otras partes de Honduras también fueron afectadas. En el departamento de Yoro reportaron 142 viviendas dañadas.
Estévez dijo que los vientos duraron al menos 30 minutos con una velocidad de 40 kilómetros por hora.
“Recomendamos a la población que en sus techos no pongan piedras o bloques; lo mejor es que los aseguren con clavos porque una lámina de zinc puede ser un arma letal”. En San Marcos en Ocotepeque, el techo de una escuela quedó destruido, dejando a 65 alumnos sin un lugar para educarse. En La Ceiba también se reportaron daños.
El frente frío acaba mañana; las temperaturas altas regresarán y concordarán con la temporada de verano.
Pérdidas de bananos
Daños millonarios sufrieron en las bananeras del sector de Santa Rita y El Progreso, en Yoro. “Eran casi las 10:00 pm cuando comenzó a soplar. Pocos minutos habían pasado cuando escuchamos que el viento arrancaba de cuajo el techo de la casa”, relató ayer Gerónimo Velásquez, vecino de la aldea La Guacamaya, en el sur de El Progreso.
El fenómeno alarmó a los habitantes de la zona que temían lo peor. La energía eléctrica se fue.
Las ráfagas también afectaron considerablemente las plantaciones de banano, plátano y otros cultivos en estos dos municipios y parte de Santa Cruz de Yojoa.
Una de esas es la cooperativa bananera Las Guanchías, en Santa Rita, donde fueron arrancados de cuajo decenas de plantas con fruta cerca de ser cosechada, otras en bellota e hijos.
“Las primeras evaluaciones que hemos hecho nos presentan pérdidas que superan los cuatro millones de lempiras. El daño es en toda el área de producción. Confiamos en Dios que en un corto tiempo nos vamos a recuperar de ese efecto para continuar generando empleo a cerca de mil personas del sector”, dijo Pedro Ávila, gerente de esa organización.
