25/04/2024
04:38 PM

Honduras: niña que está viva de milagro ora por enfermitos

Angie Nicole de ocho años de edad permaneció muerta 20 minutos y revivió.

“Dios, no conozco a esta niña, pero sabes cuáles son sus dolencias. Te pido que la sanes y la levantes de esta cama”. Esta es una de las tantas peticiones que la pequeña Angie Nicole Vaca le hace a Dios todos los sábados cuando llega a orar por los niños internos en el hospital Mario Catarino Rivas.

La niña de ocho años de edad es llevada con su hermanito, por su madre, que dice que solo complace los deseos de Angie de predicar y orar por la salud de los pacientes internos en la sala de emergencia pediátrica del centro asistencial.

A pesar de su corta edad, Angie Nicole ya conoce lo difícil que es estar enferma y sin esperanzas. Según cuenta la madre de la menor, hace algunos años Angie fue paciente regular de este hospital debido a un problema en uno de sus riñones.

“Le descubrieron síndrome nefrótico, que es una enfermedad crónica en los riñones. El riñón izquierdo no le funcionaba. Le diagnosticaron la enfermedad cuando tenía dos años. Estuvieron mucho tiempo con la idea de que la niña se hiciera diálisis”, dijo María Vaca Mendoza, madre de la pequeña.

Mendoza explicó que Angie le pide que la lleve todos los fines de semana a este centro con el fin de que ocurra en los pequeños un milagro como el que le cambió la vida a ella.

Asegura que vio a Dios

Con voz dulce y muy segura de lo que dice, Angie contó cómo vio a Dios en los veinte minutos que permaneció muerta en una de las salas de este hospital al complicarse su padecimiento.

“Tenía cinco años cuando me quedé muerta, fui al cielo y miré a Dios. El Señor me dijo que no me preocupara, que yo estaba sana, y me puso su mano en el riñón. Sentía algo calientito; me estaba sanando. Me puso unas flores en las orejas y jugó conmigo. Me revistió para que fuera a las naciones a predicar su palabra”, declaró la niña.

Su madre cuenta que los doctores ese día le informaron que su hija había muerto y que ya no podían hacer nada.

“Cuando entré en el cuarto después de la devastadora noticia me asombré. Angie estaba despierta y me pidió que le quitara los aparatos que tenía puestos, me dijo que Dios la había sanado, fue un milagro”.

Los doctores dieron de alta a Angie y desde entonces solo va a chequeos porque su padecimiento desapareció.

La niña ha predicado su testimonio ante cientos de personas en campañas eclesiásticas y ora fervientemente por la sanidad de los enfermos.

Junto a su hermanito recorre los pasillos de la sala pediátrica, llevando palabras de aliento a los angustiados padres de los niños enfermos, hablándoles de la salvación divina y de los milagros de Jesús.

Los doctores, las enfermeras y los progenitores de los pacientes se conmueven con el gesto de Angie de visitar y dedicar un poco de tiempo para compartir con los niños.
“Le pido a Dios que sane a todos los niños enfermos como lo hizo conmigo”, dijo el angelito.

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