¡Lo logré, siempre estuve segura de que lo conseguiría! Fue el primer pensamiento que Angie Isabel Castellón Robles tuvo segundos después de que fuera nombrada ganadora del concurso nacional de oratoria en Tegucigalpa, organizado por la fundación Junior Achievement.
La beca que tanto soñó y que estaba segura de que ganaría estaba al fin en sus manos.
Lágrimas, abrazos, sonrisas y muchas congratulaciones siguieron a la histórica e inolvidable mañana del 17 de octubre.
Angie de 16 años, sampedrana y estudiante de Bachillerato en Computación en el legendario Intae (Instituto Tecnológico de Administración de Empresas), se aventuró desde hace siete meses al reto más complicado de su vida y llegó a la meta. Para ella siempre fue más emocionante aventurarse por las actividades más difíciles.
En abril, cuando celebraban en la institución el Día del Idioma, se enteró del concurso de poesía y oratoria y decidió concursar.
Aunque en la primera no le fue muy bien, se dio cuenta de que podía perfeccionar su oratoria y perseveró. Ganó el concurso interno del colegio y se clasificó a la competencia nacional tras ganar el regional, donde compitió con los mejores oradores de la zona.
El camino no fue fácil para la oradora. Su entrenadora y orientadora del centro de estudio, Estrella Peña, reconoce que a pesar del arduo trabajo Angie estuvo dispuesta a someterse a todo tipo de exigencias, como ir aula por aula a exponer su oratoria basada en la seguridad vial y así lograr perfeccionarla. Sacrificó horas de estudio, pero mantuvo su excelencia académica. Perdió tiempo con sus amigos y muchas horas de sueño, pero el fin lo justificó todo.
Una hija ejemplar
Su madre, Reina Isabel Castellón, fue su admiradora y mejor amiga en todo tiempo.
La mujer que la trajo al mundo le agradece a Dios por darle la bendición de tener a la mejor oradora de Honduras a escala colegial en su casa.
La describe como una joven obediente, inteligente y luchadora que siempre creyó en sí misma y le transmitió fe.
Lloró en muchas ocasiones con ella cuando no se sentía preparada y faltaba poco tiempo, pero ahora las sonrisas lo compensan todo. Miran con satisfacción el espejo donde Angie ensayaba desde las cuatro de la mañana, donde escribió con convicción: “Voy a ganar la beca”.
La campeona confiesa que su madre es, después de Dios, lo más importante en su vida y su inspiración para estudiar la carrera universitaria que ahora tiene becada en Unitec y emprender después la creación y el manejo de una empresa.
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