19/04/2024
03:16 PM

Casi casa a homosexuales en una ceremonia pública

La dama no pudo controlarse al ver a su exmarido casándose con otra y le rompió el vestido.

San Pedro Sula, Honduras

De las novias que aquella tarde iban a dar el sí en la Municipalidad sampedrana, Manuela sobresalía por bonita. “Era una muñequita”, recuerda ahora Aruq Licona, quien como asistente del secretario municipal, era el encargado de presidir la tradicional ceremonia para casar a las parejas en forma masiva.

Ya todo estaba listo para que Licona hiciera la pregunta de rigor ¿acepta como esposa...?, cuando de pronto surgió un imprevisto. Resulta que Manuela era Manuel, un homosexual que se había vestido de mujer porque era la única forma de casarse con su galán, ya que en Honduras no están permitidos los matrimonios entre personas del mismo sexo.

Como en aquel tiempo las partidas de nacimiento eran manuscritas, Manuel solamente agregó a su nombre la “a” para cambiar de sexo, al menos en el papel, y como estaba bien maquillado, nadie imaginaba que se trataba de un macho.

Manuel habría logrado su propósito de sellar su compromiso matrimonial como mujer, de no haber sido porque uno de los empleados de la dependencia, Mario Medina, lo identificó y se lo hizo saber a Licona antes de que consumara el acto nupcial.

Tras ser descubierto, el travesti y su consorte quisieron protestar, pero finalmente salieron huyendo del alboroto que se armó entre los sorprendidos asistentes.

Desfile de contrayentes

Frente a Licona han desfilado unas ocho mil parejas rumbo al matrimonio desde que trabajaba como asistente de Pablo Castellón, ya fallecido, en la administración de Luis García Bustamante. Por eso ha visto tantos casos curiosos e insólitos, como el anterior, entre algunos contrayentes que aprovechan las facilidades que da la municipalidad para hacer realidad sus sueños sin mayores costos.

Antes, los casamientos se hacían en la secretaría municipal, pero Licona decidió que fueran en el Salón Consistorial para darle mayor elegancia a la ceremonia y que pudieran estar más cómodos los familiares y los invitados.

La ceremonia de las bodas múltiples es todo un acontecimiento en el que el funcionario municipal, incluso, da una orientación a las parejas sobre las responsabilidades que adquieren al momento de firmar el acta matrimonial.

“Es un acuerdo, un convenio y un contrato en el que dos extraños se convierten en parientes para compartir deberes y oligaciones como bañar el chucho, darle de comer a la lora, cambiar pañales o dar el pepe a medianoche”, comenta el funcionario con un toque de humor.

Los relatos

Hay hombres que dejan a su mujer con hijos para casarse con otra, lo cual es legal si los contrayentes son solteros o divorciados. Sin embargo sucede que a veces la anterior pareja del novio, al darse cuenta del casamiento, llega enardecida a tratar de anular el enlace, comenta el profesional del derecho.

Recordó que cierta vez llegó una mujer con una “marimba” de hijos a tratar de impedir la boda del que fuera su marido, llegando al extremo de romperle el vestido a la novia. Entonces se armó un desparpajo en el que los contrayentes tuvieron que buscar la puerta más cercana para ponerse a salvo de la furibunda mujer.

Lo que Licona hace en estos casos es suspender la boda para realizarla después, cuando las aguas se hayan calmado sin que la otra se entere, por supuesto, según explicó. La seriedad de la ceremonia suele quedar a un lado para dar paso a la jocosidad como cuando un policía que había sido obligado a casarse con una menor, salió en veloz carrera seguido de sus familiares, cuando el funcionario le preguntó si aceptaba a la muchacha como su esposa.

El caso es que el policía fue acusado de estupro en los tribunales tras haberse robado a la cipota, y si no quería ir a la cárcel tenía que casarse con ella, por eso aceptó sellar el compromiso matrimonial en la Municipalidad.

Sin embargo, cuando Licona preguntó al novio si aceptaba a la muchacha como su esposa, en vez de decir sí dijo no, y rompió el protocolo al salir a la carrera dejando estupefactos a los presentes y llorando a la novia. Detrás de él iban sus invitados y sus parientes caminando apresurados entre el murmullo de risitas de los curiosos.

En otra ocasión, una muchacha a la que Licona había casado días atrás con un hombre mucho mayor que ella, llegó a pedirle que anulara el casamiento porque se dio cuenta que había cometido un gran error por presiones de su madre.

Era una cipota preciosa, de 17 años, que se había casado con un hombre tosco de unos 66 años quien, al no poder cumplirle sexualmente, recurrió a actos de lujuria que ofendieron a la desposada.

La joven esposa alegó que su propia madre la obligó a casarse con aquel hombre por puro interés, ya que tenía mucho dinero. A cambio de la mano de su hija, el ricachón le había regalado una casa a la señora, según dijo la muchacha originaria de Santa Bárbara. Debido a que Licona no tiene potestad para divorciar, el caso pasó al juzgado de familia, donde el hombre adinerado exigió la devolución de la casa para darle el divorcio a la muchacha.