24/04/2024
05:13 PM

Hondureño perdió ambas manos, pero no el talento de pintor

Olvin Ferrera es un dotado pintor y un habilidoso diseñador gráfico que se quedó sin extremidades.

Olvin Ferrera salió de Honduras buscando un mejor futuro, pero en el camino encontró el infortunio y perdió ambas manos. Sin embargo, lo que en aquel momento pareció ser el fin de su vida fue en realidad un nuevo comienzo para él, un auténtico renacimiento.

Y es que a pesar de no tener estas dos extremidades, Olvin ahora es un habilidoso pintor, un diseñador gráfico independiente y un estudiante a punto de obtener un título universitario como profesional del diseño.

A las 8 de la mañana, él ya estaba en la sala de su casa frente a la computadora, para comenzar a trabajar en sus diseños gráficos.

Es lo primero que hace siempre, es su rutina; pero esta vez hubo una diferencia, pues un equipo de Diario LA PRENSA lo acompañó durante todo un día para ser testigo de su admirable ejemplo de vida.

Mientras revisaba sus creaciones digitales, Olvin recordó que llegar hasta este punto de su vida no ha sido fácil, pues su historia ha estado llena de obstáculos y dificultades, y comenzó, de alguna forma, el día que decidió irse al extranjero.

Relató que agobiado por la falta de oportunidades y la mala situación económica, a los 18 años emprendió el viaje como inmigrante hacia los Estados Unidos; pero las autoridades mexicanas lo deportaron y lo enviaron a Guatemala.

Decidido a no volver a Honduras cruzó la frontera de nuevo, pero esta vez se quedó viviendo en México, adonde comenzó a trabajar como albañil.

Cuando tenía casi dos años de estar laborando allá, un desafortunado incidente cambió su vida para siempre. “Estaba trabajando en una construcción. Levanté una varilla y no me di cuenta que atrás había un cable de alta tensión. Al hacer contacto, la corriente llegó hasta mí, y me dejó casi muerto. Me llevaron al hospital y estuve internado.

A los dos meses, luego de examinarme, los doctores me dijeron que tendrían que amputarme las manos, pues las quemaduras afectaron incluso mis huesos. Para hacer la amputación debía dar mi consentimiento. Pasaron tres días antes de que firmara mi autorización, pero tuve que hacerlo, no había opción”.

Pasaron seis meses antes de que le contara a su familia lo que le había sucedido.

“Seguía viviendo en México. La familia de amigos con los que vivía allá me cuidaban, pero un día le conté a un tío lo que me había pasado y él le dijo a mi madre. Ella se puso muy triste, pero cuando hablamos me dijo que estaba agradecida de que yo estuviera con vida, y acordamos que yo regresaría a Honduras”.

Al regresar, Olvin no quería que nadie lo viera y se sentía limitado en todo sentido.

“Luego del accidente pasaron varios meses en que me tenían que alimentar, porque yo no podía, pero al venir a Honduras ya me pusieron la prótesis en mi brazo derecho y poco a poco aprendí a usarla. Recuerdo la emoción que sentí la primera vez que pude llevarme la comida a la boca por mí mismo, son cosas que uno no aprecia cuando las puede hacer pero que son invaluables”.

Otra preocupación que lo atormentaba era pensar en cómo se ganaría la vida, pues antes de perder sus manos solo había logrado obtener el diploma de sexto grado. “Pensé en el fútbol, y hasta en cantar, pero nada de eso se me dio. Luego recordé que me gustaba la pintura y empecé cursos para eso. También me decidí a estudiar. Entré al colegio y me gradué de bachiller en ciencias y letras, pero no me detuve, quería seguir, así que me matriculé en la universidad y comencé la carrera de diseño gráfico. Ya solo me faltan 12 clases para graduarme. Si Dios quiere, en 2013 tendré mi título”.

En su recorrido hacia la autosuperación, Olvin encontró el amor, pues fue en el colegio cuando conoció a Reina Urbizo, quien ahora es su esposa.

“Al principio creía que nadie me podría querer por haber perdido mis manos, pero no fue así. Estaba en segundo de ciclo cuando la conocí. Un día hablamos y decidimos ser novios, luego nos casamos y ahora ya tenemos un hijo de dos años, que es mi orgullo, se llama Mathew”.

El artista hondureño manifestó que luego de estudiar pintura comenzó a vender algunas de sus obras, pero esto es un ingreso demasiado esporádico, así que venció sus miedos y salió a buscar trabajo.

Su decisión era tal que lo contrataron en una empresa de mercadeo, en la cual dejó de laborar hace poco, para ser diseñador independiente y pintor.

Las obras de Olvin incluso ya tienen la posibilidad de ser conocidas en el extranjero, pues Robert Rey, el famoso doctor 90210, le compró un óleo al artista hondureño. Olvin además hizo un retrato a Bill Clinton, el expresidente de los Estados Unidos, cuando este visitó Honduras, el cual el exmandatario norteamericano se llevó al marcharse del país.

También ha vendido pinturas a compradores extranjeros.

Luego de navegar por el océano de memorias de Olvin, de resumir las vivencias de años en minutos, llegó el momento de atracar en el puerto del presente.

Acompañamos a Olvin en su casa, que también es su oficina de trabajo, en la que hace tarjetas de presentación, afiches, pósteres, logos, entre otros diseños. Para manejar con más facilidad la computadora utiliza una tableta que le sirve como mouse.

En la hora del almuerzo comprobamos que gracias a su destreza, Olvin hace actividades como alimentarse con absoluta normalidad.

A la 1:30 pm fuimos a la universidad de Ceutec (Centro Universitario Tecnológico), pues a las dos de la tarde Olvin inicia de lunes a viernes su trabajo como alumno colaborador.

“Mientras llevaba las primeras clases de la universidad tuve que retirarme, porque no podía pagar, pero ellos me llamaron y me ofrecieron una beca. A cambio de ella solo tengo que trabajar cuatro horas diarias en la biblioteca universitaria”.

Por naturaleza, Olvin es tímido, pero ha tenido que aprender a ser sociable y desenvuelto. Al entrar a la universidad el cariño que le tienen es evidente.

Desde la directora de la universidad hasta los docentes, desde los estudiantes hasta los guardias del centro de estudios no tienen más que palabras de admiración y cariño hacia este destacado hondureño.

Al salir de sus labores en la biblioteca, sube dos pisos y se dirige a clases, las cuales termina hasta las 8:30 de la noche.

Tras el cansado día finalmente regresa a casa y se reúne con su esposa e hijo, en quienes encuentra más razones para seguir adelante.

Olvin Ferrera sin duda es un ejemplo. Él perdió las dos manos, pero no el talento ni los deseos de superación y prefiere pedir una oportunidad antes que ayuda.

Para solicitar sus servicios, ya sea como pintor o diseñador gráfico, se le puede contactar escribiéndole al correo electrónico olvinferrera@gmail.com o llamándolo al teléfono 3263-8837.

Historial

Nombre Olvin Ferrera

Nació 11 de abril de 1981

Originario La Ceiba, Honduras

Habilidades y ocupación

Diseñador gráfico, es pintor y hace retratos en grafito.

Familia

Olvin es el mayor de seis hermanos. Fue criado únicamente por su madre.

Estudios
Diseño gráfico en la universidad de Ceutec en La Ceiba.

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