24/04/2024
12:27 PM

Óscar Barahona: 'Cavé fosas en la guerra con El Salvador”

El actor cuenta las anécdotas vividas en el periodismo y en la actuación.

Le ha tocado vestirse de mujer, de sacerdote y de monja como parte de su trayectoria actoral; pero ninguna de sus caracterizaciones ha sido más incómoda y difícil que la de homosexual porque algunas veces ha sido puesta en duda su masculinidad, ha dicho Óscar Barahona.

En sus años mozos, antes de destacarse en los escenarios y en el cine anduvo con una cámara fotográfica colgada en el hombro buscando gráficas para ilustrar las notas de los periódicos Correo del Norte, primero, y LA PRENSA, después.

“Comencé a hacer mi vida en la fotografía, porque era la única puerta que había vislumbrado para entrar al periodismo en aquellos tiempos en que no había facultades para estudiar esa profesión”, relata Barahona ahora con su cabellera blanqueada por sus 72 años.

Cuando trabajaba en Correo del Norte, todavía las fotos se plasmaban en planchas de plomo después de ser reveladas. Había que mandar las gráficas a una imprenta de Tegucigalpa que las devolvía convertidas en placas para su impresión en el diario, recuerda.

El moderno sistema Offset de impresión más nítida se implementó estando en LA PRENSA, poco antes de la guerra con El Salvador que a él le tocó cubrir como fotógrafo con el periodista Ponciano Paz.

Sabiendo que además de valor se necesitaba un buen equipo para captar las gráficas en la línea de fuego, consiguió prestado un lente teleobjetivo con el empresario Valentín Flores, que le permitiera apostarse a una distancia prudente de las balas enemigas.

Gracias a la potencia óptica de ese lente pudo divisar en la lejanía a dos soldados salvadoreños que se dirigían hacia ellos para capturarlos porque creían que aquello era una bazuca.

Inmediatamente traspasaron la línea fronteriza por el lado de El Poy para hacerse pasar por salvadoreños y él procedió a esconder la cámara debajo de una hojarasca. Así evitaron ser capturados y regresaron a Ocotepeque sanos y salvos; pero el problema era cómo recuperar el costoso equipo, que además era ajeno.

Tuvo que regresar él solo al lugar por la noche bajo una llovizna, porque el periodista no lo quiso acompañar, y tras una hora de búsqueda pudo encontrar la cámara en medio de la oscuridad, tentando con los pies.

Recuerda que vio cosas horrorosas durante los tres meses que estuvo cubriendo el conflicto bélico, como cuando los salvadoreños arrastraron los cadáveres de dos oficiales hondureños por las calles de Ocotepeque.

Como en la guerra no hay distingo de profesiones ni de cargos, él tuvo que trabajar cavando fosas para entrerrar a soldados salvadoreños, por órdenes de los oficiales hondureños.

Los rollos de fotografías que tomaba los entregaba a un piloto de guerra que las llevaba directamente a LA PRENSA en San Pedro Sula para hacer aquellas publicaciones que fueron históricas.

Perdió viaje por el teatro

Su carrera como actor comenzó mucho antes de que surgiera el Círculo Teatral Sampedrano. Su primera obra fue Los verdes campos del Edén presentada en el Primer Festival de Teatro en 1968. Como a todo actor que comienza, a óscar le pegó la temblequera en el escenario, lo raro es que le dio hasta en su tercera obra, comentó.

Sus caracterizaciones eran tan reales que cuando hizo el papel de homosexual algunos espectadores creyeron que de veras lo era; incluso, muchas de las personas que vieron Blanca por fuera y Roja por dentro, presentada por el Círculo Teatral Sampedrano, no se dieron cuenta de que una de las mujeres que aparecía en escena era óscar Barahona disfrazado y maquillado como dama.

Vivía y disfrutaba la actuación; aunque en cierta ocasión lamentó haber perdido un viaje a Alemania para presenciar la caída del muro de Berlin, porque no podía dejar una obra que ya había sido puesta en escena.

El caso es que como presidente de la Liga Mundial para la Libertad y la Democracia había sido invitado al país europeo con todos los gastos pagados para traerse un pedacito del muro.

Por más que le rogó al director del Círculo Teatral, Francisco Saybe, que lo dejara ir, este se negó argumentando que al irse él se tendría que suspender la obra en la que ya se había invertido mucho dinero.

En el cine

Mucho antes había incursionado en el cine con la película hondureña Tierra sin nombre, dirigida por Samy Kafati, en la que hace el papel “del ministro pícaro que hacía el trinquete con las bananeras”, recordó.

Sin embargo, ha sido más conocida su actuación en Poseídos 2, en la que personifica al doctor Bustamante, una especie de brujo que enseña cómo se juega la Ouija. La película no le trae buenos recuerdos porque sucedieron muchos hechos trágicos mientras se estaba rodando, lo que no deja de ponerlo a pensar tomando en cuenta que la Ouija se considera un juego diabólico.

Recuerda que tras la filmación de una de las escenas en el cementerio de Tela, le apareció una rara inflamación en el pie izquierdo que aún no se le cura. También cayó sobre las tumbas una de las cámaras de filmación que estaba siendo sostenida en lo alto por un equipo del Cuerpo de Bomberos que colaboraba con el rodaje.

Pero lo más lamentable fue el accidente que sufrió un grupo de estudiantes que eran transportados de San Pedro Sula a Tela para que actuaran como extras en la película.

El conductor del carro murió y la mayoría de estudiantes resultaron heridos.

El mismo doctor Bustamante había pronosticado en la película que las consecuencias de no tomar en serio el juego no la tendrían directamente los participantes en el mismo, sino terceras personas.

Barahona dice que desea seguir haciendo cine porque es más práctico que el teatro.

Chico Saybe, gigante del teatro

José Francisco Saybe es otro referente en el teatro hondureño por haber llevado emociones y risas a más de 700 mil hondureños en más de cuatro décadas.

También ha descubierto y pulido el talento histriónico de personas convertidas hoy en estrellas de las tablas como óscar Barahona. Siendo apenas un niño de quinto grado, a los nueve años, Chico Saybe pisó por primera vez el suelo del Teatro Nacional Manuel Bonilla de Tegucigalpa para observar una obra. Ahí germinó la pasión que ha movido toda su vida y que ha cambiado la historia teatral de Honduras para siempre.

Actores provenientes de España recreaban mágicas historias, como “La casa de Bernarda Alba”, “La malquerida” y otras. Él las admiraba con mucha emoción, y aunque en ese entonces no entendía a la perfección el mensaje de la obra y el significado de hacer teatro, tenía la convicción de que eso era lo que el destino le tenía deparado.

Tras la fundación del Círculo Teatral Sampedrano, inmediatamente se comenzó el trabajo para preparar obras. La primera del CTS fue “Aprobada por castidad”, dirigida por Henry Kawas, pero la primera con el sello de Saybe fue “Cena de matrimonios” en el gimnasio del Instituto La Salle y se presentó durante cuatro días en 1969.

En el gimnasio de La Salle, funcionaron durante año y medio. Luego montaron una obra en el Instituto Evangélico, y ya en 1972 se pasaron al Centro Cultural Sampedrano, adonde estuvieron por 32 años hasta que se construyó el teatro.