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Diócesis culmina celebración

  • 15 octubre 2012 /

Esta alegría fue compartida por sacerdotes y obispos de Honduras y Estados Unidos.

La Diócesis de Trujillo culminó la celebración de sus 25 años de creación en medio de una gran alegría y desafíos que siguen marcando su trabajo pastoral.

Esta porción eclesial, conformada por los departamentos de Colón y Gracias a Dios, se encuentra en un territorio marcado por el narcotráfico y las luchas por la tenencia de la tierra, temas que siguen siendo una preocupación permanente para esta iglesia misionera.

Los actos conmemorativos comenzaron desde el 3 de julio, fecha en que fue erigida esta diócesis por el papa Juan Pablo II en 1987, y culminó el 7 de octubre, día en que fue consagrado el primer obispo de esta iglesia, monseñor Virgilio López, quien falleció en un trágico accidente hace seis años.

Con todos estos recuerdos de alegría y dolor, decenas de feligreses provenientes de diversas parroquias se congregaron para festejar estos 25 años, en un acto que también reunió a obispos y sacerdotes de otras diócesis del país y Estados Unidos.

Monseñor Luis Solé Fá, obispo de la Diócesis de Trujillo, centró su mensaje en la figura de la Virgen María, en una fecha en que también se celebra la fiesta de Nuestra Señora del Rosario.“Nuestra diócesis de Trujillo durante estos 25 años ha experimentado o experimenta en muchos momentos los misterios de dolor que vivió la Madre de Jesús. Dolor del que son testigos, y muchas veces víctimas, laicos, religiosos y religiosas, misioneros, sacerdotes, incluso nuestra diócesis ha sido coronada con algunos mártires. Misterios de dolor que son agudizados, que duelen más por la violencia que provoca la presencia de la actividad del narcotráfico, misterio de dolor por tantas victimas; ya hemos perdido la cuenta, víctimas mortales de esta lucha entre campesinos y terratenientes. Una lucha compleja y difícil de entender a veces, y más dolorosa todavía porque sabemos que las autoridades no han hecho lo que podían y debían hacer para evitar esta violencia”, dijo monseñor Solé.

El obispo pidió seguir confiando en la mano intercesora de la Virgen María: “Ella nunca se ha cansado de animarnos, siempre ha estado presente en nuestra fe”.