La panadería San Vicente se ha convertido en una obra de amor porque con la venta de sus productos ayuda a muchas personas humildes y necesitadas.
Este proyecto que empezó a mediados de abril está valorado en 500 mil lempiras y fue posible gracias a la ayuda de un sacerdote español.
La obra es coordinada por la Asociación Internacional de la Caridad (AIC) y trabaja en él un grupo de mujeres que elaboran el pan.
“Con las ganancias que obtienen han logrado hacer milagros llevando ayuda a madres solteras. Además han dado becas a niños y jóvenes, dotan de material didáctico a algunos jardines de niños y ayudan con canastas familiares a algunos hogares de escasos recursos”, explicó Yolanda Garrido, tesorera de la AIC.
“Aquí hacemos el pan baguette, el que más demanda tiene, así como galletas, semitas, pan blanco, pastelitos y pan para hamburguesas”, informó Garrido.
Esta obra también es apoyada por el obispo de la diócesis de Trujillo, monseñor Luis Solé.