19/04/2024
06:17 PM

Con atol chuco y tamales celebraron Día de Difuntos

En este departamento recordar a los difuntos no fue motivo de tristezas, al contrario.

En los últimos diez años, en el cementerio general de la cabecera departamental se celebra el día de los Santos y los Difuntos con una vigilia donde se disfruta de tamales, chilate, atol chuco; y entre las tumbas, al frío de la noche, se escuchan las mejores rancheras o las canciones que recuerdan a los seres queridos que están sepultados.

Según el mariachi Teófilo Pineda, cada vigilia las dos rancheras más solicitadas por los parientes de las personas fallecidas son: “Un puño de tierra” y “La cruz de madera”.

“Esto es algo especial para nosotros cada año porque se convirtió en una tradición donde los pateplumas tenemos una forma diferente de poder venir a coronar a los difuntos y pasar un rato muy agradable en un camposanto”, aseguró Pineda.

Argelio Sabillón, presidente del Comité pro Construcción de la nueva capilla del cementerio, dijo que estas actividades les permitieron recaudar fondos para poder financiar la construcción del nuevo templo.

“Los visitantes nos ayudan con poco, pero será un gran aporte para poder modernizar y acondicionar esta capilla que es muy vieja y que ya dio su vida útil”, informó Sabillón.

Unas 500 personas visitan el cementerio en las vigilias de cada año gracias al apoyo de la Municipalidad y el Comité del cementerio general, donde se permite las ventas de comidas tradicionales y donde se celebra una misa de acción de gracias junto a un grupo cristiano que ameniza con su música católica durante la noche.

“Esto vuelve cada vigilia muy agradable, además que el cementerio este año se ve impecable”, aseguró la alcaldesa Telma Pérez.

Verdadera velada

Lucía Mejía desde hace cinco años visita la tumba de su padre en estas vigilias y siempre le ha llevado mariachis para que le canten la música que a él le gustaba como:

“La única estrella, Ni parientes somos, Cruz de madera”.

“Traigo café y pan, compramos tamales y disfrutamos compartiendo con mi viejo”, dijo Mejía.

El cementerio de Santa Bárbara data del año 1847. Las primeras tumbas fueron la de don Cándido Carrasco y la de una persona desconocida que pidió ser enterrada parada.