25/04/2024
04:53 PM

Padre de minero hondureño: 'Mi hijo encontró la vida eterna'

Óscar Fúnez, padre de uno de los ocho mineros soterrados, dice que su fe en Dios lo hace resistir esta dura prueba.

El Corpus, Choluteca, Honduras

Óscar Fúnez espera que sea exitosa la labor de los rescatistas voluntarios que trabajan para encontrar a los ocho mineros soterrados bajo la piedra y la tierra en la mina San Juan Arriba.

Su hijo, a quien le puso su nombre -Óscar Fúnez-, es uno de los ocho obreros que quedaron atrapados en la montaña el fatídico miércoles 2 de julio, cuando la tragedia golpeó a El Corpus.

Pese a que la espera se prolonga un día más, sigue viva la esperanza de hallarlos para darles entierro digno en sus comunidades.

El padre del joven de 18 años de la aldea El Cerrón, en Concepción de María, permanece atento en el campamento instalado en la mina.

Asegura que está fortalecido en la oración y confía como nunca antes en Dios. Él asegura que Dios quiso llevarse a su hijo para que formara parte de sus ángeles en el cielo.

“Los muchachos avanzan en la búsqueda de nuestros parientes. Han quitado la escalera donde se encontraban atrapados. Hay posibilidades de rescatarlos. Si lo logran, será una ganancia para mí, otra bendición del Señor porque lo voy a llevar a la iglesia donde mis amigos me esperan con su cuerpo.

Estamos optimistas. Sé que lograré sepultarlo y la iglesia me acompañará en el sepelio.

Mi esposa habla el mismo idioma. Ella tiene el mismo sentimiento. Dios inunda a nuestra familia. Entonces, si Él se complace en mi familia, no puedo quejarme. Di a mi hijo para lo alto de los cielos. Eso me motiva y me siento muy alegre, me siento como si en el fondo de mi corazón no hubiera pasado nada.

Estoy tranquilo. Me parece que mi hijo vive. No siento dolor. Me siento bien”, expresó Fúnez, reflejando su paz interior.

El álbum de los recuerdos

El hombre carga en su mochila un álbum de fotografías, en el que guarda los momentos más importantes en la vida de su hijo, desde que nació hasta que se graduó el año anterior de bachiller en Concepción de María.

El hombre lleva esas fotos porque son una manera de mostrar lo feliz que era, lo buen hijo que fue y sobre todo recordárselo a los amigos que a cada momento preguntan si lo encontraron.

“Este es el álbum donde está la historia de mi hijo. Lo traigo porque en los buses la gente me pregunta por él y yo se los muestro. Están las fotos de cómo empezó su vida y cómo fue estudiando, los actos religiosos donde participó y cuando se confirmó.

Los amigos lamentan tanto lo que ocurrió. Pienso que al mostrarles lo feliz que era mi hijo les doy una alegría. Un mensaje de una homilía decía que si queríamos saber cuánto nos quieren, solo lo sabremos cuando no estemos vivos. Hoy que mi hijo está muerto es cuando veo que tenía miles de amigos”.

El hombre, quien es celebrador de la palabra en la aldea El Cerrón, en Concepción de María, asegura que desde el primer momento de la tragedia, Dios no lo ha abandonado. Siempre ha estado con él en los momentos más difíciles de esta dura prueba.

Piden ayuda

Ismaira Rodríguez es la esposa de Santos López, otro de los mineros atrapados en la mina del cerro Cuculmeca.

Él era supervisor de personal, pero ese fatídico día ingresó a los túneles y no volvió a salir.

La mujer llora, extraña al hombre que durante 18 años fue responsable en el hogar, un excelente padre que trabajaba para darles a sus hijos el alimento y la educación para que se prepararan.

“He quedado desamparada. Son ocho hijos que tienen hambre, siete varones y una niña. Les pido a las autoridades que nos ayuden. No sé cómo me enfrentaré a las cosas sin el apoyo de mi esposo. No puedo buscar trabajo porque tengo niños pequeños que cuidar. Mi situación es difícil. No sé qué hacer”, se lamentaba la mujer.

Como ella, las demás familias están preocupadas. No solo es el dolor de afrontar la pérdida de sus seres queridos, sino pensar cómo se enfrentarán al futuro sin los hombres de la casa.

El panorama no es nada alentador y las familias esperan que la solidaridad de la gente no las abandone.