18/04/2024
01:47 PM

Vuela de estadio a estadio por amor al fútbol hondureño

Marco Tulio Fuentes apoya a la Selección donde quiera que juegue.

La bandera nacional más grande que ha ondeado en las graderías del Estadio Olímpico fue confeccionada por Marco Tulio Fuentes, un aficionado hondureño residente en Estados Unidos que sigue a la selección de fútbol a donde quiera que vaya.

Hace 25 años el destino lo llevó a vivir a Los ángeles, California, donde maneja su propia empresa de encomiendas, pero a la vez hace su tiempo para volar de un país a otro con tal de ver jugar a los equipos hondureños y especialmente a la Selección.

Como hincha empedernido ha vivido momentos emocionantes, para el caso cuando acompañó a la Selección a Sudáfrica pese a que el equipo empató un partido, y otros tristes como cuando fue al Mundial de Holanda solo a ver las tres goleadas consecutivas que sufrió la sub 20.

A veces tiene la suerte de hospedarse en el hotel donde se alojan los jugadores porque puede hasta conversar con ellos, pero cuando fue a Sudáfrica se conformó con tomarles fotos de largo en la práctica porque los organizadores del evento le prohibieron platicar con ellos.

Su gusto es que también otras personas disfruten de la emoción del fútbol por eso obsequia boletos de entrada a los partidos a nombre de su empresa.
Fútbol y negocio

Un amigo chileno en Estados Unidos le dio la idea de formar su propia empresa de encomiendas que ahora promociona a través de una de sus grandes pasiones: el fútbol.

Su amigo se sorprendió que en aquel tiempo no hubiera una compañía que llevara carga de Estados Unidos a Honduras. ‘Ese negocio lo puedes hacer tú’, le propuso el chileno.

Fuentes había hecho toda clase de trabajos en el país del norte especialmente en el ramo de la carga, pero nunca se le había ocurrido tener su propio negocio. Le gustó la idea de su amigo pero miraba un tanto difícil comenzar de cero con una empresa. ‘No hombre, eso es lo más sencillo, lo único que tienes que hacer es agarrar un carro y llevarle un paquete a alguien cuando vayas a Honduras’, le aconsejó el amigo. Fuentes se había distinguido por su entrega a los trabajos que había tenido. Uno de los primeros que tuvo en Estados Unidos fue cargar furgones en una bodega.

Su primer jefe fue un chapín que al principio lo vio con desconfianza. “Solo gente novata me mandan”, le dijo el guatemalteco viéndolo de mal modo.

Sin embargo, el hondureño aprendió a colocar tan bien la carga, que aprovechaba todos los espacios de tal manera que el contenedor pudiera llevar el máximo de carga posible.

Esta habilidad más los consejos que le dio su amigo chileno fue determinante para el éxito que ahora tiene su empresa. ‘Cuando alguien te pida que le lleves un paquete para Honduras diciéndote que te va a dar para los frescos, dile que le vas a cobrar por el servicio, pero que se lo vas a llevar hasta la puerta de la casa del destinatario”, le aconsejó. Por ese tiempo ya tenía la residencia, así que se vino en un carro viejo lleno de cosas que mandaban otros hondureños a sus familiares. Aunque todavía no existía peligro de asaltos en el trayecto ni incomodidades más que las “mordidas” que pedían los mexicanos, con el tiempo decidió trasladar la mercadería por barco para mayor seguridad. El negocio ha crecido gracias a los amigos y contactos que ha hecho a través del deporte. Para el caso, a Carlos Pavón y al Amado Guevara les trasladó sus mudanzas de Los ángeles a San Pedro Sula después que terminó el contrato de los jugadores con el Galaxy y el Chivas USA. Aunque su equipo es el Motagua, apoya a todos los cuadros hondureños cuando juegan en Los ángeles o en cualquier parte adonde puede ir.

Recordó la Copa de Campeones en Los ángeles cuando el Olimpia le ganó al Toluca y Pachuca y así se clasificó al Mundial de Clubes del 2001 que al final no se realizó. Le dio satisfacción ver triunfar al León pero ese sabor dulce desapareció cuando vio a los jugadores de “la máquina” con las maletas fuera del hotel donde se habían hospedado.

Los habían sacado porque se les venció el tiempo por el cual pagaron los organizadores del evento, y tenían que esperar hasta que saliera su avión. Recordó que cuando iba a viajar de Los ángeles a Panamá a ver el partido en el que se creía que Honduras sería eliminada, le dijo a su esposa Nora que si su selección perdía terminaría su viajadera. Sin embargo, como eso no ocurrió, su mujer lo recibió con un amigable reclamo: “por lo que se ve vas a seguir andando de estadio en estadio”.