28/03/2024
04:12 PM

Alex, el 'Chef” de los migrantes

Un sampedrano que se vio afectado por el descarrilamiento del tren en Veracruz se convirtió en el cocinero de los “mojados” varados bajo un puente.

Quería llegar a Estados Unidos, pero al arruinarse el tren pasó de indocumentado a chef. Alex Gutiérrez hoy asegura que dejará de cocinar hasta que no quede un migrante varado en Coatzacoalcos.

Es un sampedrano que dejó su familia en el barrio Arenales. La crisis económica lo hizo buscar nuevos horizontes y se arriesgó a cruzar. Cuando llegó a Coatzacoalcos y el tren ya no continuó la ruta, se fue al albergue San Judas Tadeo, adonde ayudó durante dos días a cocinar la comida de al menos 150 migrantes que llegan a pernoctar.

Pero los indocumentados aumentaban, y cuando el puente se llenó de extranjeros, Alex decidió ayudar. Cuando el gobierno municipal descubrió los dotes de Alex como cocinero, no dudaron en dejarlo al frente de la cocina para preparar el alimento de al menos tres mil centroamericanos que durante 25 días se refugiaron en esta ciudad. Ayer lo encontramos afanado. Ha escogido a cinco hondureños como apoyo en sus labores culinarias, y ayer junto a él cortaban tomate, cebolla chile y trabajan en el almuerzo para los 600 indocumentados que esperaban por su plato de almuerzo antes de partir.

“Me tocó apoyar a los compatriotas y compañeros de viaje. Me siento orgulloso de cocinar para mis amigos, lo hago con amor, me gusta la cocina y por algo Dios me dejó aquí a medio camino”, dijo el hondureño.

La plática con LA PRENSA se interrumpe cuando nos dice: “Voy a revisar la sopa que preparo”. Se moviliza, destapa una enorme olla donde las burbujas de la sopa de frijoles indican que todo está listo para el platillo que comerán los migrantes.

“Cocino al estilo hondureño, mi especialidad son los caldos o sopas, uso mucho ajo, culantro y cebolla, y todos opinan que les doy un buen sazón, la mejor prueba será que usted deguste mis platillos”, dijo. Afanado busca mover en otra de las ollas, el arroz que prepara, son dos kilos para que alimente a los migrantes que pacientes esperan el llamado para comer.
Seguirá sus sueños

En el fondo, Alex se muestra triste por la familia que dejó en su tierra y por la que asegura se lanzó a la aventura de viajar.

“Si estoy aquí es por mi familia, no lograba en mi tierra hallar un trabajo y me tocó viajar. Aquí vamos, no sé cuándo me iré, será hasta que se vaya el último migrante y el gobierno municipal me diga que mi misión terminó. Ese día será que dejaré la cocina para seguir mi viaje”, dijo Gutiérrez. Mientras respondía, sonreía sin descuidar su trabajo.

Tiene pasión por lo que hace. Y no preparaba un platillo común; era consciente que cada plato era para un amigo, un compañero de viaje con los que compartió el hambre de los días de camino bajo el ardiente sol. La sopa resultó ser un éxito.

Viaja con familiares rumbo a EUA

Manuel de Jesús Salguero, originario de Yoro, se suma al número de hondureños que viaja al norte.

Tiene junto a su hermano Moisés, su cuñada Sandra Hernández y Juan José Mejía, el amigo de Puerto Cortés que conoció en el camino, el apoyo para defenderse de los peligros que se encuentran al cruzar.

“Nos ha ido bien y mal en el viaje. Si algo marca mi vida fue cuando hace dos días vimos venir a un hombre loco con un machete, nos amenazaba y cuando estuvo cerca de otro hondureño que dicen que es de Olancho le arrancó la mano. Ese cuadro me impactó, se lo llevaron los socorristas, aseguran que murió. Por eso es necesario ir en grupo, para defendernos”.

Busca “probar suerte” en Tijuana

José Samuel Hernández tiene 10 días de emprender de nuevo la ruta hacia Estados Unidos pese a que fue deportado hace dos meses.

Es un pintor, sabe de construcción y aún con las habilidades artísticas que posee no logró encontrar un empleo en Honduras. Arrimado a la columna del puente adonde se albergan, decidió contarnos parte de su historia. “Tengo tres hijos, la mayor de 10, otra de ocho y la más pequeña de cinco. Voy de regreso, pero ahora me dirijo a Tijuana, no voy a cruzar, me voy a quedar en esa ciudad porque me dijeron que allí encontraré trabajo.

Voy a probar suerte. Primero Dios pronto enviaré dinero a mis hijos”.

Le ofrecieron trabajo en un restaurante

Noé Reyes vivía en la colonia La Pradera en San Pedro Sula. Salió el 3 de julio para llegar hasta Nuevo Laredo, adonde pretende radicarse para trabajar en un restaurante.

La vida dice que no ha sido fácil para él, y ahora sacrifica lo que más quiere. “Cómo hacer cuando vez la realidad en tu casa que no tienes que darles a tus hijos. Eso te hace tomar valor y sacrificarlos. A mí me tocó, y me voy en esta aventura porque hay una señora en un restaurante que me ha prometido un trabajo, por eso estoy aquí, padeciendo el calvario que todos sufrimos al cruzar, pero la recompensa será ayudar a los míos”, dijo Reyes.

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