Cientos de sampedranos católicos desbordaron ayer su fe al iniciar una Semana Santa en comunión con Dios recordando la pasión, muerte y resurrección de su hijo.
La catedral San Pedro Apóstol fue insuficiente para albergar a los feligreses que acudieron a la misa del Domingo de Ramos.
Decenas quedaron de pie, otros en los alrededores del altar y una gran parte en el atrio, donde ni los penetrantes rayos del sol aplacaron su fe y apego a las creencias católicas.
La jornada comenzó con la caminata que revivió la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, escena que como cada año, se escenificó en la primera calle de la ciudad.
Al llegar a la catedral y tras la bendición de las palmas, la feligresía se dispuso a escuchar el mensaje expresado en la homilía por monseñor Ángel Garachana, obispo de la diócesis de San Pedro Sula.
“Animémonos a seguir el ejemplo de Jesucristo para que vayamos construyendo el reino de Dios en San Pedro Sula y todo Honduras”, expresó monseñor Garachana en la tradicional misa del Domingo de Ramos.
El prelado motivó durante la homilía a construir un reino de amor y paz y no de odio y violencia; de justicia y no de injusticia, de coherencia y responsabilidad y no de corrupción.
“En este reino lo que más cuenta es Dios y los hermanos y no el poder idólatra del dinero injusto, ese reino que es de vida y no de muerte”, enfatizó.
El obispo dijo a los católicos que la Semana Santa tiene un significado cristiano, pero profundamente humano y no solo es recordar algo que aconteció.
“Lo importante es recordar, celebrar hoy a Jesucristo resucitado para ver cómo impacta a mi persona, a mi familia, a mi ciudad, a nuestra sociedad y saber qué fuerza nos da Jesús para cargar nuestra cruz”, resaltó.
También a los feligreses les dijo que deben preguntarse ¿qué ánimos y motivaciones les da Jesús para trabajar por la paz, la justicia, la convivencia y el bien de Honduras?
“Porque Dios siempre nos da sentido al dolor y la alegría, nos da esperanza, razones para vivir, para amar, luchar y construir algo nuevo”, prosiguió.
Vivir como lo haría Jesús
El llamado de Garachana para esta Semana Santa es “vivir hoy con Cristo”, para descubrir cómo ilusiona y anima.
El Monseñor expresó que las lecturas y el evangelio leídos ayer sobre la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo son claves para mantener la esperanza, para amar a los demás, buscar el dominio sobre los otros sin acaparar injustamente solo pensando en compartir.
Al hacer la comparación sobre el comportamiento que tendría Jesucristo en San Pedro Sula y Honduras en el Domingo de Ramos, Garachana mencionó que Cristo buscaría servir a los demás y no servirse de ellos, que expresaría la voluntad del pueblo y no su propio capricho y tendría actitudes de solidaridad con el prójimo siendo constructor de unas relaciones justas entre los sampedranos y las instituciones.
Incitó a los cristianos a construir y transformar una sociedad renovada en la paz y la convivencia.
“Así iremos borrando tanto sufrimiento de los rostros de madres y padres que ven día a día en la ciudad y el país, la crucifixión de sus hijos que recuerda la pasión, muerte y resurrección del Señor Jesucristo”.
A los feligreses les expresó que huyan y rechacen todo comportamiento indigno que observen en otras personas, para hacer la voluntad de Dios y los invito a continuar acudiendo en familia a las celebraciones religiosas en estos días santos.
“Los católicos deben vivir esta Semana Santa como lo haría Jesucristo: amando y luchando por unir a un hombre nuevo y a una nueva mujer por un nuevo y renovado cielo”.
Tiempo para cambiar
Las palabras de Garachana tocaron los corazones de muchos feligreses católicos como Amelia Castellanos (56) quien desde pequeña dice acude a las procesiones del Domingo de Ramos y esta vez lo hace por las calles sampedranas junto a sus dos hijos y nietos. “La Semana Santa es el tiempo ideal para que la palabra de Dios transforme a los malos de corazón”.
Como Castellanos, decenas de sampedranos estuvieron presentes en el instituto María Auxiliadora ubicado en barrio Los Andes para esperar la bendición de los ramos y palmas que hizo Garachana, y luego inició la procesión que bajó por la Primera Calle hasta llegar a la Catedral San Pedro Apóstol.
En la caminata se observaron desde bebés cargados en los brazos de sus padres hasta ancianos que de manera ferviente y con amor dijeron presente una vez más al recordar a Jesús en el Domingo de Ramos.
El interior de la Catedral ya estaba abarrotado de feligreses que prefirieron esperar la procesión que traía en el centro la imagen de Jesucristo sobre un burro y que fue cargado por varios feligreses.
