19/04/2024
04:59 PM

'Durante los disparos no podíamos entrar”

Los bomberos recibieron el aviso del incendio de un poblador; cuando llegaron era demasiado tarde.

“Se quema el penal”, dijo un poblador que llamó a los bomberos a las 10.56 de la noche del 14 de febrero. La llamada la realizó una persona que transitaba por la carretera.

El guardia de turno de la estación bomberil ratifica la llamada, se tocan los timbres de emergencia y se movilizan cinco unidades, tres para extinguir el incendio, una ambulancia y un vehículo pick up.

A las 11:02 de la noche las unidades se apostaron frente al centro penitenciario, pero los guardias no les dieron acceso.

Hubo disparos, todo era confuso y mientras se controlaba la situación en el interior del penal, los bomberos esperaron unos seis minutos para ingresar.

Cada segundo era de angustia. Los 21 apagafuegos querían sofocar las llamas que provocaban un resplandor, la impotencia se apoderó y ese tiempo fue eterno.

“Había que respetar los protocolos de seguridad del penal, un segundo era una eternidad, era algo conflictivo, queríamos tener alas para volar y apagar el fuego” expresó el comandante de los bomberos de Comayagua, Leonel Antonio Silva.

El ingreso de las unidades se autorizó a las 11:08 de la noche, los 21 apagafuegos desesperados tratan de recuperar el tiempo perdido. A las 11:09 de la noche los bomberos iniciaron las tareas de extinción del fuego, labor que les llevó varias horas.

Cuando el reloj marcó las 3:55 de la mañana del miércoles 15, el fuego estaba controlado, pero pese a los esfuerzos, la vida de 359 personas se apagó al igual que las llamas.

Confusión

La llamada de auxilio ante el fuego que ya avanzaba y consumía el penal no se recibió de las autoridades carcelarias, sino de testigos que conmocionados contemplaban las llamas que en grandes proporciones alumbraban la ciudad.

“No sabíamos si era un motín, no sabíamos qué pasaba, todo era confuso. Los muchachos en turno accionaron, corroboraron la llamada y se desplazaron.

No se ingresó de inmediato porque los custodios del centro penal disparaban para controlar la situación”, manifestó Silva.

“Nos culpan, todos dicen que llegamos tarde, hablan que 30 minutos tardamos, pero no fue así. Durante los disparos no podíamos entrar, había que esperar, tampoco se podían exponer las vidas de los bomberos.

Cuando la seguridad controló el área se nos permitió el acceso. Ha repercutido en nosotros esa mala apreciación de la gente, porque no ven que nuestro actuar fue inmediato”, expresó Silva. Los bomberos hicieron la inspección y uno de los voluntarios asegura que cuando ellos llegaron al lugar el fuego tenía unos 30 minutos de haber consumido la granja penal.

“No sabemos por qué no se avisó de inmediato, ya el fuego estaba avanzado, era incontrolable y ya poco se podía hacer”, dijo con sentimiento el joven bombero.

Marcados para siempre

Las escenas vividas, los esfuerzos realizados por salvar vidas fueron inútiles. El aviso tardío pasó la factura a 359 privados de libertad que quedaron atrapados en las celdas y fueron consumidos por las llamas.

Cuando los bomberos ingresaron al penal, las imágenes dantescas los dejaron paralizados, eran aterradoras escenas que les marcaron la vida para siempre.

“Fue impactante, nos ha marcado. En las noches las escenas de lo vivido regresan, están presentes para recordarnos los cuadros del dolor que tuvieron los reos en sus últimos momentos.

Es algo para no olvidar, por muy fríos o preparados que estemos para estas escenas, sale a flote la sensibilidad y pega” expresó el jefe bomberil.

Revisiones

Desde 2004 las instalaciones eléctricas del centro penal de Comayagua fueron revisadas, el Cuerpo de Bomberos dio recomendaciones, las cuales fueron acatadas por el director de ese entonces, quien mostró interés por mejorar las condiciones y evitar riesgos que pudieran ocasionar tragedias como la que ocurrió.

Para este año los bomberos tenían prevista una revisión a través de la oficina Técnica de prevención de seguridad contra incendios OTPSIS, pero se anticipó la tragedia en un hecho que se espera se esclarezca con el informe que entregarán los expertos de ATF y el grupo de hondureños que participan en la investigación.