25/04/2024
02:47 PM

CNA perdió el rumbo en la lucha contra la corrupción

El retiro de Iglesias y de Foprideh debilitó al Consejo Nacional Anticorrupción, que ha perdido credibilidad ante la sociedad y los cooperantes.

El Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) perdió el rumbo en la lucha contra la corrupción y, lejos de combatirla, la ha apañado en este Gobierno, opinan líderes de organizaciones de la sociedad civil que optaron por retirarse de esa instancia por no compartir su manejo y sus magros resultados.

La polémica elección de la coordinadora actual, Dulce María Zavala, en septiembre de 2011 marcó un punto de inflexión y el retiro de varias organizaciones, cuyos representantes no estuvieron de acuerdo con la forma en que la profesional del derecho fue impuesta por sectores afines al presidente del Congreso Nacional y al titular del Poder Ejecutivo.

Antes de la elección de Zavala, la Iglesia Católica ya había materializado su retiro del CNA y posteriormente lo hicieron la Confraternidad Evangélica de Honduras (CEH) y más recientemente la Federación de Organizaciones no Gubernamentales para el Desarrollo de Honduras (Foprideh), que aglutina más de 80 ong a escala nacional.

Con el retiro de estas tres instituciones, el CNA prácticamente perdió el basamento moral y ético que le daba una importante credibilidad ante la sociedad hondureña y la comunidad internacional cooperante.

La presencia de las iglesias Católica y Evangélica había sido vital para la imagen pública del CNA en vista de que un estudio de Proyecto de Opinión Pública de América Latina (Lapop) de la Vanderbilt University colocó en 2011 y 2012 a ambas instituciones en los primeros peldaños del nivel de confianza de los hondureños.

Las dos Iglesias fueron de las instituciones fundadoras del CNA; su primer coordinador fue el cardenal Óscar Andrés Rodríguez y el último, el expresidente de la CEH, el pastor Oswaldo Canales, quien en su gestión denunció reiteradamente la corrupción en este Gobierno.

Los constantes señalamientos contra el Ejecutivo y el Legislativo le costaron al pastor Canales la reelección en la última asamblea de septiembre de 2011, ya que desde el Gobierno se torpedeó su candidatura y se impuso a Zavala, presidenta de la Asociación de Empleados Públicos de Honduras (Andeph).

Fuentes de la sociedad civil señalaron que el CNA ha experimentado un retroceso y perdió su beligerancia y poder de denuncia en la lucha contra la corrupción desde la llegada de Zavala, con el agravante de que dentro de la institución han surgido denuncias de irregularidades administrativas e incluso de abuso y acoso sexual.

Ante esta situación y las nuevas anomalías documentadas, otras organizaciones que integran la estructura de dirección del CNA han considerado hacer efectivo su retiro y pedir la disolución de esa entidad en vista de su pobre papel en la lucha contra la corrupción.
Silencio y tolerancia

Diversas fuentes consultadas coinciden en que el CNA ha sido demasiado tolerante y ha guardado silencio en sonados casos de corrupción en la gestión de Lobo, como la compra irregular de cámaras de seguridad, la polémica adquisición de lanchas para la Fuerza Naval y la compra anómala de medicinas en el sistema sanitario público. El CNA es miembro de la Comisión Interinstitucional de Medicamentos (CIM), instancia que en esta administración ha estado prácticamente marginada de los procesos de licitaciones y compras de insumos y medicinas para los hospitales públicos; sin embargo, la posición de sus ejecutivos sobre el tema ha sido tibia y casi nula.

El Consejo tiene entre otros objetivos impulsar los procesos de transparencia y auditoría social como mecanismo de prevención, control y combate contra la corrupción, así como la canalización de denuncias e investigaciones específicas, pero de estas acciones muy poco o nada se ha hecho, según los denunciantes.

CNA se ha debilitado

El presidente de la Confraternidad Evangélica de Honduras, Alberto Solórzano, dijo que el retiro de su organización se efectuó hace ya cerca de dos años y obedeció a que no estuvieron de acuerdo con la forma como se eligió a la actual coordinadora y con otras situaciones que prefirió no mencionar.

“Sentimos que nuestra presencia en el CNA ya no era significativa y que debíamos buscar otros escenarios para seguir siempre con el tema de la corrupción, pero desde otras plataformas”, recordó.

Al consultarle si el CNA está cumpliendo sus funciones y objetivos, Solórzano dijo que eso debe juzgarlo la sociedad hondureña, pero estimó que las acciones se han ido debilitando y espaciando y ahora otros protagonistas han asumido ese rol.

Puso como ejemplo que las denuncias de corrupción sobre temas neurálgicos en el país provienen de otras instituciones y organizaciones que se han agrupado y hecho una incursión más frontal en cuanto a la corrupción.

Indicó que el CNA ha debilitado su presencia y su participación y se ha limitado a la prevención, cuando su llamado tiene de fondo otros propósitos.

“Nos parece que los procesos sobre ciertas cosas son un poco lentos y obviamente la corrupción es tan latente y enraizada en el país que creemos que necesita acciones y decisiones más categóricas”, enfatizó el líder espiritual. En relación con las denuncias de irregularidades y acoso sexual, señaló que se dieron cuando la Confraternidad Evangélica ya se había retirado, de modo que solo conoce lo que trascendió en los medios.

El dirigente religioso recordó que el CNA comenzó como una buena iniciativa del cardenal Rodríguez para afrontar la corrupción.

Rolando Bú, coordinador de Foprideh, explicó que el retiro obedeció a que las 80 organizaciones no gubernamentales que conforman la federación consideraron que el CNA ya no respondía a los objetivos primigenios para los que fue creado.

Criticó que existe ambivalencia porque el presupuesto con que funciona el CNA, que es de unos 20 millones de lempiras anuales, lo proporciona el Estado.

Destacó que Foprideh es una organización que ha estado comprometida con los procesos de transparencia dentro de sus organizaciones y por consiguiente la irregular elección de Dulce Zavala “era un signo de que este espacio había perdido relevancia”.

Señaló que los representantes de las 80 organizaciones consideraron que su presencia en el CNA “ya no era viable” y lo mejor era retirarse antes del derrumbe definitivo.

Bú refirió que uno de los hechos que motivaron su salida fue que muchos casos de corrupción de alto impacto, especialmente denuncias de la población, no tenían el tratamiento y el seguimiento adecuados.

“No creo que la institución sea mala, pero podría reorientarse y retomar su misión original en el combate contra la corrupción”, concluyó.

CNA entre las tres instituciones menos confiables de Honduras

El CNA es una de las instituciones democráticas menos creíbles en Honduras, según un estudio del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (Lapop) de la Universidad de Vanderbilt, denominado Barómetro de las Américas 2012.

La investigación, presentada en noviembre de 2012, destacó que las instituciones menos confiables para los hondureños, de una lista de 13, fueron el CNA, el Tribunal Superior de Cuentas y la Policía Nacional en último lugar.

El documento presentó el nivel de apoyo que los hondureños le dan a cada una de las instituciones sociales y políticas del país en una escala de 0 a 100.

Los resultados indicaron que las iglesias Evangélica y Católica reciben la mayor confianza de la ciudadanía con 63.4 y 63.3%, respectivamente, seguidas por las Fuerzas Armadas, el gobierno local y los medios de comunicación con 48.1, 46.6 y 40.6%.

Ninguna institución del Estado recibe nivel de confianza encima de la mitad de la escala de 0 a 100, lo que indica que la mayoría no expresa seguridad en estas instituciones.

De las 13 instituciones evaluadas, las que reciben el menor nivel de confianza son el sistema de justicia, las elecciones, el Congreso, el Tribunal Electoral, partidos políticos, el CNA, el TSC y la Policía Nacional, en orden descendente.

La Policía es la institución peor evaluada y la que recibe el menor nivel de confianza con 28.7%.

Honduras recibe en el estudio el 76.7% de percepción de corrupción y ocupa el octavo sitio de los 10 países de las Américas con mayor percepción de las 26 naciones evaluadas.