23/04/2024
05:20 PM

En Guatemala inician los asaltos contra migrantes hondureños

  • 06 julio 2013 /

La corrupción de las autoridades y la operación de delincuentes en los
pasos ciegos afectan a los migrantes.

    Si M?ico es se?lado como ?el infierno? para quienes quieren vivir el sue? americano, Guatemala podr? ser considerada la puerta de esa cruda realidad, cruzada cada mes por unos 12 mil hondure?s que huyen de su pa?.

    Ver especial multimedia: Holocausto migratorio

    El viaje a la primera trampa empieza en la terminal de buses de San Pedro Sula cuando el movimiento del d? ha pasado. Los portones cerrados, la luz tenue de las l?paras y la relativa tranquilidad de la noche hacen que el lugar parezca abandonado.

    El ambiente solo se rompe por el movimiento aletargado de personas, sentadas en las gradas y acostadas en el piso de la segunda entrada del costado norte del edificio.
    La mayor? son j?enes vestidos con camiseta, jeans y tenis y con una peque? mochila a su lado. En el grupo hay mujeres y algunos ni?s.

    Los locales tienen las persianas met?icas abajo y solo est? encendidas las luces que llevan hasta la ?nica empresa que opera a la medianoche cubriendo la ruta San Pedro Sula-Aguacaliente-Ciudad de Guatemala: los buses Congol?.

    En la sala de espera de la empresa, varias personas permanecen sentadas mirando la ?nica pantalla de televisi? instalada. Esperan la salida del bus de la 1:30 de la ma?na.

    Rigoberto Pinto se encarga de la venta de boletos a 270 lempiras hasta la frontera y 700 hasta la capital guatemalteca. Reconoce con alguna emoci? que esa noche hay un movimiento inusual. ?Van a salir tres buses a Guatemala?, cuando por lo general son uno y dos.

    Quienes ya tienen el pase y no quieren estar en la sala salen al patio de estacionamiento de buses, oscuro y sin ninguna unidad por el momento.

    M? cuerpos, algunos de pie, otros sentados y otros tumbados en el suelo le dan vida al lugar.

    En total, los tres buses llevar? a unos 150 viajeros, la mayor? de ellos migrantes que se unir? a los que han salido durante el d? en otros buses de empresas como Torito, Sultana de Occidente, Cooperativa San Jos?de Ocotepeque y Maya de Oro.

    Tras la algarab? del abordaje, en el que cada quien busca el mejor lugar, las tres unidades inician su viaje a eso de la 1.45 de la ma?na, una tras de otra, en fila, en un viaje de cinco a seis horas ?para evitar los asaltos en la zona de Santa Rosa de Cop? o que le vuelvan a disparar a una de las unidades, como ya nos ha pasado en Cucuyagua?, recalca Rigoberto, que le ha dado instrucciones a gritos a su personal para que agilice la salida.

    El hombre de canas y camisa fuera del pantal? de tela debido al calor se?la que el tiempo de viaje se debe al mal estado de la carretera.

    Los que van en las unidades se acomodan para tratar de descansar. La traves? apenas empieza.

    Los puntos ciegos

    Luego de casi cinco horas de viaje por una carretera en lamentables condiciones desde Santa Rosa hasta Ocotepeque, en la que por lo menos existen tres retenes de la Polic? Nacional y donde el fr? domina ciertos tramos como la subida a El Portillo, los buses llegan a la frontera de Aguacaliente.

    La primera visi? es la de un grupo de hombres sobre un carro de paila que dialogan y se entregan unos a otros documentos y dinero. Dos o tres de ellos, al ver las c?aras, se van por un callej? justo enfrente de la oficina de migraci? y se pierden tras las casas aleda?s. Otros se van directamente al bus, el cual llega con viajeros que se bajan adormitados y algunos de los cuales son llevados a casetas de comida cercanas para ?explicarles? c?o es el paso.

    Entonces vienen a la mente las palabras de Rigoberto en la terminal: ?Ah?muchos son v?timas de la corrupci? en la garita de los tramitadores y de las bandas quedominan la frontera hasta Esquipulas?.

    La alerta es confirmada por el subdelegado de migraci? de Honduras, Will Valladares. ?Usted ve que los viajeros se quedan all??en las casetas cerca de donde paran los buses- y luego los tiran por el monte?, explica el funcionario y resalta: ?Cada d? est? pasando entre 350 y 400 migrantes?. Esa cifra era de 120 a 200 hace dos a?s.

    Valladares responde que en la zona fronteriza hay de 30 a 35 puntos ciegos manejados por polleros que llevan a los indocumentados a Esquipulas, donde el riesgo es ser asaltado o violado. ?Aunque la gente denuncia estos hechos a la Polic?, a nosotros nos han llegado tres o cuatro casos de asalto?, asegura el subdelegado, quien destaca que por ese paso ciego cobran entre 300 y 400 quetzales, unos 1,200 lempiras.

    Ese d? en Aguacaliente, una noticia reafirma el peligro en los primeros kil?etros rumbo a Estados Unidos: hay dos muertos a 300 metros de la garita de migraci? guatemalteca.

    En la garita de ese pa?, el comentario es que los muertos son de Honduras, datos que confirma al siguiente d? el peri?ico regional. Se rumora que las muertes se deben a las bandas de hondure?s que trafican migrantes, de lo que el escrito no da mayores detalles.

    Los cuerpos est? tirados en un costado de la carretera y las autoridades realizan el levantamiento ante la mirada de pobladores y los viajeros que ya van en las combis ?rapiditos- a Esquipulas.

    Corrupci? galopante

    El riesgo por la delincuencia se incrementa tambi? por la corrupci? de las autoridades. Reynaldo Jim?ez Garc? reza primero ante la imagen de la Virgen de Guadalupe y luego ante el Cristo Negro de Esquipulas para pedir por su viaje, una de las ?ltimas cartas para sostener a su esposa y a sus tres hijos. ?Ella trabajaba en el mercado, pero, como tenemos a una tierna de un a?, est?cuid?dola y ya no trabaja?.

    Los migrantes como Reynaldo buscan los locales a una cuadra de la catedral que sirven como estaciones de buses y empiezan su recorrido a M?ico sin saber que sentir? el rigor de la corrupci?, que ya no es de unos pocos, sino de bandas bien organizadas.

    ?Est?peligroso por ac? pero qu?le vamos a hacer. Yo me voy a ir por El Naranjo?, agrega Reynaldo.

    De la dureza de la corrupci? y de las bandas se habla en los hogares de Tenosique o Tapachula, donde una buena cantidad de migrantes hondure?s se?la a las autoridades de Guatemala por haberles robado los pocos lempiras con que salieron.

    A pesar de ser beneficiarios del CA-4, que les permite a los miembros de los pa?es de Centroam?ica transitar por los pa?es sin visa y solo con documentos de su pa? como la c?ula o el pasaporte, los viajeros se?lan que en Guatemala las autoridades desconocen dicho tratado y cobran la ?mordida? para dejar seguir o emitir ?salvoconductos?.

    Por ese ?tr?ite?, los migrantes pagan lo que llevan en efectivo para no ser retornados.

    La delincuencia es otro motivo de pago para los hondure?s mientras se acercan a M?ico, esta vez so pena de resultar heridos o morir si no pagan las extorsiones. Los delincuentes operan en tramos determinados, especialmente los selv?icos. Detienen a sus v?timas, los amenazan con matarlos si nos les pagan, los desnudan, les quitan todas sus pertenencias y cuando obtienen lo que quieren los dejan seguir, sin zapatos, con ropa de otro y sin dinero.