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'La migración de niños es una pandemia”

  • 04 julio 2013 /

Asociación Alianza en Guatemala reporta un aumento en la trata de menores en la ruta del mojado.

    Carolina Escobar Sarti es la encargada de Asociación Alianza en Guatemala. Desde su oficina analizó para LA PRENSA la situación que afronta la niñez en su paso hacia el sueño americano. Asociación Alianza atiende a 60 menores de manera permanente al año y a unos 120 de manera temporal en áreas como protección y abrigo, psiquiatría, apoyo legal y trabajo social. Además realiza campañas de prevención en comunidades y de sensibilización de autoridades.

    -¿Cuál es la realidad de los menores migrantes?

    Antes se hablaba de menores que migraban acompañados, pero desde el 2007 se produce un nuevo fenómeno de menores no acompañados migrando por las ganas de reunificarse con sus familias, por conseguir fondos económicos y porque los países no les ofrecen la seguridad alimentaria, física, social y humana que toda persona necesita. Esto los pone en condiciones de altísima vulnerabilidad. Ha pasado mucho que los raptan a la mitad del camino y los llevan amenazados a lugares lejanos donde no tienen comunicación con nadie y son víctimas de la trata. Esto crece porque las drogas se venden una vez, pero las personas muchas; este es un fenómeno de grandes dimensiones y para mí es una pandemia.

    -¿A qué se exponen los menores?

    Antes los niños y niñas eran obligados a la mendicidad en las calles o a ser lustrabotas, a limpiar carros o a las niñas las dejaban en las fronteras prostituyéndose, ahora son secuestrados. Eso tiene mucho que ver con el crecimiento del crimen organizado y de la trata en la región. Cada día hay más historias invisibilizadas de niñas y niños esclavizados para cerca de 13 o 14 modalidades de trata, que van desde la explotación y el turismo sexual, la pornografía infantil, la mendicidad, la servidumbre forzada, el matrimonio forzado, el reclutamiento de niños y niñas en espacios del crimen organizado, el tráfico de órganos y las adopciones ilegales y podemos seguir con más.

    -¿Qué tan común es el paso de niños hondureños?

    Tenemos muchos niños migrantes de Honduras que antes tenían el riesgo de los coyotes y el físico. Ahora afrontan la trata de quienes los transportan, venden, engañan, comercian y encierran. En las áreas fronterizas estamos hablando de explotación sexual y laboral, también hay casas donde están drogados y les permiten salir a la explotación sexual pero regresan a la habitación porque ya son adictos y siguen drogándose.

    -¿Cuánto toma una recuperación de un niño víctima?

    Toma una vida limpiar lo que les pasa, pero nunca se olvida, aunque no quieren seguir siendo víctimas toda la vida a pesar de las historias de horror innombrables. Lo que más nos interesa es que abandonen esa condición de víctimas pero no siempre se logra.

    -¿Cómo se puede combatir la trata?

    No puede ser una sola persona o institución, se necesita una red y voluntad política. Los migrantes están representando capital electoral cuando son adultos pero los niños, niñas migrantes solo representan gasto a los estados. Las instituciones del Estado que deben asumir la protección social de la niñez no lo hacen y terminamos desde la sociedad civil haciendo acciones que le corresponden al Estado como el albergue, seguimiento legal a casos, incidencia en leyes y políticas públicas, así como en prevención.

    Josué Morales El Progreso, Yoro

    Llegando a San Luis Potosí, las ‘muelas’ de un tren me agarraron el pie. Fue un milagro salir de ahí aunque el tren ya iba en marcha. No me querían atender en el hospital por ser migrante. Le rogué a uno de los médicos que me llevó a hacerme la radiografía y fue entonces donde Dios hizo el milagro porque el pie empezó a tomar forma y ese mismo día me sacaron. Por una señora llegué a la Casa del Migrante en donde me recuperé y volví a caminar.

    JosÉ Rubio Choluteca

    Este sueño se diluye poco a poco porque el camino es duro. Uno piensa que lo que le dicen es mentira, pero en suelo guatemalteco los mismos policías nos quitan dinero. Ellos nos quitan los papeles y nos llevan a una oficina donde nos dicen que debemos pagar para seguir. No es justo porque Centroamérica es para todos los centroamericanos y los Presidentes deben hacer que las fronteras sean libres. En México nos tratan mejor aunque estamos ilegales.

    José Elías Caballero El Progreso, 41 años, unión libre.

    Trabajaba en construcción, como ayudante de albañil. Yo estuve ocho años en Estados Unidos y me deportaron por no tener documentos y voy otra vez porque la situación está dura en Honduras. Migración de México ya no te molesta. La idea es trabajar unos dos años y regresar. Les digo que viajen en autobús, que no viajen en el tren porque he escuchado que hay muertes y
    muchos secuestros a personas de Honduras y no es recomendable.

    Leonardo Escalante Concepción de María, 37 años, unión libre.

    Trabajaba en agricultura, sembrando maíz. La cosa está fea porque desde Guatemala nos empiezan a quitar el dinero los policías y migración. A los del autobús no nos dejaban pasar si no les dábamos 50 ó 100 quetzales. Luego pagamos una lancha que nos pasó a México y nos vinimos en combi hasta acá. Cuando uno llega trae hambre porque ya le han quitado todo y empieza a ver quién le da. Salí con 8,000 lempiras de Honduras y ya no llevo nada.

    Víctor Sánchez
    La Libertad, Comayagua

    Salí hace 10 días de Honduras. Me ha ido bien porque por la voluntad de Dios estamos vivos, pero no podemos movernos de acá porque no tenemos dinero y si nos subimos al tren arriesgamos a que nos puedan matar porque no podemos pagar la cuota. Nos quedamos sin dinero en Palenque porque tuvimos que pagar para pasar. Veníamos como cinco y pagamos como 500 pesos mexicanos para poder seguir. Voy para Tierra Blanca y cuando consigamos algo de dinero vamos a seguir en bus.